Ya está a punto de salir el número 28 de ZIKLO. En este número publicaremos otro de esos artículos que me gustan y que relatan experiencias y maneras de entender, si no la vida, si periodos de ella.
En ZIKLO no perdemos la buena costumbre de juntarnos de vez en cuando a hacer una pequeña etapa, casi siempre cargada de alguna que otra “trampa”, para luego comer y comenzar una larga tertulia en la que vamos dando forma a posibles contenidos de la revista.
Recordando aventuras, vimos que todos teníamos en común el haber vivido durante el pasado verano alguna experiencia especial en las que curiosamente la “soledad” colaboraba a fortalecer la experiencia vivida.
La soledad puede ser un tema difícil ya que por desgracia en muchos casos es sinónimo de ausencia, tristeza y dolor.
Pero aunque la soledad casi siempre nos lleva a pensar en algo negativo, también existe la soledad positiva.
Porque cuando la soledad es una opción de “ida y vuelta”, puede aportar mucho. Todos necesitamos “momentos íntimos”, de estar con uno mismo a gusto. Tiempo de pensar, de ordenar ideas, de reubicarte, de hacer autocrítica, pero también tiempo para valorarse. Cuando uno descubre que el mejor compañero va siempre con él es porque ha aprendido a quererse. La mejor ayuda puede estar en muchas ocasiones dentro de nosotros por lo que nunca hay que tener miedo a estar con nosotros mismos.
Fotos: A.Epelde/Ziklo