Autor: jon

 

Ya se van acercando las fechas de muchos los viajes de nuestra temporada. Em muchos de los todavía tenemos plazas. Si cualquiera de ellos os tienta no os quedéis con las ganas de preguntar y ver las diferentes opciones que tenemos en cada uno de ellos:

  • Descuentos
  • Promos para grupos a partir de 4
  • Alquiler de bicicletas
  • Transporte de equipajes y bicicletas
  • Recogidas en aeropuertos diferentes
  • Plan a la carta, cada etapa a tu medida

Cada año solemos ir cambiando destinos y lo normal es que buena parte de los de este año cambien el año próximo

 

16 al 21 de abril.

FLANDES y las grandes clásicas

https://www.ziklo.es/events/clasicas/

Os podemos llevar las bicis y equipajes desde IRÚN. Si no queréis llevar vuestra bici, disponemos de un servicio de alquiler.

Los interesados podéis consultarnos planes de viaje, promociones, descuentos…os lo queremos poner fácil y tentador.

 

11 y 12 de mayo

Escapada LOZOYA (Sierra Norte y Sierra Guadarrama) Marcha Madrid 7 Picos

https://www.ziklo.es/events/lozoya24-2/

El precio incluye la inscripción en la Marcha MADRID 7 PICOS

Os llevamos desde el hotel a la salida y al final os recogemos

En la segunda etapa, la Sierra de Guadarrama (Canencia-Morcuera-Navafría) se lleva el protagonismo.

Alojamiento em el HOTEL CICLOLODGE de Lozoya donde el domingo tendremos después de la etapa una Barbacoa.

 

18 y 19 mayo

Escapada ESPINOSA DE LOS MONTEROS (Burgos)

https://www.ziklo.es/events/espinosa24/

Si no conoces esta zona es el momento, estamos seguros de que te va a gustar. No queremos perdernos ninguno de sus rincones y puertos: Estacas de Trueba, Portillo de Lunada, Portillo de La Sía, Picón Blanco, Collao Espina/Los Machucos, La Gamonal.

Ya quedan muy pocas plazas

 

14 al 21 de julio

DOLOMITAS 2024

https://www.ziklo.es/events/dolomitas-2024/

Viajar a DOLOMITAS es cumplir un sueño, un viaje que marca un antes y un después, por eso, en este viaje solemos poner todo nuestro cariño.

 

30 julio a 4 agosto

PIRINEOS Saint Lary/Irún

https://www.ziklo.es/events/pirineos24/

Desde Saint Lary hasta Hendaya/Irún en 4 intensas etapas que nos llevaran a recorrer la que para muchos es la zona más espectacular y salvaje de Pirineos. Un pequeño desafío ante el que no hay que asustarse ya que todas las etapas ofrecen escapatorias. Disponemos un plan B que permitirá reducir kilometraje y desnivel sin necesidad de montarse en las furgos. Para eso nacieron los atajos, je, je…

 

18 al 22 septiembre

RAK/IRATI PIRINEOS

https://www.ziklo.es/events/ruta-de-los-akelarres-24/

Dispondremos de un plan de 4 etapas pero como en ediciones anteriores daremos opciones de 1, 2, 3 y 4 etapas. El sábado día 21 será el día RAK, la X Ruta de los Akelarres.

Este año rompemos moldes. Cambiamos el recorrido del RAK, nos vamos a Bagargi, conoceremos nuevas vertientes de Munhoa y Elorrieta. Territorio salvaje pero para disfrutarlo como amigos. El ambiente y buen rollo siempre ha sido clave en este stage y este año nos esperan algunas sorpresillas.

 

6 al 13 octubre

OTOÑO ANDALUZ: Alpujarras (Granada y Almería)

https://www.ziklo.es/events/otono-andaluz-alpujarras-granada-y-almeria/

La ALPUJARRA, nos espera, tanto la granadina como la almeriense. Territorio para sorprender y ante todo disfrutar. Estamos a finales de temporada, la filosofía cambia, pero siguen las ganas de bici y el recorrido que os tenemos preparado seguro que contribuye a ello.

Consultar los planes para grupo.

 

26 octubre a 3 de noviembre

Nos vamos a MARRUECOS. El gravel será el protagonista y la cordillera Atlas testigo de nuestras andanzas.

Un viaje en el que contaremos con un equipo de apoyo local, gente que conoce a la perfección su tierra y sus gentes, y que están acostumbrados a trabajar con grupos ciclistas.

Conoceremos el lado más turístico, pero, daremos un paso más, y nos acercaremos a lugares tranquilos, pequeños pueblos dónde tendremos la oportunidad de conocer a sus gentes, e incluso compartiremos charlas y mesa con ellos.

Y de momento hasta aquí podemos hablar. El día 20 de abril lanzamos el viaje.

 

Los interesados en cualquiera de los temas que os comentamos, podéis escribir a info@ziklo.es

Leer Más

La más fácil de acabar, la más difícil de ganar

 

El titular no es nuestro, es de Imanol Erviti, y cuando le pedimos para una entrevista una frase que resumiera cada uno de los Monumentos, nos dijo esta respecto a la Milán-San Remo.

No puedo estar más de acuerdo. Es la más larga de las cinco, pues roza y a veces sobrepasa los 300 km. Es también la que menos complejidad tiene. Desnivel no, porque la París-Roubaix asciende aún menos metros que la Classicissima, sobrenombre con la que también se la conoce. Pero lo de Roubaix es harina de otro costal que luego comentaremos.

El trazado es lo más directo posible y la distancia de que consta la prueba es la distancia real que hay entre las localidades de inicio y final, sin complicaciones orográficas ni rodeos añadidos. Durante muchos años la única subida reseñable fue el passo Turchino, ascensión que hay que pasar necesariamente para luego bajar a la costa. Muy lejos de meta, a casi 150 km, era suficiente junto con la distancia para romper la carrera. A medida que las fuerzas de los ciclistas se fueron igualando y el ciclismo se fue profesionalizando, la organización se vio obligada a endurecer el recorrido en aras de hacer la prueba más selectiva. Es así como en 1960 se incluye el Poggio de San Remo muy cerca de meta. En 1982 se incluyó también la Cipressa, algo más larga y dura que el Poggio, pero situada a mayor distancia. Forzados por el exceso de llegadas masivas de principios del siglo XXI, la organización incluyó en 2008 la cota de Le Manie, mucho más dura que Cipressa y Poggio pero muy lejos de meta, a casi 100 km del final. Dicha cota estuvo presente durante varios años, pero en 2014 la organización la eliminó porque no tenía relevancia en la prueba.

A día de hoy, la carrera resulta bastante previsible hasta sus 25 km finales, incluso lo lógico es que un pelotón muy numeroso se presente agrupado al inicio del Poggio a menos de 10 km de meta. Esta ascensión no llega a los 5 km y no alcanza el 5% de pendiente media. Su dificultad viene por la distancia acumulada (se afronta con 290 km en las piernas) y la altísima velocidad a la que se asciende. Durante muchos años corredores de distinta morfología eran capaces de seleccionar la carrera en esta corta ascensión final e inclinar la balanza a su favor, ya fueran clasicómanos o gente especialista en grandes vueltas. A partir de 1997 surgió un tercer grupo de especialistas que empezó a imponer su ley. Era gente de gran velocidad, sin ser sprinters puros, capaces de no ceder mucho tiempo en el Poggio y luego bajo la ayuda de equipos muy potentes enlazaban en esos escasos kilómetros que hay en la Vía Roma. En el sprint final imponían su punta de velocidad y se llevaban la prueba.

El máximo exponente de esta táctica fue el alemán Erik Zabel que encadenó 4 triunfos en 5 años entre 1997 y 2001. El relevo lo cogieron corredores de similares características como el español Oscar Freire, incluso sprinters puros como Cipollini, Petacchi y Cavendish consiguieron también anotarse este Monumento. Hoy en día las cosas han cambiado un poco. Han vuelto a surgir corredores capaces de hacer una pequeña selección en el Poggio y llegar a la Vía Roma con escasos segundos de diferencia que han podido mantener hasta cruzar la meta. Este hecho ha revitalizado la prueba, que suele ser anodina, vista desde fuera, hasta estos kilómetros finales. Los corredores que la disputan dicen que la tensión que se vive en la costa casi a 50 km de meta es increíble, y que va aumentando conforme se acercan a los puntos calientes hasta ser casi insoportable. Subir el Poggio a día de hoy es una auténtica locura y un tremendo dolor de piernas. Los equipos de la gente rápida tratan de proteger a sus líderes, y otro tipo de corredores, sabedores de sus pocas opciones en una llegada masiva, intentan romper un pelotón que asciende esta cota final con el plato grande metido y a velocidades de vértigo que rondan los 40 km/h. Antaño se quitaba el plato grande, en la actualidad todos lo llevan metido. El descenso del Poggio es técnico y a veces la prueba se rompe bajando, como en la última edición (2021) sin ir más lejos.

Datos de la Classicissima:

La primera edición fue en el año 1907 ganada por el francés Lucien Petit-Breton, ganador del Tour de Francia ese año y el siguiente. Desde entonces únicamente se suspendió en los años 1916, 1944 y 1945 por las Guerras Mundiales. Lleva por tanto 114 ediciones disputadas hasta el año 2021. Los triunfos no están muy repartidos y solo 12 países pueden presumir de tener corredores que han triunfado en San Remo. La tabla es la siguiente:

 

MILAN SAN REMO

ITALIA

51

BELGICA

22

FRANCIA

14

ALEMANIA

7

ESPAÑA

5

PAISES BAJOS

4

IRLANDA

2

SUIZA

2

AUSTRALIA

2

REINO UNIDO

2

NORUEGA

1

POLONIA

1

ESLOVENIA                     1       

TOTAL:     114 ediciones

Por países la victoria italiana es aplastante, con 51 triunfos. Bélgica y Francia le siguen con números respetables de triunfos con muchos y diferentes corredores. Alemania tiene 7, pero no olvidemos que 4 de ellos corresponden a Zabel. Sorprende las 3 victorias de los Países Bajos. Un poco escaso teniendo en cuenta que son el 4º país en el global de Monumentos a lo largo de su historia.

Por corredores:

MERCKX

7

GIRARDENGO

6

BARTALI

4

ZABEL

4

DE VLAEMINCK

3

COPPI

3

FREIRE

3

El dominador absoluto de la prueba es Merckx con 7 triunfos conquistados entre los años 1966 y 1976. El astro belga es seguido muy de cerca por el italiano Constante Girardengo que entre los años 1917 y 1928 ganó la Classicissima en 6 ocasiones, fue segundo en 3 ediciones y tercero en otras 2: 11 podiums en total que suponen todo un récord. Téngase en cuenta que también resultó ganador en la edición de 1915, pero fue descalificado por equivocar parte del recorrido (apenas unos cientos de metros) y pese a dejar al segundo clasificado a más de 5 minutos de diferencia. Una decisión cuanto menos discutible.

 

 

Leer Más

MIGUEL MARI LASA

“Olfato de ganador”

 

MIGUEL MARI LASA. 4/11/1947. Oiartzun

Conocí en persona a Miguel Marí Lasa el pasado verano. Ambos fuimos invitados a una cena de gala, previa a la salida del Tour de Francia en Bilbao, y tuve el honor de estar sentada en la mesa junto a él. En aquella maravillosa velada, en el atrio del Museo Guggenheim, pudimos compartir algunas experiencias, pero me quede con ganas de saber más de él. Si por algo tengo predilección y nunca lo ‘he ocultado, es por esas historias de ciclismo de antes, cuando no había tantos medios ni posibilidades y la vida era mucho más dura en todos los sentidos. Sin hacer ni un ápice de menos al gran espectáculo en el que se ha convertido el ciclismo hoy en día, me sigue causando una grandísima admiración el esfuerzo y ejemplo de los ciclistas de antaño. Para comprender, valorar e incluso juzgar muchas cosas es imprescindible conocer la historia y aunque desgraciadamente nos faltan imágenes de muchos acontecimientos, en algunos casos contamos con las vivencias contadas a viva voz por los propios protagonistas. La responsabilidad y el orgullo de los que las hemos escuchado es compartirlas para que sigan vivas.

Miguel Mari me contó que montaba en bici varios días por semana, y yo le dije que había parajes preciosos por la zona de Oiartzun (Gipuzkoa), donde reside. De una manera natural nos emplazamos a una ruta en bici. Y así fue como una tarde de otoño nos dimos cita para dar un paseo en bicicleta y poder conocernos un poco más a fondo.

Previo al viaje tiré de hemeroteca y me quedé realmente impresionada al comprobar la extensa trayectoria y sobre todo la gran cantidad victorias en el palmarés de Miguel Mari. Me entretuve mirando fotografías e imaginando gestas. Ciclistas hay muchos, pero esa virtud de saber y poder rematar solo es para unos pocos. Para la ocasión me tome la licencia de invitar a mi amigo Javi Fuertes, que además de un buen amigo, es una de las personas de mi entorno cercano que más saben de historia de ciclismo. Aunque ninguno de los dos habíamos nacido cuando Miguel Mari había colgado la bicicleta, mi inquietud y el conocimiento de Javi, fueron el tándem perfecto para presentarnos en aquella reunión.

 

 

¿Cómo es tu vida ciclista hoy en día?

Ahora lo que hago es disfrutar de la bici. Le oí a Contador decir que disfrutó subiendo el Angliru y estaba echando la hiel. ¡No creo que en esos momentos se disfrute mucho! Cuando has ganado claro que se disfruta de la victoria, pero hasta llegar no. De profesional disfrutas cuando vas dominando y cuando los objetivos se van cumpliendo, pero disfrutar en el deporte profesional se hace en pocas ocasiones.

En cambio, ahora suelo salir entre semana con unos compañeros que tengo y algún domingo con un cuñado que aún trabaja. A veces salimos de aquí y otras veces desde Behobia, porque cruzando la frontera tenemos un montón de carreteritas con menos tráfico.

Siempre nos decimos, hoy vamos a salir tranquilos, pero ya sabes, te pasan ocho ciclistas y pensamos, con esos ya iremos, y ahí que vamos. Nos montamos batallitas entre nosotros y luego nos reímos. Salimos dos o tres horas y tenemos lugares donde ya nos conocen, yo no era de los de parar, pero el ciclismo ha cambiado y una paradita para tomar algo me gusta.

 

¿Sigues el ciclismo profesional?

Si. El ciclismo ahora esta bonito. Nosotros añorábamos que las incidencias dentro del pelotón no trascendieran y hoy en día se ve todo. El ciclismo además es el deporte más agradecido para la tele porque pueden verse muchos detalles. Además, ahora existe la ventaja que, aunque no veas algo en directo, cuando la “Etxeko Andre” (refiriéndose a su mujer) se va a dormir a veces me quedo a ver las etapas.

Como espectáculo, el Tour de este año ha sido fantástico pero las clásicas belgas y holandesas son tremendas. Soy admirador de Van Der Poel, y en general de los ciclistas que hacen espectáculo. Ahora hay un ramillete de buenos ciclistas, algunos para clásicas y otros para vueltas. Van Aert es otro fenómeno y Evenepoel. Vinegegaard que parecía que llegaba sin hacer ruido, pero como anda y luego está Pogacar.

 

Javi le pregunta a Miguel Mari si no ve en Pogacar algo de Merckx

¡Merckx es mucho Merckx! Estos son muy buenos pero lo que hacía Eddy Merckx no va a ser fácil de igualar. En nuestra época, nos llevaba a nosotros en preparación más de diez años. Era majo, y todavía tenemos buena amistad. Nos llamaba “vasco” a cada uno de nosotros. Nosotros, con el equipo KAS, le hacíamos daño, pero no le poníamos la puntilla, eso sí, se lo poníamos difícil.

Si lo trasladamos ahora era un poco como si Merckx fuera el Pogacar de hoy en día y el KAS fuerais el Jumbo apunta Javi.

¡Exacto! En un Giro no sé si entramos cuatro o cinco del KAS entre los diez primeros y gano él. El ganaba siempre.

 

¿Cómo era la relación entre vosotros en aquella época?

Era buena. Por la mañana al ir a firmar, solíamos estar hablando y eso que el idioma antes era francés e italiano, ahora parece que es el inglés. En las escapadas o al finalizar la etapa, también coincidíamos. En el hotel solíamos estar juntos con otros equipos y al final haces relación porque convives muchas horas. Había algunos belgas, Verbeke por ejemplo o Roger De Vlaeminck, que también corría ciclocross, con los que tenía buena relación.

 

¿Este año hemos tenido el Tour en casa, como ves el despliegue de medios que hay a diferencia de lo que tu viviste?

Me ha hecho mucha ilusión. En nuestra época éramos precarios comparando con el ciclismo actual. El tema del ciclismo es muy particular, y ver cómo van entrado empresas importantes a patrocinar el ciclismo e incluso países, es muy bueno. Ahora la cobertura de los medios es grande y esto es importante.

En Euskadi hay mucha afición. El ciclismo en general tiene muchos seguidores. La suerte que tiene el Tour es también la fecha y que todo Francia vive pendiente de lo que pasa.

 

El tema de la cobertura mediática es algo que ha cambiado mucho, da pena que no haya más imágenes de vuestras gestas.

Ahora a los ciclistas se les reconoce, la televisión da visibilidad y se les pone cara a todos. En nuestra época, los periódicos eran los que daban las noticias de deporte, pero no había apenas imágenes. Fijaros que valor tenía la prensa que una vez hablando con uno acerca de la carrera le conté lo que había pasado y me decía, ¡A mí no me engañas que he leído el periódico y no ponía eso! ¡Y me lo decía a mí que lo había vivido!

 

Vamos a los comienzos ¿Cómo fueron tus comienzos en el ciclismo?

Mi hermano José Manuel me lleva nueve años. Él era ciclista y era muy bueno. Ganaba un montón de carreras y todos los fines de semanas venía a casa con trofeos. Primero de amateur, después fue olímpico y llego a profesional.

Nosotros para ir a la escuela teníamos dos kilómetros del caserío al casco urbano. Más tarde estudie en Rentería que está a unos cinco. Saqué el título de Maestro industrial en la rama de electricidad en San Sebastián. Entonces había autobuses, pero solía ir en bicicleta. A San Sebastián hay quince kilómetros e iba mañana y tarde porque volvía a comer a casa.

Los amigos cuando salíamos en bicicleta ya me decían que tenía que correr, pero mi padre no quería, decía que ya valía de deporte. Había que estudiar y ayudar con el trabajo del caserío. Yo iba bien en los estudios y acabe maestría. Un día, Jaime Ugarte que estaba en la Federación, y organizaba una carrera, me dio un culote y una camiseta y me invitó a correr en Legorreta. Le dije a mi madre “gaur kikerra egindo dut” (hoy voy a hacer pellas a clase) y fui. Estábamos ya terminando la carrera e íbamos cuatro escapados y justo delante se me cayeron dos y yo detrás de ellos, con tan mala suerte, que me rompí la clavícula. De allí fui a la clínica con Jaime y el Dr. Etxebarren, una eminencia en traumatología me vio allí medio llorando con los mocos colgando, me puso un vendaje en ocho y a casa. Llegamos a casa y abrió la puerta mi padre, que era un tiarrón de 1,85 de altura. Jaime le contó que me había caído y mi padre le contestó que quien me había dado permiso para ir a correr ninguna carrera. Jaime me dijo que había pasado uno de los peores momentos de su vida, así que después de aquello os podéis imaginar lo que costó volver a empezar a correr…

En aquellos momentos no se veía el deporte como una manera de vida. Ahora quizás es diferente. Es totalmente compatible estudiar y hacer deporte. Hay chavales que con dieciséis años ya están casi debutando en profesionales y hay tiempo también más adelante, puede también salir uno con veintidós años bueno.

Yo seguí dale que te dale insistiendo a mi padre, “sega pikatu” (afilar la guadaña) y le decía: “Aita, que ya he terminado los estudios y quiero probar, aunque sea solo un año” y al final me dejó. Empecé como independiente y más adelante pasé al FAGOR amateur.

Tuve que ir a Barcelona a trabajar con la empresa Seat durante quince días y me llevé la bici. Había una vuelta de chavales en Tarragona y antes de volver a casa me fui en bici desde Barcelona a Tarragona. Juanjo Arratibel me llevo la ropa de ciclista desde casa. ¡Casi gano! Tuve una avería mecánica, pero estaba para disputar la carrera. Una vez vine de allí ya empecé a correr más de continuo.

 

¿Cuáles eran tus cualidades como corredor?

Yo creo que era para los contrarios un rival incómodo. Los miraba, e intuía lo que tenía que hacer. En aquella primera carrera que os he contado, sabía que había un tal Jose Maria Eceiza que ganaba carreras y yo llegue buscándole desde el primer momento. Era muy observador, hábil en la bicicleta, siempre buscaba la buena rueda o el momento para hacer daño. Ya hubo algún periodista que escribió que tenía más inteligencia que motor. Tienes que ser vivo en el ciclismo. También era sufridor y sabia rematar en grupos pequeños. Pasaba bien la montaña y tenía buena punta de velocidad para los finales.

 

Comienzas como amateur donde obtienes buenos resultados

Estuve un año amateur y comencé a destacar. Fui con la selección española a la Olimpiada de 1968 en México. Ahora, viéndolo con la distancia, lo valoro más. Corrimos con la selección en algunos países de Europa algunas pruebas preolímpicas. En México éramos muy admirados, ¡la madre patria! Recuerdo que bajamos del avión y había cantidad de gente con recortes de periódicos pidiéndonos autógrafos.

 

¿Cómo fueron aquellas primeras experiencias en el campo internacional con la selección española?

Estábamos en una nube, no veíamos nada que no fuera bicicleta, ¡con las ganas que tenía yo de ciclismo! ¡Yo he sido muy feliz en bicicleta!

 

¿Y qué recuerdas de los compañeros?

De los de aquí tenía un buen amigo, Luis Zubero. Hemos sido uña y carne, todavía somos muy grandes amigos.

 

¿Os exigían mucho?

Si, era muy duro. Yo creo que allí en México la preparación nos pasó factura. Después de los juegos, eran los Campeonatos del Mundo en Uruguay y no nos llevaron por la mala actuación. El trato personal era bueno. El masajista de la Federación, Jordi Roca, fue el que luego me llevó a mi durante muchos años. Aquí no teníamos a nadie y yo confié en él. Me mandaba por carta lo que tenía que hacer y yo le decía como me sentía. Con el lleve una preparación que aquí no llevaba nadie. Tenía un cuaderno con los datos que me pedía, de peso y frecuencia cardíaca que iba controlando a la mañana, después de entrenar y a las dos o tres horas. En base de aquellos datos me decía si podía machacar más o iba bien o necesitaba descanso. Media la frecuencia cardíaca a huevo porque no había pulsómetros y todas esas cosas.

 

¿En cuanto a la alimentación también os daban alguna pauta?

Yo siempre he comido bien y de todo, entonces no se prestaba tanta atención a esto.

,

Entonces pasas a profesional.

Mi primer equipo fue Pepsi Cola donde coincidí con mi hermano que ya era veterano. Me quería el KAS pero era un equipo tan fuerte que un chaval no iba a tener opción de hacer mucho. Gane dos carreras, Ordizia y Campeonato de España de neoprofesionales. En Semana Catalana hice sexto al inicio de temporada y después una vuelta España buena. Era mi primer año y con veinte años hice el 21 de la general con algunos buenos puestos en algunas etapas. En el 1970 fiché con el equipo Casera y ahí ya con año de experiencia fui como líder. Ya asomé la cabeza con los grandes y logré algunas etapas, una en el Giro de Italia en Loreto.

 

Allí años después ganó Rominger, en una llegada en repecho a un Monasterio, y el ultimo en vencer ha sido Mathieu Van de Poel en una Tirreno Adriático recuerda Javi ¡Una etapa en el Giro de Italia! Exclamo yo ¿Cómo te tomaste aquello Miguel Mari?

Aquello me dio fuerza y más valor, sobre todo con aquellos que han confiado en ti. Yo en La Casera ya iba de líder, pero el resto ya empezaba a verte de otra manera

 

Aprovechando que a la conversación se unió Pili, la mujer de Miguel Mari, me tome la licencia de preguntarle cómo fueron aquellos años para ella y de esta manera incluirla también en la conversación.

Estuvimos tres o cuatro años de novios y vamos a hacer cincuenta años de casados. Solía viajar con mi hermano que también era muy aficionado al ciclismo a ver algunas carreras. Con Mariví, la mujer de Luis Zubero, éramos intimas y también viajábamos mucho juntas. Nos llevábamos muy bien las dos parejas. Los directores de antes eran un poco carcas y no podíamos estar mucho con ellos, pero nosotras nos arreglábamos bien.

He tenido a los dos hijos sin él, compartía con nosotros Pili. ¡Le conocí al hijo mayor a los dieciocho días de nacer! recuerda Miguel Mari. Este año Van Aert dijo que dejaba el Tour si su hijo nacía, pero en aquellos tiempos era impensable algo así.

 

¿Después de La Casera como siguió tu evolución?

Tras un año en La Casera iba a comenzar un nuevo proyecto con Orbea pero no llegaba pasta y se deshizo, así que pase a KAS. Ya no me importo ir allí porque ya estaba al nivel de los mejores y aún y todo tuve problemas porque era un equipo plagado de figuras. Para dirigir aquello hacía falta carácter y al director quizás le faltase un poco.

En la Vuelta España del 1974 que ganó Tarangu iba yo de líder. Íbamos disputando la carrera y llegábamos a Formigal. En el Kas íbamos controlando la carrera y hubo una escapada con José Manuel Fuente y Pepe Grande. Nosotros tranquilos, pero ya iban a un minuto, y después dos minutos. Voy a donde el director y le comento, oye, que este se va, refiriéndome a Tarangu y me decía, este mañana cogerá una pájara y nada, porque en aquel momento José Manuel no era lo que fue luego. Termino la vuelta y con aquellos dos minutos gano él y yo hice segundo. Siento que me falta esa vuelta

 

Aquello debió de ser duro para ti…

Entré al equipo con una ficha importante para la época y esas cosas generan tirantez. Tarangu tras aquella vuelta se asentó y luego fue un gran corredor. Yo no fallé, hice una buena vuelta, pero no podía atacar a un compañero.  Después de aquella Vuelta, he hecho otra vez segundo, dos terceros, cuartos y etapas, pero en el historial me ha faltado esa victoria.

Eras un Valverde de la época Miguel Mari, exclama Javi. Que no pasa delante la gran montaña, pero se defiende muy bien en la Vuelta España.

¡Para ganar seis o siete carreras al año ya hacía! contesta Lasa.

 

Lo cierto es que, repasando tu palmarés, tienes muchísimas victorias en categoría profesional

En grupos de ocho o diez ciclistas sino había un puro velocista siempre tenía opciones y etapas con todo el pelotón también he ganado alguna.  En el Giro gané en una recta con todo el pelotón en Forte di Marmi, iban allí todos los sprinters, salí por una esquina y gané. En el Tour de Francia gané en Bélgica y también en Biarritz.

Firmé para tres años en el KAS y renové un año más hasta el 1975.

 

¿En cuanto a los salarios como eran en aquella época?

La gama alta ya ganaba un dinero comparando con un sueldo medio.  Yo quería darle a la madre, pero mi aita no quería. En el 1974 me casé y tuvimos a Gari en 1976.

 

¿Del KAS a Italia?

Me gustaba de Italia la disciplina que había y la estructura que tenían los equipos. Llevaban a los ciclistas más mimados. Después estaban los tifossi. Yo había ganado en Italia y era el vasco Lasa. El SCIC-FIAT era un equipo majo y me hacía ilusión correr en Italia. Pili añade a la conversación que aún hay aficionados que le escriben a Miguel Mari.

 

Recién casados y estuvisteis unos años a distancia

Cuando había carreras igual estaba un mes en Italia. Allí tenía la casa del director y cuando tenía ocho o diez días sin carreras venía a casa. En el 1976 corrimos Tirreno Adriático y tras aquello era la Milán San Remo. Estábamos esperando al primer hijo, le llamaba a Pili, pero tampoco me atrevía a decir que iba a ser padre. Gari nació la víspera de la Milán San Remo. Al acabar la carrera, ducharnos, cambiarnos de ropa, vestirnos de paisano y al autobús y de allí a la semana catalana. Conocí a Gari con 16 o 18 días. Ya me habían enseñado alguna foto, pero fue mucha alegría. Mi otro hijo, Gaizka, nació seis años más tarde cuando ya había dejado de competir.

 

Corristeis muchas clásicas también en aquellos años ¿Que nos cuentas de los monumentos del ciclismo?

Corrimos Milán-San Remo, Paris-Roubaix, Lieja, Flecha Valona. Milán-San Remo es la más fácil y la más difícil, es fácil de hacer porque no tiene dificultad, pero es tan difícil, porque después de seis o siete horas… Es una carrera bonita, hasta Génova se llega a mil por hora y yo creo que a nosotros nos faltaba un poco el fondo para el final. Roubaix bien, yo iba mentalizado. Es un terreno donde me defendía, pero en el infierno empezaba la verdadera batalla y pinche, pero te puedes imaginar el coche donde venía así que me paré y un compañero me dejó la rueda y acabar, acabé. Es una carrera bonita, pero tienes que estar muy preparado y tener fortuna.

 

¿Qué medida de cubiertas llevabais? pregunta Javi

21 o 22. Ahora los ciclistas en esas clásicas llevan 28.

 

Yo muchas veces pienso en la dureza de los inviernos con el material de aquella época. ¿Cómo lo recuerdas?

Yo no miraba al tiempo si llovía o no. Cuando tenía que entrenar tenía una capa gigante de guardia civil y me la ponía por encima del manillar. Recuerdo que solía hacerse un charco entre el manillar y yo de agua, y recuerdo una vez que hasta bebí de allí. Ahora la gente viaja a Canarias o al Mediterráneo a entrenar en invierno, pero nosotros estábamos aquí. Mi hermano tenía un hotel en Moraira y los últimos años si fui allí.

Recuerdo otra vez en Francia que había un río que inundó una carretera y allí pase levantando los pies hasta que el agua casi llegaba al sillín. Compitiendo me iba bien el agua por eso andaba mejor en la Vuelta España que era en primavera.

En realidad, nunca me prepare para correr en Tour, mi objetivo era siempre la Vuelta y en el Giro también solíamos andar bien sobre todo al principio porque el final tenía mucha dureza, el Stelvio, Tre Cime… Yo iba con Paco Galdós cuando hizo segundo en el Stelvio. Le animaban a Bertoglio como locos, yo subía el Stelvio a buena distancia de ellos pero podía oír a la afición.

 

¿Recuerdas llegar a las Grandes Vueltas bien preparado?

Sí, solía saber cuántos kilómetros necesitaba para estar bien de forma y procuraba de un año para otro tener referencias. Aún conservo todo anotado. Ahora que se habla de varios picos de forma, yo no sé si están acertando.  Yo nunca he tenido dos picos en una temporada y les pregunté un día a unos remeros a ver cuántos picos les daban a los chavales y me contestaron que con uno ya basta. El cuerpo no es tan mecánico.

 

Del SCIC pasaste al equipo Teka

En Italia la preparación era muy diferente y no encontré ese momento álgido. Aquellos entrenaban muchísimo más que nosotros aquí y yo creo que se me pasó la forma. Gane una etapa en el Tour con ellos y allí me vino Santiago Revuelta y me ofreció lo de Teka.

Con Teka respondí bien, recuerdo una Vuelta España que gano Freddy Maertens (Equipo Flandria) arrasando. Aquellos eran como ahora el Jumbo actual y ganaron 13 o 14 etapas y yo fui segundo. El ultimo día además ganamos al KAS por equipos. Cambiaron la llegada a San Sebastian por Miranda de Ebro. Acercándonos a meta me di cuenta de que el viento venía de cara pero había un giro a la derecha. El equipo Flandria dominaba con Pollentier, De Meyer y Freddy Maertens, nos sacaban los ojos al resto. Estaba Klaus-Peter Thaler en el Teka conmigo y en la meta ganó Maertens pero como entramos dos compañeros delante ganamos por equipos.

Estuve dos años en el equipo. Otro recuerdo memorable fue la etapa que gané en el Tour en 1978 en Biarritz porque lo hice como por arte de magia. Salíamos de Bordeaux todo llano hasta meta y yo quería ganar una etapa, además, esta era llegando a casa. Estuve pensando a ver cómo podría ganar al pelotón, yo esprintaba, pero en grupos grandes siempre es más difícil. Estaba Jan Raas (Ti-Raleigh) que buscaba también la victoria de etapa y aún no la había conseguido y me puse a su rueda. La llegada era en un hipódromo donde corrían los caballos sobre tierra y ahí mismo habíamos llegado ese mismo año en la Vuelta al País Vasco. Iba a rueda de Raas al que le llevaba su equipo a tope, el arrancó con todo el desarrollo pero se le hicieron largos los últimos cien metros, le pude pasar y gané. Estaba allí la familia. Que ganara un equipo como el Teka una etapa en el Tour de Francia fue algo muy grande.

Más que la victoria en sí, la verdadera satisfacción fue que me saliera lo que había pensado la noche anterior.

 

¿Entonces, dirías que las victorias se sueñas o surgen?

Las victorias se trabajan y se estudian. Es importante estudiar a los demás. Si tengo que disputar contigo una prueba, tengo que conocerte, saber dónde tienes el punto débil, tener en cuenta tu habilidad.

 

Pili: Yo estaba allí y me dijeron que había ganado. Había mucha gente conocida y amistades allí.

 

¿Ese olfato aun lo conservas hoy en día cuando ves carreras? pregunta Javi

Si, a veces hablo solo y les critico a muchos porque hay cosas que veo claras.

 

Finalizaste la carrera en el equipo ZOR con Mínguez con toda la veteranía que habías cosechado años atrás.

Miguel Mínguez fue el mejor, leía muy bien la carrera y te hablaba claro y natural. Cuando hay uno que tiene el mando los demás no pueden sacar la cabeza. Cuando el que manda no ejerce, si hay algunos gallos que le pueden, surgen los problemas. Mínguez decidía.

Ganamos muchas carreras, Faustino Rupérez ganó La Vuelta. El último día en la Sierra de Madrid llegábamos a Segovia y a medio puerto yo me aparto después de hacer mi trabajo y se quedan allí delante los que estaban disputando. De pronto me viene Mínguez y me dice que se ha quedado Rupérez, había poca diferencia y yo que ya había hecho mi labor, no sé ni cómo, arranco y llego a su altura, le cojo del hombro y le digo ¡pero tú que haces aquí, ahora tienes que morir! Le anime y le lleve a rueda hasta que pillamos a los de delante, coronamos y a meta. Mínguez cuando llegó no le abrazó a Rupérez vino a mí y me dijo, ¡viejo! Le salvamos.

 

¿Como fue para ti ese cambio de rol? Un ciclista como tú que había vivido el liderazgo, pasar a hacer una labor de equipo.

La ley natural dice que cuando uno tiene 21 años tienes más chispa, genio capacidad… Con 31 años yo ya estaba en otro momento. Tenía buen nivel y disfrute mucho. Para los compañeros a veces era la salvación.

 

¿Cuándo llegó el momento de dejar el ciclismo como lo viviste?

Fue natural. Fue una decisión propia. Ese último año gané una etapa en el Giro y otra en La Vuelta. Yo veía que a más no iba a ir y no quería tampoco arrastrarme. Me quedé en paz, tranquilo en lo deportivo pero reconozco que con pena. Dejé el ciclismo en 1981 y por ponerte un ejemplo yo ganaba 10 y otro corredor 6. En dos años entró la televisión a retransmitir las carreras y el que antes ganaba 6 paso a ganar 50.

 

¿Qué es lo mejor y lo peor que te ha dado el ciclismo?

He tenido algunos percances pero del ciclismo me ha quedado todo bueno. Si que es cierto que me quedó la espina de ganar una Vuelta a España. Creo que como ciclista me faltó un poco carácter, pero he disfrutado mucho, he ganado muchas carreras y he tenido esa suerte de conseguir victorias todas las temporadas.

 

¿Y una vez de dejar la bici?

Dejé la bici en el 1981 y Gaizka, mi segundo hijo nació en el 1982. Pude vivirlo de otra manera. Al dejar la bici me dediqué a otras cosas. En el año 91 me llamó un equipo que se llamaba Wigarma porque se había quedado sin director para dirigir la Vuelta España, pero era seguir en lo mismo, todo el día fuera de casa, y dije que no. En nuestra época no podías vivir de las rentas e hice diferentes cosas. Me metí primero en lo que es Etxeondo ahora, después montamos un almacén de bicicletas, puse una tienda, tuve mi marca de bicicletas y hasta jubilarme estuve como comercial.

 

Con los medios has tenido siempre muy buena relación

He estado muchas Vueltas a España haciendo radio. Empecé con Tito Irazusta. En EITB también he estado.

 

No todos los ciclistas terminan su vida deportiva en lo más alto. Tienes toda una vida de recuerdos ¿Cómo es tu vida ahora?

Yo del deporte he salido bien. Si es cierto que no puedes comparar los sueldos de los 70 a los de los 80 pero quedé satisfecho. Ahora vivo tranquilo, de abuelo, con un título nuevo, los “yaques”, ¿no lo conoces?, nos pregunta… ya que no tienes nada que hacer, haces esto, o lo otro. Es un buen momento para disfrutar de la familia y también de la bici.

 

Por Ziortza Villa

Colabora: Javi Fuertes

Fotos: Andoni Epelde y Archivos MML

 

 

Leer Más

 

A pesar de que todos nos hayamos vuelto un poco escépticos, en la vida los reconocimientos morales valen mucho. Se van perdiendo valores que nos hablan de motivación y de tratar de hacer bien las cosas. Para nosotros siguen siendo claves y por eso, premios como este nos alegran de una manera especial.

La Oficina de Turismo de Chequia presentaba hace unos días su nueva línea de comunicación para 2024 y 2025. El Turismo Activo, enfocado como una actividad placentera y de bienestar, es el eje principal.

Durante el evento, el embajador de Chequia en España, Libor Sečka, y la Directora de Turismo de Chequia, Markéta Lehečková, entregaron los PremiosCZ que reconocen la labor de los medios y periodistas que más han destacado durante el año 2023. En esta ocasión se ha reconocido la cobertura de Chequia en Viajes National Geographic, Revista Ziklo, Revista Sobremesa y Programa Chiloé (EITB), y a Óscar Checa Algarra, por sus publicaciones e intervenciones en Hola Viajes y RNE.

Buen subidón!!! Como casi siempre fuera te dan lo que no ven en casa, pero eso es otra historia.

Fue un reportaje que publicamos en la revista ZIKLO y el verdadero mérito de este premio hay que dárselo a SERGIO RODRIGUEZ. Sergio es una de esas personas con las que da gusto trabajar, que siempre suma. Gracias Sergio

Pues nada, un buen golpe de motivación y a tratar de seguir haciendo las cosas lo mejor posible.

Gracias Chequia, fuisteis unos anfitriones perfectos y esto nos puso todo mucho más fácil. Volveremos…

Leer Más

Historia, batallas, héroes… Flandes no solo respira ciclismo, es ciclismo y hablar del Tour de Flandes o de las grandes clásicas flamencas es hacerlo de muchos de los grandes momentos del ciclismo.

Acercarse para “disfrutar y sufrir” tramos tan famosos como Oude Kvaremont, Kapelmuur, Patterberg, Koppenberg, Mollenberg, Kemmelberg, Bobsberg… nos obligará a exigirnos para superarlos pero seguro que también hará que nos emocionemos.

Flandes se apasiona por el ciclismo. Ese amor lo expresan cada primavera, con las grandes clásicas como protagonistas, pero se respira en cualquier época del año.

Sus paisajes ondulados, sus duras cotas y sus imponentes adoquines, son un escenario único.

 

KEMMELBERG

Os presentamos dos de sus vertientes que son las que tradicionalmente se han utilizado de subida en la Gent-Wevelgem. Hace años también se solía descender por ellas, pero una caída de Jeremy Roy en 2002 puso de manifiesto el peligro de utilizar descensos empinados, adoquinados y muchas veces muy húmedos en el final de una gran carrera. Actualmente, después de coronar se toma una estrecha carretera asfaltada que nos permite descender de la colina evitando los tramos de pavé. Las dos vertientes tienen lo suyo. La oeste es más corta, un kilómetro escaso y empieza en asfalto, parece que la cima está a la vuelta de la larga curva junto al enorme cementerio, pero sorpresa, al girar nos espera una última rampa adoquinada con algún pico que llega al 21% antes de la cima en el Ossuaire, construido para honrar los restos de unos 5294 soldados franceses muertos en la lucha por la posesión de la colina. Es el mayor monumento militar francés fuera de Francia. La otra vertiente va ascendiendo desde Kemmel y no será hasta falta de unos 700 metros cuando tomamos un desvío y empieza el adoquín, cuando se pone muy exigente. Los últimos 200 metros suaviza y se atraviesa un bosque precioso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

KAPELMUUR

El legendaria «Muur van Geraardsbergen» (Muro de Grammont) te lleva a la cima a 110 metros de altura del Oudenberg. La subida, de 1,12 km de longitud, tiene una pendiente media y máxima del 8,04% y 19% respectivamente. Durante décadas, De Muur fue la penúltima y decisiva subida de la Ronde. También otras carreras como los Tres Días de Panne, Omloop Het Nieuwsblad y BinckBank Tour utilizan la colina para hacer la selección de favoritos. Como consejo recomendamos visitar la capilla del neobarroco de la cima de la Kapelmuur. Hay una antigua anécdota humorística en Geraadsbergen, y es que históricamente sólo hay tres muros famosos en el mundo: el de Berlín, la de China y la suya. Es una cota de las de repetir, ya que hay muchas tentaciones para hacerlo. Empezamos por ese momento tan especial en que se ve la capilla, o el tramo más duro del bosque para rendir un poético homenaje a Eddy Merckx. Y podríamos seguir por hacerlo junto al Bar Gidon, en la Plaza del Mercado, repleta de maillots y autógrafos de corredores, o en la sede del club de fans de Remco Evenepoel.

 

 

BOBSBERG

Esta cota se conoce como la «Colina de Edwig Van Hooydonck» desde que el famoso ciclista flamenco hizo allí dos veces, 1989 y 1991 su “ataque ganador” en la Ronde van Vlaanderen. El Bosberg es ahora la última subida de la rediseñada Omloop het Nieuwsblad, y aparece tres veces en la etapa final del BinckBank Tour.

Se trata de una subida bastante rectilínea y boscosa entre las Ardenas flamencas y el Pajottenland, entre Geraardsbergen y Galmaarden. La primera parte es de asfalto y la zona más exigente del final, de pavé. No tiene nada de particular pero habitualmente se hace después de Kapelmuur y un descuido puede suponer una sorpresa.

 

 

KLUISBERG

El Kluisberg se puede subir desde diferentes lugares, quizás la de Bergstraat, sería la clásica, pero hemos preferido acercaros la subida desde Ruien que ha formado parte del recorrido del Tour de Flandes en 11 ocasiones. Hasta la década de 1960 se trataba de una amplia carretera adoquinada, tras lo cual pasó a estar pavimentada. Otras carreras, como la Dwars door Vlaanderen, la E3 Prijs y la Kuurne-Bruselas-Kuurne, también suelen incluir esta subida en su recorrido, al igual que el Tour de Francia femenino a principios de la década de 2000, en el que Nicole Cooke lanzó un ataque en solitario que le valió la victoria en la segunda etapa.

 

 

MOLENBERG

El Molenberg fue durante mucho tiempo el primer punto clave de De Ronde. Allí no ibas a ganar la carrera, pero si perderla y es que desde que arrancas en el río junto al molino, la humedad, el estado de los adoquines y el cuello de botella que se producía cuando el pelotón atacaba el Molenberg, eran terribles. Peter Van Petegem, dos veces ganador, siempre decía: «Si no estás entre los 10 primeros en la entrada del Molenberg, tardarás al menos media hora en volver a estar delante». El Molenberg fue también el lugar donde Tom Boonen y Fabian Cancellara atacaron al pelotón en 2010. En aquella ocasión, Cancellara ganó el Tour de Flandes.

 

 

 

OUDE KWAREMONT

Hasta tres es el número de veces que los ciclistas han solido subir el famoso Oude Kwaremont durante la Ronde y quizás por eso sea una de las zonas de más ambiente y donde miles de aficionados se juntan en las enormes carpas que se suelen montar en la zona intermedia. El Oude Kwaremont es la subida adoquinada más larga de Flandes, con 2 km y 91 metros de desnivel. Aunque tiene una pendiente media «fácil» del 4,55%, su pendiente máxima del 11,6% se encuentra en la mitad de la subida.

 

 

PATERBERG

Se trata de una cota relativamente reciente del Tour de Flandes, ya que se construyó entre tierra de labranza en la década de 1980, por parte de un terrateniente celoso de la proximidad que tenía su amigo al Koppenberg. Cada año se lo recordaba, y no corto ni perezoso se hizo su muro, que en poco tiempo ha alcanzado una gran fama. Con una pendiente máxima del 20% y una media superior al 12%, es una de las subidas más empinadas de la zona. La cerrada curva con la que se inicia la subida requiere cuidado, los corredores llegan muy rápido para entrar delante y no es raro el año que no se ve alguna caída. Su paso suele ser estratégico, siempre muy cerca de meta y eso le da un valor añadido.

 

 

KOPPENBERG

El “Bump” (bache socavón) de Melden, es como se conoce localmente al Koppenberg, una cota que siempre trae cosas y añade suspense a la Ronde todos los años. No es de extrañar que haya sido declarado monumento nacional. El Koppenberg es también probablemente la subida más difícil de la región, ya que combina una pendiente máxima del 22% con adoquines desgastados y una superficie húmeda y resbaladiza. No hay que avergonzarse por tener que poner pie a tierra, grandes corredores ya lo han tenido que hacer y los “atascos” que se pueden montar, si el pelotón llega bastante compacto, son monumentales. Cuenta la leyenda que Walter Godefroot, dos veces ganador de De Ronde, fue el que presentó esta subida a los organizadores, pero, eso sí, sólo después de haberse retirado para no tener que subirla.

 

 

TAAIENBERG

Esta colina hace honor a su nombre. Taaienberg significa literalmente «colina dura» y la razón de este nombre quedará clara cuando asciendas sus 600 metros de adoquines. Esta era la colina favorita de Tom Boonen para poner a prueba su forma a principios de temporada, con un ataque anual en Omloop Het Nieuwsblad que le valió el nombre de «Boonenberg».

 

 

 

EIKENBERG

Con una pendiente máxima de «sólo» el 11%, el Eikenberg parece bastante sencillo sobre el papel, pero los adoquines parecen durar muchísimo tiempo de lo que indican sus 1200 metros de longitud. A medida que se asciende, hay tramos de asfalto a los lados de la carretera, lo que ofrece un breve respiro a los ciclistas en carrera. Puede que la subida a Eikenberg no sea tan conocida como el Oude Kwaremont o el Paterberg, pero desempeña un papel vital en la Omloop Het Nieuwsblad y en el Tour de Flandes.

 

 

Por Jon Beunza

Altigrafías y mapa: Javi Fuertes, Franci García, Josemi Ochoa/APM

Fotos: Andoni Epelde

Leer Más

Olvidar es dejar de recordar, o de guardar en la memoria, algo que se tenía presente, y con esta base, un tanto triste, queremos hablaros de algunos de esos puertos de montaña que por una u otra razón han caído o viven en el olvido, pero que en su día sus rampas vivieron grandes jornadas de ciclismo.

Sería imposible traer a estas páginas todos los puertos olvidados, por lo que hemos preferido acotar nuestro campo de acción para irnos hasta la provincia de HUESCA y hablaros de dos de sus cimas más representativas y un “artista invitado”. Por un lado nos iremos a la comarca de Ribagorza, a CERLER, un puerto que llegó a convertirse en un clásico en La Vuelta siendo final de etapa nada menos que en 11 ocasiones, pero la última, en el ya lejano 2007. La otra, es una joya llamada BAÑOS DE PANTICOSA, un final que suena muchas veces pero que nunca vuelve. Quizás una de las razones sea que en la zona del Valle de Tena y la Jacetania, tiene buenos competidores, pero el encanto de esta subida y la belleza del lugar, se merecen más que esas 3 vistas de la Vuelta, (dos de llegada y una de salida pero en Panticosa pueblo) y la última en el lejanísimo 1985. Finalmente os acercamos más una añoranza que una realidad y recordaremos el EMBALSE DE LLAUSET, uno de esos lugares que cuando lo conoces sabes que no lo vas a olvidar.

 

Queremos “romper el olvido” porque el paso del tiempo no perdona a nadie, y entrar en él, es un destino cruel. En más de una ocasión ya hemos comentado que hay veces que nos obsesionamos en “crear” nuevas cimas, y nos olvidamos de “cuidar” y mantener el valor de las que tenemos. Cuando hablo del olvido siempre me acuerdo de una frase de Gloria Fuertes: “Lo mejor del olvido es el recuerdo” porque tristemente hay lugares para los que el recuerdo es la única oportunidad de sentirse vivos.

Esperemos que Cerler, Baños de Panticosa o el Embalse de Llauset, al igual que otras muchas cumbres no tengan que contentarse con ser solo historia. No sabemos si La Vuelta volverá o se aventurará a conocerlos, ahí poco podemos hacer, pero sí que es misión nuestra recordarlas, visitarlas y mantenerlas vivas.

 

CERLER

Cerler es un bonito pueblo oscense que pertenece al municipio de Benasque. Con sus 1540 metros de altitud, está considerado como el de mayor altura de Pirineo aragonés y destaca por la gran afluencia de turistas tanto en invierno (esquí) como en verano (senderismo, montañismo y ciclismo)

El pueblo está dividido en dos, un casco antiguo muy cuidado y restaurado que bien merece una visita, por un lado, y otra parte formada por apartamentos y edificaciones modernas consecuencia de la cercanía de las pistas de esquí de la estación Aramon Cerler.

Hubo unos años que hablar de Cerler era hacerlo de la Vuelta a España. Hoy en día, en La Vuelta, a los Pirineos les toca compartir protagonismo con otras cordilleras, e incluso, pasar a un segundo o tercer plano. En La Vuelta a España, los Pirineos siempre fueron protagonistas estelares, una Vuelta sin Pirineos no era, ni es, lo mismo. Un guiño debe haber siempre, y no hacerlo sería un pequeño crimen, es como si el Tour prescindiese de Alpes o Pirineos. Con mayor o menor importancia siempre deben estar.

Pero vayamos a la historia de La Vuelta, a los Pirineos y a Cerler, uno de esos finales que llegó a ser clave ya que fue escenario de numerosos finales de etapa, nada menos que 11 y allí han ganado grandes figuras Como Lale Cubino en 1987, Fabio Parra en 1988, Perico Delgado en 1989, Tony Rominger en 1993 y 1994 o el Chava Jiménez en 1998. Cerler fue una apuesta firme y clave ya que entre 1987 y 1998 fue final de etapa en nada menos que 9 ocasiones. Leonardo Piepoli, fue el último ganado en su cima en el año 2007, curiosamente, el italiano también ganó allí otras tres veces en la Vuelta a Aragón (2000, 2002 y 2003).

 

En lo deportivo la subida a Cerler cuenta con 13,5 kilómetros a una media del 5,68%, si la medimos desde el cruce de Benasque. Una subida irregular, cuyo comienzo es muy exigente, con cerca de 3 kilómetros en los que la media se acerca al 9% y hay rampas que llegan al 14%.  Allí, en profesionales era donde se rompía todo y los favoritos se reducían a un selecto grupo.  Al llegar a Cerler pueblo, toca recuperar en un pequeño descanso y poco después, tras pasar el cuartel del ejército de montaña, nos espera otro tramo duro con casi 2 km al 10%. Esa era la segunda oportunidad para atacar y escaparse si se quería llegar en solitario, ya que al llegar al Mirador de Cerler, llega un nuevo descanso y desde allí hasta la cima esperan 3 kilómetros muy tranquilos. Si antes del Mirador no se había roto definitivamente el grupo de elegidos lo más probable es que les tocara esprintar, como ocurrió en más de una ocasión.

 

Podríamos recordar muchas batallas pero buscaremos un poco de “salsilla” y haremos referencia a dos ediciones que tuvieron miga. Empezamos por la Vuelta de 1989. En aquella edición, el triunfo en Cerler sería para Pedro Delgado. A pesar de haber un montón de ataques, el grupo no se rompió y llegaban al último kilómetro 5 corredores. En meta, Pedro Delgado superaba a todo un escuadrón de colombianos. Le salían por todos los lados pero a la postre el segoviano fue el más listo y el más fuerte y en un apretado final superaba a Morales, Vargas, Parra y Moncada

Pedro Delgado se llevaría finalmente la Vuelta tras una penúltima etapa con cierta polémica en Navacerrada. Parra había descolgado a Delgado y parecía que la Vuelta regresaría a Colombia, pero la aparición del ruso Ruslan Ivanov, que no era de su equipo y se puso a tirar, fue decisiva para que Pedro Delgado por algo más de 30 segundos se hiciese con la Vuelta.

 

La otra edición que queremos recordar es la de La Vuelta 1998, la de la polémica entre Olano y el Chava, que a pesar de correr en el mismo equipo estuvieron a palos todo el recorrido. Ambos corrían en el Banesto y en la sexta etapa que acababa en el Xorret del Catí, el Chava ganaba y se vestía de amarillo. Un maillot que perdería en la crono y caía en manos de Olano, pero que le dio alas para interpretar y hacer la carrera totalmente a su aire. El Chava era impredecible, un portento que nunca supo sacar todo el partido a su clase, pero que con sus actuaciones estelares sabía dejar huella y hacerse querer. En aquella Vuelta finalizaría tercero detrás de Olano y Escartín, y se llevó 4 etapas (Xorret del Catí- Pal-Cerler- Lagunas de Neila), como es de suponer todas ellas llegadas en alto.

La etapa 11 era la que les llevaba a Cerler, y fue una copia de lo sucedido el día anterior en Pal. Los Kelme al ataque para Heras o Escartín y el Chava recogiendo lo sembrado por el equipo de Alvaro Pino. Curiosamente aquel día no llegó solo y tuvo que darlo todo para batir al sprint a Heras, Escartín y Clavero.

2007 Etapa 9: Huesca – Cerler. Leonardo Piepoli

2008 Etapa 11: Andorra La Vella – Cerler. Roberto Laiseka

1998 Etapa 11: Andorra La Vella – Cerler. Jose María Jiménez

1996 Etapa 17: Sabiñánigo – Cerler. Oliverio Rincón

1994 Etapa 11: Andorra La Vella – Cerler. Tony Rominger

1993 Etapa 11: Lleida – Cerler. Tony Rominger

1991 Etapa 12: Bossost (Vall d’Aran) – Cerler. Ivan Ivanov

1990 Etapa 18: Jaca – Cerler. José Martin Farfán

1989 Etapa 12: Lleida – Cerler. Pedro Delgado

1988 Etapa 13   Jaca – Cerler. Fabio Parra

1987 Etapa 7: La Seu D’Urgell – Cerler. Laudelino Cubino

 

 

 

BAÑOS DE PANTICOSA

En pleno valle de Tena, cerca de algunas de las cumbres más altas del Pirineo oscense, se encuentra Baños de Panticosa. Lugar conocido por la belleza del Ibon de Baños, por su zona balnearia, o por ser el lugar perfecto para muchas salidas montañeras. A nosotros todo esto nos parece muy bien, pero sus argumentos crecen con los atractivos ciclistas que nos ofrece su ascensión. No es una subida dura pero que si nos va a obligar, sobre todo si la dejamos como postre a nuestra ruta. Si, porque se trata de un puerto de vertiente única y esto trasladado al ciclismo profesional implicaría ser final de etapa.

En total son 9,7 km a una media del 5,3%. Como veis, nada de otro mundo pero con casi 4 km con una media cercana al 8% que acaban haciendo pupa si nos damos caña. Un final en alto asequible pero que podría dar mucho juego en el ciclismo profesional y más teniendo en cuenta que los alrededores cuentan con terrenos más que suficiente como para preparar buenas encerronas. Una de ellas, si queremos añadirle un poco de picante, sería llegar hasta Panticosa pueblo desde Bubal por Hoz de Jaca (2,5 km al 7,5% de media de los que 1,5km superan el 10% de media).

Como veis un lugar interesante, con potencial, en una zona que vive y siente el ciclismo pero que curiosamente ha sido bastante indiferente al ciclismo profesional. Tomado como referencia la Vuelta, vemos que tan solo ha sido final en dos ocasiones (1983 y 1985) y salida en otra (1983 desde Panticosa pueblo). Desde luego un bagaje muy escaso y más siendo Pirineos y estando en la zona que está.

La primera vez que llegó La Vuelta a España a Panticosa fue el 28 de abril de 1983, si, aquella que se hizo famosa por el mano a mano entre Julián Gorospe y Bernard Hinault. Julián Gorospe lo tenía casi hecho para el feroz ataque de Bernard Hinault en Serranillos hicieron que Gorospe acabara con una tremenda pájara llegando a más de 20 minutos.

Pero vayamos a aquella etapa que curiosamente fue una crono que salía de Sabiñanigo. 38 kilómetros exigentes que marcaron buenas diferencias y en la que Marino Lejarreta dio todo un recital sacando más de 2 minutos a Bernrad Hinault. Marino Lejarreta finalizaría segundo y fue capaz de poner contra las cuerdas al mismísimo Bernard Hinault. El “caimán” se llevaría la carrera, pero el paso de Pirineos, que casi siempre era el que marcaba la carrera, le hicieron sufrir más de lo que pensaba.

Aquella edición de 1983 fue la primera cuyos finales de etapa fueron retransmitidos en directo por Televisión Española. ​ Los comentarios corrieron a cargo de Antolín García, Ángel María de Pablos y Emilio Tamargo, quien además comentaba un resumen nocturno de cada etapa. El despliegue de TVE fue un revulsivo para la popularidad de la prueba. ​

Baños de Panticosa volvió a ser final de etapa dos años después, en esta ocasión en una hoy en día impensable etapa de 253 kilómetros, pero sin apenas complicaciones hasta la subida final. En la cima se impuso el belga De Wolf, tras una “consentida” escapada que llegó con una buena minutada hasta el ascenso final…. Y volvemos a hablar de otra famosa y comentada Vuelta, Hablamos de la edición en la que Robert Millar perdía la Vuelta en la penúltima etapa después de una buena escabechina en Guadarrama. Hay muchas maneras de perder una gran ronda por etapas pero aquella fue terrible. Había demostrado ser el más fuerte, acariciaba el triunfo pero acaba viendo como una alianza de sus rivales rompe su sueño. ¿Qué ocurrió? Le falta información, no llegaban noticias de la situación de carrera, nadie colabora y se ve solo, momentos de impotencia, frustración…

Desde aquel 1985, La Vuelta siguió con sus incursiones por la zona, pero Panticosa, aunque se le espere, no ha vuelto.

 

1985 Etapa 9: Logroño – Balneario de Panticosa. Alfons de Wolf

1983 Etapa 8: Sabiñánigo – Balneario de Panticosa. Marino Lejarreta

1983 Etapa9: Panticosa – Alfajarín. Guiseppe Saronni

 

 

EMBALSE DE LLAUSET

Hemos querido añadir un puerto más a esta historia de olvidados oscenses, aunque quizás la palabra que mejor defina el puerto que os traemos es la de desconocido. Si, sabemos que muchos habéis tenido la suerte de ascenderlo, de disfrutar de su entorno inhóspito y salvaje, pero sigue siendo un desconocido para muchos y además, razones tiene para serlo.

Al Embalse de Llauset no le ha olvidado ninguna gran prueba porque nunca han llegado allí. El lugar tiene muchos argumentos a favor pero también los tiene en contra y la logística es uno de ellos. Montar una meta en la cima sería complicadísimo por no decir imposible. Quizás se podría estudiar acabar en algún punto más bajo pero me pongo en la piel de un organizador y evitar posibles problemas siempre es lo primero.

Sin embargo queremos traer a “olvidados” esta joya cicloturista por la rabia que da que nos lo pongan tan difícil. Después de hacer una carretera que llega hasta allí, que menos que mantenerla dignamente. Me comentan que actualmente la carretera es más para gravel o btt, pero en su día era una ruta de las que daba gusto hacer. Siempre había piedras, baches pero sin mayores problemas. Lo he ascendido en dos ocasiones. La primera hace ya 10 años y la recuerdo perfectamente. Estábamos en Grau haciendo un reportaje y nos recomendaron llegar hasta allí. Teníamos previsto ir hacia Vielha por lo que estaba a tiro. Dicho y hecho. Salimos hacia Castejón, y en sus proximidades subíamos el col de Fadas. Un puerto llevadero, entretenido, de buenas vistas. Coronamos y tras un pequeño descenso y cerca de 2 kilómetros de subida coronamos el Col de Espina. Rápido descenso por Lespaúles y rumbo a Vilamòs. Llegamos a la carretera que lleva a la ascensión al túnel de Vielha. Llevamos un rato jugando al gato y el ratón pasando entre Catalunya y Aragón para llegar hasta la localidad de Bono donde empieza la ascensión al túnel de Vielha más en serio. Seguimos un par de kilómetros, pero al llegar al cruce de Aneto tomamos a la izquierda y allí, una estrecha carretera, con algunos tramos en mal estado y con muchas piedras a causa de las secuelas de los derrumbamientos invernales, nos llevaría hacia una gloria que no esperábamos. El placer de lo desconocido iba alcanzar su apogeo, vaya subida, qué espectáculo.

Fuimos tomando altura. Vemos la carretera esculpida en las laderas de la montaña. Aparece la pared del embalse como colgando de la montaña, pero ninguna carretera que se le acerque. No damos crédito de que se pueda llegar hasta allí, pero paso a paso y sin parar de subir cada vez estamos más cerca. Pasamos un pequeño túnel parece que la carretera se acaba pero la boca de un nuevo túnel nos dice que esto continúa. El túnel impone, da un poco de miedo, es en subida y está ligeramente iluminado lo suficiente como para seguir. Vamos más de 1 kilómetro. Finalmente se hace la luz, ha sido algo más de 1,5 kilómetros y llegamos al embalse. Llegamos emocionados, nos sentimos unos privilegiados y probablemente en ese momento lo fuésemos.

Volví 5 años más tarde, y volví a sentir algo similar, aunque los que me acompañaban fueron los que experimentaros esa sensación tan especial que supone una primera vez. Eso sí, la carretera ya no era misma. Más piedras, más baches, más derrumbes…

Hace poco, estando en Vielha, estuvimos tentados a regresar pero nos hablaron del estado de la carretera y desistimos. En una ocasión, en una tertulia comenté esto y me tacharon de egoísta. Quizás mi pasión ciclista me pierda un poco, pero que rabia que da gastar dinero en una carretera y dejarla perder. Al final llega el momento en el que ya no la van a arreglar por el gasto que supone.

Y si soy egoísta por esta apreciación, lo debo ser en cualquier faceta de la vida porque me da una rabia terrible ver como se gastan cantidades ingentes de dinero en cosas que aparte de no utilizarse, no aportan nada y ni siquiera son de interés general.

Pero esto es otra historia, y ahora toca comentar un poco esta preciosidad de subida. El embalse de Llauset está a 2.207 metros de altitud y pertenece al municipio de Montanuy en La Ribagorza. Inicialmente, era un ibón de origen glacial que fue recrecido artificialmente en 1983. La presa tiene nada menos que 82 metros de altura

La subida podríamos decir que se inicia en la localidad de Bono con pendientes que se mantienen constantes en torno al 6%. Nos desviaremos hacia la población de Aneto y la carretera cambia totalmente. Seguimos ascendiendo y tras superar dos curvas de herradura, el trazado se cuelga del abismo en un tramo impresionante donde las vistas son inmejorables. Al paso por el paraje de Nestuí los porcentajes nos dan un breve respiro. Ahora, podemos contemplar lo que nos queda de ascensión, la pendiente se sitúa por encima del 8% y dos nuevas herraduras en una carretera nos abren una perspectiva que permite por fin divisar en lo alto la impresionante presa de Llauset. Llegamos a un pequeño collado donde se encuentran las ruinas del antiguo campamento de los obreros de la presa y un pequeño refugio junto a la fuente del Cubiello. La ascensión no nos da descanso, atravesaremos dos galerías anti-aludes antes de alcanzar un curioso cruce en curva de herradura dentro de un túnel colgado en la ladera de la montaña. 700 metros más y no nos queda otra que adentrarnos con toda la precaución posible en la «boca del infierno», ese túnel final de 1,5 km, con una tenue iluminación cada aproximadamente 100 m que nos abrirá las puertas al Paraíso. En total habrán sido 16,7 kilómetros de ascensión desde Bono con una media de casi el 7% en los que habremos ascendido 1177 metros de desnivel.

El Embalse de Llauset podría ser uno de esos lugares considerados de culto entre los cicloturistas pero para que esto ocurra alguien tendría que acordarse de él.  Un olvidado diferente, porque difícilmente podremos olvidar algo que no hemos tenido la fortuna de conocer.

Por Jon Beunza

Fotos: Andoni Epelde

Altgrafías: APM

Leer Más
Un año más, volveremos a fabricar una edición limitada de equipaciones. Vamos a tener un “maillot oficial” (blanco), que es el que entregaremos a los participantes en los viajes a Suiza y Dolomitas pero que si alguno estuviese interesado podría pedirlo.
Además, hay otro diseño de maillot (amarillo) que se fabricará para cubrir los pedidos que haya. Lo mismo pasará con los culotes que se fabricarán para cubrir los pedidos.
Las prendas están fabricadas como en años anteriores por SPIUK. Los maillots corresponden a su línea Summum mientras que, en el culote, después de la buena acogida del año pasado, hemos vuelto a apostar por la línea Max.
Los pedidos pueden hacerse hasta el 20 de marzo escribiendo a info@ziklo.es
Precios:
Maillot manga corta: 50€ Suscriptores 45€
Culote: 70€ Suscriptores 65€
Gastos de envío incluidos.
Leer Más

Vuelve el ciclismo profesional a Galicia y lo hace de la mano de la tercera edición de O Gran Camiño. Se disputará del 22 de febrero al 25 de febrero. La prueba gallega ha conseguido establecerse en el calendario europeo y vuelve a ser una de las mejores pruebas por etapas que se disputan en febrero, aunque sabemos de buena tinta que Ezequiel Mosquera suspira por que la UCI le dé una opción de fechas más tardía. Esto debería ayudar a que la meteo tenga más opciones de ser más agradable y a que el equipo organizador pueda dar a alguna de las etapas ese plus que en estas fechas resulta arriesgado.

No cambia el formato, ya que serán cuatro etapas y cada una de ellas tendrá como protagonista a una de las cuatro provincias gallegas. Tampoco cambia el territorio “comanche” que les espera a los corredores ya que el sube y baja no dará tregua. Lo único que cambia es la distribución, ya que esta edición la contrarreloj abrirá la prueba, justo lo contrario que el año pasado.

La primera etapa será una contrarreloj individual de 14,8km que se disputará en la ciudad de A Coruña y tendrá el comienzo y final en la Torre de Hércules. La contrarreloj es prácticamente llana y veremos las diferencias que podrán llegar a ser clave para la lucha por la general.

 

 

La segunda etapa se disputará en la provincia de Lugo y comenzará en Taboada y tendrá final en Chantada. Será una etapa de 151km con 3007m de desnivel. Sin duda alguna será una etapa “rompepiernas”. La segunda parte de la etapa será la mas exigente con cuatro ascensiones y la emoción estará servida hasta el final con el ultimo puerto de segunda categoría (Alto de San Pedro de Lingora) en los 10km finales.

 

La tercera etapa será la mas larga y se correrá en la provincia de Ourense. 173km entre Xinzo de Lima y Ribadavia. A priori, puede ser la etapa mas factible para que se decida en un sprint, pero la etapa cuenta con 4 ascensiones que pueden hacer que ese sprint se dispute en un grupo reducido.

 

 

La cuarta y última etapa se disputará en Pontevedra y será la que decida la clasificación general de la ronda gallega. 162km y 3421m de desnivel con salida en Ponteareas y final en alto en el Parque Natural do Monte Aloia, de 7km al 8% de media. Los últimos 60km serán los mas exigentes donde se subirán el Alto de San Cosme y doble ascensión al Monte Aloia. Sin duda alguna, la batalla estará servida.

 

 

 

Al decir que es una de las mejores pruebas por etapas que se disputan en febrero no es solo por los paisajes que disfrutaremos en estos cuatro días, es, en parte, por la participación de gran nivel que tendrá en ella. Viendo los ganadores de las dos primeras ediciones (Alejandro Valverde y Jonas Vingegaard), ya vemos que el nivel ha sido alto desde el principio, y esta tercera edición no se queda atrás. El último ganador de la prueba y doble ganador del Tour de Francia Jonas Vingeegard vuelve a abrir su calendario en tierras gallegas y sin duda alguna querrá revalidar su título.  Además, viene acompañado de un gran equipo en el que destaca Cian Uijtdebroeks. Pero tendrá grandes rivales que intentaran llevarse esta tercera edición. Ineos Grenadiers y EF Education – EasyPost llevan un bloque potente para combatir con el reinado del Team Visma – Lease a Bike en el que destacan Carlos Rodriguez y Egan Bernal (IG) y Richard Carapaz y Rigoberto Uran (EF). Otros grandes equipos lucharan por el mismo objetivo y llevan corredores con grandes opciones como: Ruben Guerreiro (MOV), que estuvo en el podio la edición anterior,  David Gaudu y Lenny Martinez (FDJ), Raul García Pierna (ARK), Pablo Castrillo e Ivan Cobo (EKF), Mikel Bizkarra (EUS), Jose Manuel Diaz (BUR), Jefferson Alveiro Cepeda (CJR), Gianluca Bambrilla (Q36.5) y Davide Piganzoli (TPK).

Nos esperan 4 días emocionantes, en los que, si el tiempo acompaña, veremos una gran batalla tanto por la general, como por los puntos UCI cada vez más cotizados.

Leer Más

Las proteínas de origen vegetal siempre han despertado interés como alternativa a las proteínas de origen animal, pero debido a que los factores fundamentales para su asimilación y obtención del beneficio nutricional (contenido de aminoácidos esenciales y digestibilidad) han sido hasta hace poco notablemente inferiores, se ha mantenido la preferencia por las proteínas de mayor calidad como las procedentes del concentrado y aislado de suero de leche. Sin embargo, en los últimos tiempos los suplementos de proteína vegetal, especialmente los derivados de guisantes (como Pisane®) y arroz, han surgido como una alternativa comparable al concentrado de suero lácteo (whey), especialmente cuando se enriquecen con aminoácidos esenciales.
VEGAN PROTEIN ha sido diseñada con el objetivo específico de alcanzar el aminograma y valor de digestibilidad de una proteína concentrada de suero lácteo (Whey). Para ello, se fusionan 3 ingredientes cuantificados que complementan y elevan el aminograma:
Proteína de arroz
• Proteína aislada de guisante (PISANE®)
• Aminoácidos esenciales procedentes de fermentación vegetal.
El método de obtención del aislado de proteína de guisante PISANE® se distingue por reducir significativamente el contenido de anti-nutrientes típicamente asociados con las proteínas vegetales. Este proceso eleva la digestibilidad a un impresionante 98%1, superando barreras digestivas comunes en proteínas vegetales.

 

 

En síntesis, las características distintivas de VEGAN PROTEIN logran equiparar el contenido de aminoácidos esenciales y Leucina al de una proteína de concentrado de suero lácteo, aproximándose a una digestibilidad del 100%, lo que respalda su eficacia. Además, se incorpora vitamina B12 obtenida por fermentación vegetal, un componente micronutricional crucial en dietas veganas debido a su déficit común.
Cada servicio de VEGAN PROTEIN aporta 25g de proteínas, de las cuales 12,72g son aminoácidos esenciales, destacando 2,629 g de Leucina. Este suplemento se disuelve fácilmente en agua, sin contener azúcares, gluten ni lactosa, y destaca por ser naturalmente bajo en colesterol, alineándose con su compromiso ambiental.
¿QUÉ VENTAJAS ADICIONALES OFRECE LA SUPLEMENTACIÓN CON VEGAN PROTEIN?
VEGAN PROTEIN se presenta como una fuente de proteína vegetal de alta calidad, enfocada hacia el favorecimiento del aumento y/o mantenimiento de la masa muscular, particularmente después de prácticas deportivas intensas, interválicas, orientadas a la explosividad, fuerza, así como deportes de resistencia propensos al daño muscular como el ciclismo.
Adicionalmente, este suplemento cuida del impacto ambiental y ético. La producción de proteínas vegetales, en general, requiere menos recursos naturales y genera menos emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la producción de proteínas animales, contribuyendo así a la sostenibilidad del medio ambiente.

Leer Más

Hoy recorreremos la magnífica Strada degli Eroi o Carretera de los Héroes, la quintaesencia de las pistas militares italianas. Esta extraordinaria ruta alpina se adentra en el abrupto Macizo de Pasubio. Un recorrido magnífico que nos llevará por lugares únicos y diferentes a todo lo que hayamos podido contemplar antes desde una bicicleta. Por favor: pasen, pedaleen y disfruten del espectáculo.

 

 

Un poco de historia

La Primera Guerra Mundial ha dejado profundas huellas en los Alpes italianos. Los macizos montañosos fueron el escenario de una lucha encarnizada, que motivó la construcción de trincheras y de nuevos trazados que sirvieron como vías de abastecimiento a los soldados. De aquella contienda, hoy podremos ver monumentos en recuerdo a los caídos prácticamente en cada localidad alpina. Asimismo, todo el entorno dolomítico tiene habilitadas numerosísimas vías ferratas, herencia de lo que fueron los accesos a pie a aquellas trincheras. No lejos de allí, el emblemático Monte Grappa, indiscutible protagonista con su doble paso en la decisiva penúltima etapa del próximo Giro d’Italia, está coronado por un enorme osario.

Otra de las señas de identidad más características de aquella contienda en los Alpes son sus magníficas strade militare. Construidas con fines exclusivamente militares, sirvieron como vías de acceso para los vehículos pesados a las guarniciones atrincheradas que protegían los pasos de montaña más accesibles. A menudo identificables por esos pequeños hitos tan característicos que marcan el borde del camino, estas extraordinarias infraestructuras constituyen uno de los alicientes indiscutibles de los Alpes italianos para los ciclistas.

Sin embargo, la Strada degli Eroi no es un ejemplo clásico de pista militar construida para acceder a la línea defensiva. Su construcción se llevó a cabo en los años 40 como acceso a los monumentos que sirven de recordatorio de los que murieron allí en la Primera Guerra Mundial. De hecho, la vía de abastecimiento construida durante la guerra es la vecina y absolutamente grandiosa Strada delle 52 Gallerie, una increíble obra de ingeniería con 52 túneles excavados en la roca y realizada en apenas 9 meses. Desgraciadamente su anchura, de apenas un metro, y la falta de protecciones ha causado numerosos accidentes de ciclistas y ha obligado a que sea prohibida para bicicletas. Se trata, sin embargo, de una ruta imprescindible para todos aquellos que también disfruten del montañismo y el senderismo.

 

 

Nuestra atractiva aproximación al Pasubio

Comencemos por el principio y viajemos al Macizo de Pasubio. Estamos en el límite entre el Trentino y la región del Veneto, no lejos de los Dolomitas, que los tenemos al norte. La zona no es fácilmente accesible, ya que no tiene autopistas cercanas. Esto quizás explica el hecho de que aún sea bastante poco frecuentada por turistas extranjeros.

La localidad de Valli del Pasubio, de unos 3000 habitantes y ubicada en el Veneto, nos sirve de punto de referencia para esta zona de alta montaña. Y es que pese a encontrarse a apenas 340 metros de altitud, tiene un impactante telón de montañas que cierra su valle por el noroeste. Hacia ese entorno tan vertical y desafiantemente hostil es justo a donde nos dirigiremos.

Para acceder desde aquí al inicio de la Strada degli Eroi, en el Passo Pian delle Fugazze, tenemos dos alternativas. La primera y la más directa es tomar la carretera nacional 46 en dirección a Rovereto. Son 11 kilómetros subiendo con bicicleta de montaña o de gravel a una media del 7,4% por una carretera nacional estrecha y sin arcén, lo que no nos resulta un plan demasiado atractivo. Sin embargo, al ser la más directa, es la que usaremos en la altimetría.

En nuestro viaje optaremos por la segunda opción, que nos lleva por pequeñas carreteras asfaltadas y muy estrechas hacia el sudoeste. Transitaremos una serie de pequeñas localidades olvidadas y con numerosas construcciones abandonadas; una visión tristemente habitual en algunos de nuestros viajes por algunas zonas rurales de Italia. Pasamos por Sturma, Offiche y Staro en una sucesión de toboganes hasta que llegamos a Casilarda. Ahí tomamos un pequeño cruce a la derecha y, tras una breve bajada, comenzamos el ascenso por una carretera también muy estrecha. Apenas 3 kilómetros después nos incorporamos a la carretera 99, por la que subiremos al Passo di Campogrosso, de 1460 metros de altitud. Se trata de un ascenso exigente, de algo más de 9 kilómetros con pendiente media cercana al 9%. La carretera es realmente muy atractiva: estrecha, con numerosas herraduras y dentro de un bosque. En definitiva, una de esas carreteras que tanto nos gustan en Ziklo.

Llegamos a la cima del puerto poco después de salir del bosque. Se trata de un entorno bastante frecuentado por senderistas y turistas locales, que suben a pasear y a comer en los restaurantes de la cima. Nos sorprende comprobar como las vertientes que bajan al otro lado del puerto no están asfaltadas, especialmente teniendo en cuenta la actividad del lugar. De hecho, la misma carretera 99 no baja por la vertiente opuesta, sino que sigue subiendo desde el puerto aún un breve tramo, aunque desde el puerto solo vemos transitarla a senderistas. La explicación la encontramos poco después: un tramo importante de esta carretera fue destruida por un enorme deslizamiento de tierra en el año 2008 y no ha sido reparada. En su lugar, se construyó en 2016 un espectacular puente tibetano peatonal de 105 metros de longitud y 35 metros de altura.  Es un puente muy estrecho, así que tenemos que ladear el manillar para poder pasar a pie con la bicicleta de montaña. Recuperamos el asfalto y bajamos rápido hasta el Passo di Pian delle Fugazze a 1163 metros de altitud, desde cuya cima arranca la esperada Strada degli Eroi.

 

Benvenuti al spettacolo

Arrancamos el recorrido de la pista de tierra con ese hormigueo en el estómago de las grandes citas. La pista es muy ancha y está en muy buen estado. No nos cruzamos con vehículos, pero sí con algunos senderistas. Ascendemos serpenteando en medio de un bosque. Podemos afirmar que estos primeros kilómetros nos decepcionan en cierta manera por su monotonía y la impaciencia de lo que está por llegar. Sin embargo, tras el sexto kilómetro la pista se vuelve más pedregosa y la pendiente aumenta notablemente. El bosque ha perdido densidad en la parte alta y comenzamos a ver las cumbres cercanas por encima del mismo.

De pronto, la sorpresa. La ladera de la montaña por la que veníamos subiendo desde que empezó la pista, está perforada a 1781 metros de altitud por un túnel, la Galleria Generale Achille d’Havet. Según avanzamos por el túnel, nos sorprende lo corto que es. Ya atisbamos un valle enorme al otro lado antes de salir de él. La grandeza del espectáculo visual que nos ofrece este nuevo valle nos deja sin palabras. Al fondo y en lo alto, vemos claramente el Rifugio Papa Achille, nuestro objetivo.

La pista, excavada en la roca, rodea la cola de este nuevo valle en un trazado muy aéreo circundando un precipicio. Los característicos hitos de las pistas militares italianas nos marcan el borde que separa la pista del abismo. La pendiente es irregular en este último tramo, pero no es nuestra principal preocupación. De hecho, intentamos pedalear pegados a la pared siempre que podemos para alejarnos del precipicio. Nuestra atención se va alternando de manera estresante entre el irregular suelo de la pista, en mantenernos alejados del barranco y en disfrutar del impresionante y cambiante espectáculo visual que tenemos ante nosotros. Se nos nota que no estamos acostumbrados a pedalear en un lugar tan aéreo y, sin duda, no apto para ciclistas inseguros y con vértigo. En este tramo aún transitaremos 3 galerías más antes de alcanzar por fin el refugio a 1928 metros de altitud. Éste está lleno de ciclistas y de senderistas.

Proseguimos el ascenso aún unos kilómetros hasta el fotogénico Arco Romano y la pequeña Chiesetta di Santa Maria sul Pasubio. Sin embargo, poco después comprobamos que no podremos llegar montados en nuestras bicicletas de montaña hasta la Cima Palon, que es el pico más alto del macizo del Pasubio con 2239 metros de altitud. Las pistas se vuelven demasiado empinadas y pedregosas incluso para una bicicleta de montaña, más adecuada, sin embargo, en este entorno que una bicicleta de gravel. Así que decidimos volver al refugio de nuevo a disfrutar del extraordinario panorama.

Tras reponer fuerzas ante aquel panorama único, nos proponemos bajar por otra pista diferente. Bajaremos primero hasta el Passo Xomo y desde ahí, continuaremos el descenso por asfalto hasta alcanzar el cruce con la carretera nacional 46, que nos conduce velozmente de vuelta a Valli del Pasubio. Salimos por tanto del Refugio Achille Papa hacia el norte por la pista que tiene el peculiar nombre de Strada degli Scarubbi o Pista de los Escarabajos. Al igual que la Strada delle 52 Gallerie, ésta también fue construida durante la Primera Guerra Mundial. Con un firme con piedras abundantes y mucho menos espectacular que la Strada degli Eroi, tiene una longitud total de 10 kilómetros hasta llegar al Passo Xomo. Descender por esta pista nos resultará algo descafeinado, sobre todo tras la experiencia que habremos vivido unas horas antes en esta inolvidable Strada degli Eroi.

Por Luis Miguel Sainz Pena

Fotos: Angel Morales, Luismi Sainz Pena, Aitor Antxústegi, Rubén Berasategui/APM

Altigrafía: Javi Fuertes, Josemi Ochoa, Angel Morales/APM

Leer Más