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Desafortunadamente no es el año. Allá por el mes de marzo cuando comenzaba a golpear la Covid y empezaban a suspenderse marchas, viajes y eventos, todos éramos medianamente optimistas y confiábamos en que iba a ser algo circunstancial y pasajero. Unos optaron por anularlas y dejar pasar el año y otros por la “solución” de retrasarlas al fin de verano o comienzos de otoño. Se apretaba el calendario y todo auguraba un otoño animado.
 
El tiempo ha ido pasando y la soñada “normalidad” no termina de llegar. Sea por nuestra culpa, por la situación general en la que no se termina de acertar, porque todo pasa más despacio de lo que pensábamos, o simplemente porque el virus es más guerrero, el caso es que no se han dado las condiciones para regresar a donde nos gustaría.
 
Estamos a punto de sacar un nuevo número de ZIKLO en el que teníamos pensado hablaros de ese “animado” otoño, pro según pasan las fechas estamos viendo como nos movemos al filo de las anulaciones y más contra mayores sean las dimensiones del evento.
 
Frustrante, si, necesario, probablemente también. Vivir en una continua incertidumbre afecta a todas las facetas de nuestras vidas. Organizar y programarse es casi utópico y cierto caos marca las pautas y además, de momento parece que las cosas a corto plazo no van a cambiar.
 
Vemos como algunos eventos salen adelante. Con cuentagotas, con un sinfín de medidas de seguridad, pero al menos son un paso adelante y puede que acaben indicando un camino. Porque queramos o no, nos va a tocar vivir con esto durante bastante tiempo y adaptarnos y convivir con la situación es la mejor manera de seguir hacia adelante.
 
Sirvan estas breves líneas para dar ánimos a todos los organizadores de eventos, viajes y marchas. No podemos desanimarnos, y ya sea como antes, o de otra manera, tenemos que seguir ahí. Al fin y al cabo, todos transmitimos ilusión y si también perdemos eso, todo pierde sentido.
 
Viajando con ZIKLO. Foto: Andoni Epelde