Historia, batallas, héroes… Flandes no solo respira ciclismo, es ciclismo y hablar del Tour de Flandes o de las grandes clásicas flamencas es hacerlo de muchos de los grandes momentos del ciclismo.
Acercarse para “disfrutar y sufrir” tramos tan famosos como Oude Kvaremont, Kapelmuur, Patterberg, Koppenberg, Mollenberg, Kemmelberg, Bobsberg… nos obligará a exigirnos para superarlos pero seguro que también hará que nos emocionemos.
Flandes se apasiona por el ciclismo. Ese amor lo expresan cada primavera, con las grandes clásicas como protagonistas, pero se respira en cualquier época del año.
Sus paisajes ondulados, sus duras cotas y sus imponentes adoquines, son un escenario único.
KEMMELBERG
Os presentamos dos de sus vertientes que son las que tradicionalmente se han utilizado de subida en la Gent-Wevelgem. Hace años también se solía descender por ellas, pero una caída de Jeremy Roy en 2002 puso de manifiesto el peligro de utilizar descensos empinados, adoquinados y muchas veces muy húmedos en el final de una gran carrera. Actualmente, después de coronar se toma una estrecha carretera asfaltada que nos permite descender de la colina evitando los tramos de pavé. Las dos vertientes tienen lo suyo. La oeste es más corta, un kilómetro escaso y empieza en asfalto, parece que la cima está a la vuelta de la larga curva junto al enorme cementerio, pero sorpresa, al girar nos espera una última rampa adoquinada con algún pico que llega al 21% antes de la cima en el Ossuaire, construido para honrar los restos de unos 5294 soldados franceses muertos en la lucha por la posesión de la colina. Es el mayor monumento militar francés fuera de Francia. La otra vertiente va ascendiendo desde Kemmel y no será hasta falta de unos 700 metros cuando tomamos un desvío y empieza el adoquín, cuando se pone muy exigente. Los últimos 200 metros suaviza y se atraviesa un bosque precioso.
KAPELMUUR
El legendaria «Muur van Geraardsbergen» (Muro de Grammont) te lleva a la cima a 110 metros de altura del Oudenberg. La subida, de 1,12 km de longitud, tiene una pendiente media y máxima del 8,04% y 19% respectivamente. Durante décadas, De Muur fue la penúltima y decisiva subida de la Ronde. También otras carreras como los Tres Días de Panne, Omloop Het Nieuwsblad y BinckBank Tour utilizan la colina para hacer la selección de favoritos. Como consejo recomendamos visitar la capilla del neobarroco de la cima de la Kapelmuur. Hay una antigua anécdota humorística en Geraadsbergen, y es que históricamente sólo hay tres muros famosos en el mundo: el de Berlín, la de China y la suya. Es una cota de las de repetir, ya que hay muchas tentaciones para hacerlo. Empezamos por ese momento tan especial en que se ve la capilla, o el tramo más duro del bosque para rendir un poético homenaje a Eddy Merckx. Y podríamos seguir por hacerlo junto al Bar Gidon, en la Plaza del Mercado, repleta de maillots y autógrafos de corredores, o en la sede del club de fans de Remco Evenepoel.
BOBSBERG
Esta cota se conoce como la «Colina de Edwig Van Hooydonck» desde que el famoso ciclista flamenco hizo allí dos veces, 1989 y 1991 su “ataque ganador” en la Ronde van Vlaanderen. El Bosberg es ahora la última subida de la rediseñada Omloop het Nieuwsblad, y aparece tres veces en la etapa final del BinckBank Tour.
Se trata de una subida bastante rectilínea y boscosa entre las Ardenas flamencas y el Pajottenland, entre Geraardsbergen y Galmaarden. La primera parte es de asfalto y la zona más exigente del final, de pavé. No tiene nada de particular pero habitualmente se hace después de Kapelmuur y un descuido puede suponer una sorpresa.
KLUISBERG
El Kluisberg se puede subir desde diferentes lugares, quizás la de Bergstraat, sería la clásica, pero hemos preferido acercaros la subida desde Ruien que ha formado parte del recorrido del Tour de Flandes en 11 ocasiones. Hasta la década de 1960 se trataba de una amplia carretera adoquinada, tras lo cual pasó a estar pavimentada. Otras carreras, como la Dwars door Vlaanderen, la E3 Prijs y la Kuurne-Bruselas-Kuurne, también suelen incluir esta subida en su recorrido, al igual que el Tour de Francia femenino a principios de la década de 2000, en el que Nicole Cooke lanzó un ataque en solitario que le valió la victoria en la segunda etapa.
MOLENBERG
El Molenberg fue durante mucho tiempo el primer punto clave de De Ronde. Allí no ibas a ganar la carrera, pero si perderla y es que desde que arrancas en el río junto al molino, la humedad, el estado de los adoquines y el cuello de botella que se producía cuando el pelotón atacaba el Molenberg, eran terribles. Peter Van Petegem, dos veces ganador, siempre decía: «Si no estás entre los 10 primeros en la entrada del Molenberg, tardarás al menos media hora en volver a estar delante». El Molenberg fue también el lugar donde Tom Boonen y Fabian Cancellara atacaron al pelotón en 2010. En aquella ocasión, Cancellara ganó el Tour de Flandes.
OUDE KWAREMONT
Hasta tres es el número de veces que los ciclistas han solido subir el famoso Oude Kwaremont durante la Ronde y quizás por eso sea una de las zonas de más ambiente y donde miles de aficionados se juntan en las enormes carpas que se suelen montar en la zona intermedia. El Oude Kwaremont es la subida adoquinada más larga de Flandes, con 2 km y 91 metros de desnivel. Aunque tiene una pendiente media «fácil» del 4,55%, su pendiente máxima del 11,6% se encuentra en la mitad de la subida.
PATERBERG
Se trata de una cota relativamente reciente del Tour de Flandes, ya que se construyó entre tierra de labranza en la década de 1980, por parte de un terrateniente celoso de la proximidad que tenía su amigo al Koppenberg. Cada año se lo recordaba, y no corto ni perezoso se hizo su muro, que en poco tiempo ha alcanzado una gran fama. Con una pendiente máxima del 20% y una media superior al 12%, es una de las subidas más empinadas de la zona. La cerrada curva con la que se inicia la subida requiere cuidado, los corredores llegan muy rápido para entrar delante y no es raro el año que no se ve alguna caída. Su paso suele ser estratégico, siempre muy cerca de meta y eso le da un valor añadido.
KOPPENBERG
El “Bump” (bache socavón) de Melden, es como se conoce localmente al Koppenberg, una cota que siempre trae cosas y añade suspense a la Ronde todos los años. No es de extrañar que haya sido declarado monumento nacional. El Koppenberg es también probablemente la subida más difícil de la región, ya que combina una pendiente máxima del 22% con adoquines desgastados y una superficie húmeda y resbaladiza. No hay que avergonzarse por tener que poner pie a tierra, grandes corredores ya lo han tenido que hacer y los “atascos” que se pueden montar, si el pelotón llega bastante compacto, son monumentales. Cuenta la leyenda que Walter Godefroot, dos veces ganador de De Ronde, fue el que presentó esta subida a los organizadores, pero, eso sí, sólo después de haberse retirado para no tener que subirla.
TAAIENBERG
Esta colina hace honor a su nombre. Taaienberg significa literalmente «colina dura» y la razón de este nombre quedará clara cuando asciendas sus 600 metros de adoquines. Esta era la colina favorita de Tom Boonen para poner a prueba su forma a principios de temporada, con un ataque anual en Omloop Het Nieuwsblad que le valió el nombre de «Boonenberg».
EIKENBERG
Con una pendiente máxima de «sólo» el 11%, el Eikenberg parece bastante sencillo sobre el papel, pero los adoquines parecen durar muchísimo tiempo de lo que indican sus 1200 metros de longitud. A medida que se asciende, hay tramos de asfalto a los lados de la carretera, lo que ofrece un breve respiro a los ciclistas en carrera. Puede que la subida a Eikenberg no sea tan conocida como el Oude Kwaremont o el Paterberg, pero desempeña un papel vital en la Omloop Het Nieuwsblad y en el Tour de Flandes.
Por Jon Beunza
Altigrafías y mapa: Javi Fuertes, Franci García, Josemi Ochoa/APM
Fotos: Andoni Epelde