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Si la primavera fue rara, el verano lo sigue siendo. Ahora estaría en Italia en plena época de viajes, después de haber pasado por Austria, Alpes y Pirineos. Estaría cansado pero contento, trabajando en algo que me gusta y disfrutando de las montañas. No ha podido ser y no hay otra que asumirlo, sin traumas, con naturalidad, observando y tratando de sacar lo positivo de los nuevos escenarios.
Si, porque viajar es una de esas palabras que encierra positividad. Sea a 3000 km o sea a la vuelta de la esquina, “cambiar de escenario” relaja, rompe la rutina, abre la mente y alimenta el espíritu.
Cerca, lejos, exótico, tradicional, solo, en grupo…siempre hay algo a nuestra medida. Y es que si eres de los que disfrutas de la bici, es casi obligatorio tener mente viajera. Siempre hay sueños, en forma de países, cordilleras, puertos o pruebas cicloturistas.
Este año no toca ir lejos, pero es una gran ocasión para conocer lo que está cerca. Lo que importa es seguir acumulando experiencias, sentirnos vivos y mantener la ilusión.
Seguro que las agradables sorpresas se multiplican y encontramos oro a la vuelta de la esquina.
La vida se moldea cada día, y existen muchos granos que pueden valer para llenar la despensa de experiencias y buenos momentos.

Foto: A. Epelde/Ziklo