Día: 11 de febrero de 2019

SEGUIMIENTO DE RUTAS Y NOTIFICACIONES DE MÓVIL

¡Actualiza tu Polar Vantage a la nueva versión 3.0!

La nueva generación de productos Polar Vantage Series está en constante evolución. Las funciones más destacadas que trae la actualización 3.0 son las de navegación, como el seguimiento de rutas (sólo para Vantage V) y Back to Start. También otras como las notificaciones de móvil, modo no molestar, vista de reloj con datos de sueño y menú rápido disponibles para Polar Vantage V y Vantage M.

Gracias al seguimiento de rutas los más aventureros podrán descubrir nuevas rutas descargadas de otros usuarios de Polar Flow y de plataformas de terceros. Basta con marcar la ruta como favorita en la vista «explorar» de Polar Flow o bien importarla desde plataformas externas en formato GPX o TCX. Al sincronizar el dispositivo con el ordenador, la ruta quedará guardada y lista para iniciarse.

* Función disponible únicamente para Polar Vantage V

 

La función Back to Start indica al usuario la dirección y distancia hacia el punto de partida. Muy útil cuando se exploran nuevas rutas. Basta con seguir la flecha de la pantalla del dispositivo para encontrar punto de inicio del recorrido.

Con las notificaciones de móvil el deportista siempre estará conectado ya que recibirá alertas de llamadas, mensajes y aplicaciones en su Polar Vantage V o Polar Vantage M. Las mismas que recibe con la pantalla del móvil bloqueada.

* Disponible para iOS y Android

 

El modo no molestar permite desactivar todas las notificaciones de móvil en el Polar Vantage. La retroiluminiación que se enciende con el movimiento, los sonidos, las alertas por vibración y las notificaciones del reloj también pueden desconectarse si se desea.

La nueva vista de reloj muestra los detalles del sueño nocturno de la noche pasada y valora la calidad del mismo. Para fijar esta vista en el Polar Vantage será necesario desplazarse por el menú principal hasta llegar a ella, ya sea con la pantalla tàctil (Vantage V) o con los botones UP/DOWN (Vantage M). Tras detectar cuatro horas de sueño, el Polar Vantage preguntará si ya estás despierto. Cuando te levantes, presiona OK para finalizar el registro del sueño.

Una función muy práctica también es la del menú rápido que permitirá acceder a favoritos, timers, rutas y Back to Start con el botón de la luz. Está disponible desde el modo pre-entrenamiento, pausa y modo transición.

Para disfrutar de todas estas funciones es necesario actualizar el Polar Vantage V y Polar Vantage M a través de la app. Polar Flow o en el PC via FlowSync.

www.polar.com

 

 

 

Leer Más

Cuando un jovencísimo Alberto Contador comenzó a despuntar con un estilo inconfundible e intransferible, inmediatamente me vino a la memoria la semejanza física con otro corredor con el que curiosamente compartía su segundo apellido, Velasco, y también la procedencia, la comunidad de Madrid: pinteño uno, de Torrelaguna el otro. Apariencia física parecida, morenos, de piel curtida, estatura media, ni muy bajos ni muy altos, y escaladores naturales de pura raza, de genética, nacidos para escalar montañas. El problema y la tragedia es que para Antonio Martín Velasco, la posibilidad de conquistar montañas y con ellas nuestros corazones, se le terminó un fatídico 11 de febrero de 1994 (hace hoy 25 años).

Hoy, 25 años después, me acuerdo perfectamente dónde me encontraba en el momento en que me enteré de la noticia. No tengo un diario personal que me lo recuerde, pero la noticia me impactó de tal manera, que no me hace falta. Acababa de llegar a casa tras un largo día de la universidad y rebobiné la cinta de vídeo con la grabación del final de etapa de la Vuelta a Andalucía, etapa que terminaba en la estación de esquí de Sierra Nevada. No era habitual un final tan exigente en este tipo de vueltas menores, pero ese año la organización decidió fijar un final a casi 2.500 m de altitud. Me puse a ver la etapa con calma y recuerdo que estaban llegando a la estación de esquí y Stefano della Santa, un gran escalador italiano, acababa de demarrar. Al comentarista, que no era otro que el malogrado Pedro González, se le entrecorta la voz y se le escapa el nombre de Antonio Martin para referirse a un corredor. Pide inmediatamente disculpas por el error, pero hace referencia a las terribles noticias que le estaban llegando en directo y que hablaban del fallecimiento del corredor en un accidente de tráfico mientras entrenaba. El corazón me dio un vuelco: no me podía creer lo que acababa de escuchar.

En aquella época no había redes, no había internet, pero las radios y los telediarios abrían con la noticia. Un camión no respetó la distancia de seguridad con el corredor y con el retrovisor derecho impactó en la cabeza del ciclista, que fiel a aquella época no llevaba casco mientras entrenaba, algo habitual en aquel tiempo. El shock y la conmoción fueron terribles. El madrileño apenas llevaba dos temporadas en profesionales, pero ya había dado muestras de su enorme calidad terminando como mejor joven del Tour de Francia de 1993. Era un hombre Tour sin ningún género de dudas, de los que le iban los recorridos duros y de gran desgaste. Pese a una juventud insultante, un fondista con una calidad inmensa y con todo el potencial por mostrar. No he visto una irrupción igual en profesionales desde que aparecieron ese mismo año Eugeny Berzin y Marco Pantani en el Giro de Italia de 1994.

También fue curiosa la primera imagen que vi de Antonio Martin y he buscado las imágenes en más de una ocasión, porque fue en una ascensión que vi en directo. Concretamente corresponden a la etapa reina de la Volta a Catalunya del 92, que ascendía un puerto durísimo Vallter 2000. En aquel tiempo, la Volta se disputaba en agosto, y contó con una participación de lujo. Tony Rominger que había vencido en la Vuelta a España y Miguel Indurain, que venía de hacer el doblete Giro-Tour, tomaron parte en la Volta. Los dos se vieron sorprendidos en la crono individual por otra joven promesa que daría que hablar en el futuro, Alex Zulle, que vestía de líder. Si Miguel quería vencer la Volta tenía que ser agresivo en montaña y atacar, pero el que lo hizo fue Rominger, con un ritmo de locos desde abajo que hizo que todo el pelotón saltara en pedazos. Rominger ascendía con un ritmo prodigioso. Indurain con la boca abierta y gesto de indudable sufrimiento se soldó a su rueda, y haciendo la goma a tres metros, pero aguantando el ritmo de los dos, un chaval de 22 años del Amaya de nombre Antonio Martin.

Tras ver esa etapa y el destrozo que el dúo cabecero realizó, desde ese mismo día tuve claro que Rominger sería el gran rival de Miguel en el Tour del 93. No me equivoqué, así lo fue, y creo que Javier Mínguez algo vería también ese día porque Antonio Martín no debutó en una gran prueba ni en el Giro ni en la Vuelta, sino que lo hizo en Francia y cuando el Tour era el Tour (mirad por favor aquella edición y las etapas que tuvo en desnivel y kilometraje). Y eso que se libraron de la peor de todas ellas por un problema con el col de Pailhères.

Es imposible saber a día de hoy hasta dónde hubiese llegado Antonio Martin: el destino, tan cruel a veces nos privó de ello. Desde aquí queremos dar cumplido homenaje a un ciclista irrepetible al que no pudimos ver más que un par de años, pero que nos dejó una huella imborrable y una eterna sonrisa. ¡D.E.P. Antonio!

Por Rubén Berasategui

Foto: Tour 1993. Tourmalet. Archivo Tour

Leer Más

Parece que le ha sentado bien al menor de los hermanos Izaguirre el cambio de equipo. A las primeras de cambio ha sido capaz de llevarse la general final de la Vuelta a la Comunidad Valenciana. Acostumbrado a estar siempre en los puestos delanteros de la mayoría de las carreras en las que participa, este triunfo es importante no solo por el valor en sí del mismo, sino también por los rivales ante los que lo ha conseguido. Mirar el listado de los ganadores de cada una de las etapas deja bien a las claras el nivel de participación que ha habido en la prueba.

Ion tiene un palmarés corto: triunfos importantes, no cabe duda, pero pocos para un corredor que cuando decidió dejar la disciplina del Movistar, buscaba un lucimiento personal y denotaba una ambición y protagonismo que pensaba que no tendría en la escuadra española, supeditado a dos líderes claros como podían ser Quintana y Valverde.

Curiosamente, sus triunfos más importantes los ha conseguido dentro del equipo Movistar: etapa en la Vuelta a Romandía, etapa en la Vuelta a Suiza y el colofón ganando la última etapa de montaña del Tour de Francia de aquel 2016 con final en Morzine. Se fue fuera buscando el brillo personal y el poder correr como líder de una escuadra, pero cuando lo hizo (2017-2018) dentro del Bahrain Merida, los resultados no fueron ni mucho menos los esperados.

Tampoco le ha ido mucho mejor en las clasificaciones generales de las grandes vueltas que ha corrido. En el Bahrain no mejoró su mejor posición del Tour y solo en la última Vuelta a España ha conseguido por fin entrar en el Top 10 de la general final de una gran vuelta.

¿Pero eso realmente le vale a Ion? O planteemos la pregunta de otra manera: ¿son estas las expectativas marcadas por el pequeño de los hermanos Izagirre cuando dejó la disciplina del equipo con el que se encumbró?

Soy consciente de que ganar al más alto nivel y en las mejores carreras es muy difícil, pero entiendo que pese a haber tenido presencia, no son estos resultados que hayan satisfecho al bueno de Ion. Junto con su hermano tomaron la decisión de cambiar de nuevo de aires y firmar por el conjunto Astana de cara a este 2019.

Sinceramente consideraba necesario este cambio, pues algo no ha salido bien en su antiguo conjunto, y con una edad perfecta – cumple 30 años este 2019- tampoco puede dejar pasar las oportunidades para conseguir esos resultados para los que trabaja y con los que sueña.

El cambio no ha podido empezar mejor, imponiéndose en la general final de una vuelta que ha tenido una gran participación en Valencia y cuyo triunfo final lo ha labrado en la contrarreloj de la primera jornada y que luego ha conseguido hacer valer en una llegada explosiva en alto (Santa Lucía) y en una etapa quebrada de media montaña. Con Valverde pisándole los talones, pero apoyado en un gran equipo con Peio Bilbao o Luis León Sánchez, ha llegado el momento quizás de centrarse más en pruebas del calendario y renunciar un poco a la general de las grandes vueltas. Aunque yo soy de los que piensan que enfocando así la temporada, Ion Izaguirre va a cosechar mejores resultados en las grandes vueltas de los que ha conseguido hasta ahora. Al contrario que con otros corredores, mi impresión con este corredor era la de “que para la mucha presencia que aporta, qué poco le rinde”.

Por ese motivo, ese cambio de aires y el azul celeste de Astana creo le van a venir de perlas y espero un 2019 que pueda traer victorias a un palmarés que las necesita como agua de mayo, en blanco en los dos últimos años. El tiempo dirá si el pronóstico es o no acertado, pero de momento, Ion gana brillando en la crono, y aguantando en la montaña, características que cumple a la perfección y que en las vueltas de una semana le pueden reportar grandes alegrías.

Por Rubén Berasategui

Foto: Astana Team

Leer Más