“Charlando en la corta distancia”
Al sentarme para escribir este artículo tenía claro el guion. Con un protagonista como Chente/Txente (José Vicente García Acosta), podíamos habernos ceñido a repasar su dilatada trayectoria como ciclista y pasar luego a comentar su etapa como director. Era lo que tenía en mente. La posterior entrevista derivó en una animada charla, y al volver a escucharla unos días más tarde, me ha gustado seguir el cauce de la misma. Apenas ha sido necesario cambiar nada de lugar. Todo fue fluyendo en la línea que ahora os mostramos. Espero que sea de vuestro agrado y os descubra cosas que no sabíais como ha sido en mi caso. Vamos sin más dilación con la charla:
Txente: Nací en San Sebastián y viví hasta los tres años en Rentería. Con esa edad mi familia se trasladó a Tafalla y allí me asenté hasta que me casé en el 2000 y nos mudamos a la vecina Pamplona.
Tu carrera profesional fue larga. Desde 1995 hasta el 2011 y siempre en la misma estructura. Con diversas nomenclaturas, pero en el mismo bloque.
Txente: Procedo del equipo amateur de Banesto. En 1994 anduve bien y mi director de entonces, Jose Luis Jaimerena me habló claro y sin medias tintas, que es como se deben decir las cosas. “En el ciclismo hay dos tipos de corredores, los que ganan y los que trabajan”. No había dudas en mi caso, yo no era un ganador, pero sí podía ser un buen currante. Así que desde amateur me prepararon para eso y me formaron para en el futuro trabajar para otros.
¿Eso cómo se lleva? Cuando uno va a pasar a profesionales siempre tiene su ego y su coranzoncito y sueña con ganar esta u otra carrera.
Txente: Soñar es gratis y libre, pero luego viene la realidad y te pone rápidamente en tu sitio. El currela hoy en día está bien valorado y si desde un principio lo tienes claro tienes mucho ganado. Luego hay que demostrarlo, trabajar bien para otros y hacer un buen trabajo también requiere de mucho esfuerzo y dedicación. Y aunque sabes que quizás tu misión no es estar en el final de las etapas, no cumplir con tu labor asignada y esperada también te puede generar mucho estrés.
¿Quién me está hablando; el ex corredor o el director?
Se sonríe – Ambos
1995-2011 siempre en el mismo equipo, misma estructura. ¿Qué es llegar en aquellos momentos a un equipo como Banesto, en los últimos años de Miguel Indurain?
Txente: Impresionante. Era mi ídolo. Imagínate.
Al ser ambos navarros y del mismo equipo, aunque en distintas categorías, supongo que os conoceríais.
Txente: No. Yo entrenaba por Tafalla y alrededores y no había coincidido nunca con él. Lo que más me llamó la atención es que en la primera concentración que hicimos en el año 95, aquí cerca de Pamplona, en el hostal el Toro, se me acercó y me dijo textualmente: “¡Qué pasa tafallés!”
Yo alucinando. Le tenía un respeto del copón. Tuve mucha suerte porque ese mismo año hice muchas carreras con él y aprendí muchísimo: Valles Mineros, luego Vuelta a la Rioja que era de varios días, Midi Libre y finalmente estuvimos concentrados en los Alpes, 7-8 días hasta la Dauphinè que también la corrí con él. En Valles Mineros hizo 2º, pero luego ganó las otras tres. Así que todo el día a tirar del carro y aprendiendo a marchas forzadas.
¿En qué sentido?
Txente: En todos. Lo que más me llamó la atención fue su tranquilidad en carrera. Estábamos todos nerviosos y el más tranquilo era él. Había escapadas, ataques, movimientos, idas y venidas… Él nos frenaba, nos tranquilizaba: “Tranquilossss, dejad que se vayan que ya volverán”. Joserra Uriarte que era un manojo de nervios en carrera: “¡que se ha escapado fulano o mengano!” Y él en todo momento calmado y marcándonos el paso. Ahora más rápido, ahora más despacio. Fue un aprendizaje de la leche. Tras esas carreras tuve un año más tranquilo.
¿Cuándo corres tú primera grande, en el 96?
Txente: No, en el tercer año.
Hacías muy buenas cronos esos años…
Txente: Sí, se me daban bien. Pero luego más adelante ya no las disputaba y me las tomaba más como recuperación. Estos primeros años me situaron. La Vuelta a Navarra del 96 fue un antes y un después, pues me di cuenta de que además de trabajar podía hacer otras cosas. Gané la crono, la general y a partir de ahí me formé más como gregario pero sin dejar de disputar cuando se daba la ocasión pequeñas carreras. Seguía teniendo claro mi papel, pero sabía que podía hacer cosas en el momento que gozara de libertad.
En el 97 disputé algunas generales. 6º en la Vuelta a Holanda, gané etapa en la Vuelta a España, en el 98 también hice algunas generales buenas entre los 5 primeros. Luego fui al Tour, me empecé a meter en escapadas que llegaban a meta. Gané con Abraham Olano en Bruselas la crono por parejas del GP Eddy Merckx y ese mismo año ganamos la Vuelta del 98 con Abraham donde di un salto de calidad muy bueno.
Ahora me cuadra más tu mundial en Valkenburg 98. Ese día estuviste con los mejores, los que se jugaron la carrera. No te hizo pensar algo, quizás cambiar de chip al ver que estabas también para otras cosas.
Txente: Una cosa es estar con ellos y otra ganarles. Pensar que por estar con ellos puedes cambiar de rol y de tipo de ciclista y ser quien no eres, puede ser peligroso. Recuerda la máxima que te he dicho al comienzo. Si tienes las cosas claras, tienes mucho ganado.
Draguignan. ¿Qué te dice eso?
Txente: Un día especial, mi victoria en el Tour. Una alegría inmensa. Etapa en el día 14 de julio, con el dorsal 14, íbamos 14 en fuga. Son de esos días tontos que todo te sale bien. Pero no es la etapa que más ilusión me ha hecho ganar.
¿No? ¿Cuál entonces?
Txente: Pues una que gané en Salamanca en la Vuelta a Castilla y León. Te voy a explicar por qué. Todas las victorias que tuve en mi carrera se produjeron en momentos en los que sabía que estaba para ganar, que podía ganar. Cuando gano en Draguignan ya había estado en fuga dos días antes en una etapa que hice 3º por detrás de Dekker.
Lo recordamos. Fue en el Tour en el que ganó 3 etapas y estaba intratable.
Txente: Así es. Recuerdo que cuando me metí en la escapada, que éramos unos cuantos y vi que no estaba me dio un subidón del copón. Luego hubo que seleccionar la escapada, ya sabéis, “la fuga de la fuga” y conseguir rematar. Pero a lo que voy, que sabía que estaba andando muy bien y que tenía la victoria al alcance. En la etapa de Salamanca salí sin ningún tipo de pensamiento en la victoria final, incluso en el último km no pensaba en ganar. Llevarte la victoria de un modo tan inesperado me supuso una alegría inmensa y uno de mis mejores recuerdos sobre la bicicleta.
Ahora que hablas de recuerdos. También los habrá malos. Triunfos que se te escaparon por muy poco. ¿Alguno en particular?
Txente: Hubo una etapa en el Tour que me ganó Juanmi Mercado por un tubular. Ahí me puse de muy mala leche.
¿Se hizo el remolón?
Txente: ¿Remolón? No que va, que es muy listo. Me giré para mirar atrás dónde iba y justo en ese momento arrancó. Me pilló esos segundos y no me dio tiempo de pillarlo. Si dura dos metros más lo paso, pero la línea de meta estaba donde estaba. Menudas barbaridades que dije en meta ese día. (Risas).
Has estado con grandes corredores. Defínemelos en una frase:
Miguel: el hombre tranquilo.
Abraham: metódico, sacrificado, espartano, un martillo pilón.
Alex Zülle: un motor increíble. Un buen tío de verdad. Pero había que decirle todo. Me preguntaba todo y yo le respondía: ¿A mí me dices?, Alex eres tú el que estás ahí, yo no he estado jamás. Todavía tengo mucha relación con él. Sigue el ciclismo y ahora está con grupos de cicloturistas y los lleva por ahí. Alguna vez que he ido a la Vuelta a Suiza le he llamado y he estado con él.
¿Ha mejorado su español?
Txente: Nada, peor. Pero nos entendemos. Si le mando un mensaje me dice: “no me escribas, mejor audio”.
Valverde: le he visto crecer. Le he echado unas broncas impresionantes. Desde que vino. Había que decirle todo: “Aquí no estés”, “¡Vete ahí!”. He estado con él en toda su carrera, como corredor y como director. Ha sido el jefe de filas con el que más he estado.
Nairo: Un gran escalador y corredor. Es buen tío. Vino aquí siendo un chavalín y le echó muchos huevos para hacerse un hueco en el pelotón.
Ahora que hablas un poco de todos los corredores. Me gustó mucho tu gesto con Miguel Ángel López el día después de que abandonara la famosa etapa de la Vuelta y cómo se vio su arrepentimiento en el hotel en la serie “el día menos pensado”.
Txente: Miguel Ángel es un corredorazo con un motor impresionante. Ese ese día se cruzó. No fue una Vuelta fácil para él y estalló.
¿Es la situación más difícil que te ha tocado gestionar?
Txente: Bueno, ha habido de todo. Lo que pasa es que procuro olvidar. Pero son muchos años ya y ha habido muchos momentos buenos y malos.
Ahora que hablamos de la serie “el día menos pensado” Desde un punto de vista del espectador la serie es interesantísima, pero ¿no es desnudarse demasiado?
Txente: Si ves las cuatro temporadas ves un poco una evolución. La primera temporada, grabada en 2019 fue la más espontánea. Con el confinamiento en medio de su estreno fue un auténtico pelotazo. La 2ª y 3º temporadas han sido ya más tipo “salsa rosa”. Y la última de las temporadas ha sido más sentimental, con la despedida de Alejandro.
¿Cómo se gesta eso?
Txente: Yo estaba con Eusebio cuando vino el presidente (José María Álvarez Pallete) y dijo que esto había que contarlo. Al principio era muy complicado. Todo el día con la cámara detrás…. Y eso que hay cosas que no salen y no se cuentan. Han buscado un equilibrio de lo que se puede contar y del día a día de un equipo ciclista. Hay lloros, hay risas, hay mosqueos, hay de todo.
¿Es difícil acostumbrarse a una cámara?
Txente: Sí, sobre todo al principio. Todo el día a cuestas con la cámara. Este año ya no la llevamos siempre. A veces sí que se te escapa algo y dices del minuto tal a tal, hay que eliminar.
Te has hecho famoso con la frase “la fuga de la fuga”. Has creado todo un personaje.
Txente: A mí cuando me dijeron que se iba hacer esta serie me dije a mí mismo: “tienes que ser lo más natural posible”. Así que el que me conoce ya sabe que no estoy interpretando, sino que soy así.
Lo que se demuestra es que vuestra labor más difícil es la gestión de personas.
Txente: Sin duda. Hay que gestionar corredores, auxiliares, logística. Y eso que nosotros vamos bien, pero hay equipos que llevan mucha más gente. Acaba la etapa y los auxiliares ya te van diciendo cómo ha llegado el personal. Vas por las habitaciones uno por uno para tratar de ayudar a los que están enfadados, tristes, bajos, etc…
La relación profesional pasa a ser personal.
Txente: Yo soy de los que piensa es que tiene que haber buen ambiente para que esto funcione. Esto es un grupo y más de una vez he tenido que hablar con algún corredor para decirle que esto que estás haciendo lo haces pensando en ti y aquí somos otros 16 o 18 más.
¿Haber sido ciclista te ayuda a eso? El saber lo que pasa por la cabeza del corredor.
Txente: Sin duda. Tú cuando vas a una habitación y le ves, ya sabes si las ha pasado bien, mal, si está enfadado. Eso se nota y te ayuda para ser director. Luego tienes que ir aprendiendo otras situaciones a las que no estás habituado. El Excel, powerpoint, móvil, etc.
Carreras:
¿El Tour es diferente a todo? ¿Quizás la Vuelta para vosotros al ser un equipo de casa os supone un estrés añadido?
Txente: La Vuelta y Giro son parecidas. El Tour es súper estresante. Mucha tensión, exagerada.
¿Ha cambiado el Tour? ¿Han cambiado los Tours de Miguel a los de ahora?
Txente: Sí, esto cada vez es más grande. Yo en el 98 veía el Tour como una Dauphinè grande, con más gente, pero hasta ahí. Ahora es inmensamente grande. Ahora te pasa por encima. Cada vez más vehículos, más personal, más control, más restricciones, más protocolos…
¿Qué personal lleváis para un Tour?
Txente: Entre 26-28 personas, para una Vuelta 25. No hay gran diferencia en eso: 6 masajistas, 4 mecánicos, 2 osteópatas, 1 o 2 cocineros, 1 pinche, 3 directores y 8 corredores. No creas que son tantos, otros equipos llevan entre 40 o 50 personas.
¿Cocinero? ¿Cómo lo hacéis? No veo que en Francia te dejen en los hoteles entrar en las cocinas.
Txente: Nosotros tenemos un camión cocina. Como una sociedad gastronómica y un comedor. Y los corredores van ahí.
¿Cómo? no cenan en el hotel
Txente: No. Cenan y desayunan ahí. No pisan el comedor del hotel.
¿Esto solo para el Tour o también para otras carreras?
Txente: Tenemos un camión cocina que hace un calendario. Normalmente empieza en las clásicas del pavés y de ahí hace Ardenas. Luego va al Giro, Dauphinè, Tour y Vuelta.
¿Y eso lo hacen todos los equipos?
Txente: Lo de tener un camión sociedad no sé, pero lo de comer lo que prepara el equipo lo hacen todos los equipos. Esa imagen de verles en un comedor en un hotel es cada vez más difícil. Hay equipos que tienen su furgón y les pone la comida en el hotel. No tocan la comida del hotel, pero sí desayunan o cenan en las instalaciones del hotel. Se está esto poniendo a un nivel… la pasta tiene que estar hecha así, estos alimentos tienen que ser de determinada calidad…
Eso lo daba por hecho, pero no así que físicamente no estén en el hotel. ¿Ha influido la pandemia y las restricciones para ello?
Txente: Ha podido impulsar, pero nosotros ya lo teníamos antes. Tenemos varios cocineros en el equipo
Ahora que lo dices – comenta Jon – una vez estando en un hotel, hará unos 3 años, el director me dijo que en la Vuelta a España se alojó el Jumbo de Roglic. La habitación para Roglic la pidieron totalmente vacía, sin nada. Ellos ponían hasta la cama.
Txente: No me extraña. Hay equipos que ponen sus colchones. Ineos lleva un camión solo con lavadoras. Esto se está poniendo ya a un nivel… Antes mientras esperabas la comida como vinieras con hambre te comías 3 panes, ahora no. Llegas y te ponen la comida justa, lo que te toca. Los equipos tienen varios nutricionistas y les dicen qué deben comer cada hora. Y los corredores también deben hacer su entrenamiento de cómo comer. Eso el cuerpo lo tiene que digerir y lo entrenan.
Ahora que lo dices, cuando entrevistamos a Mulu vimos que iba con una bolsa en el manillar. Y hemos visto a varios profesionales con la misma bolsa cuando entrenan.
Txente: Es que llevan ahí toda la comida del entrenamiento. Entrenan un recorrido y entrenan al cuerpo y estómago para acostumbrarse a funcionar comiendo de esa manera. Deben ingerir alrededor de 90-100 gr de carbohidrato a la hora y un gel tiene 25 gr. Eso hay que entrenarlo, sino el estómago te puede estallar en plena carrera.
Bueno, el estómago y lo que no es el estómago. Comentaba Poels que estaba teniendo problemas de muelas de tanto ingerir comida a base de geles.
Txente: La alimentación es lo que más ha cambiado, junto con el material. Comparas una bicicleta de hoy en día con las de nuestra época y no tienen nada que ver. Y luego las carreteras. Se juntan 5 tíos y como les dejes 4 minutos no los pillas. Se ha profesionalizado todo muchísimo Una de las cosas que más me ha llamado la atención además de la velocidad y el material, es el nivel medio de todos. Vas en el coche, pasas por algunos sitios y piensas. “¿Cómo no se ha caído nadie aquí siendo tantos y a la velocidad a la que van?” Es impresionante el dominio que tiene todo el pelotón.
Todos diría yo. No solo los corredores. Las motos, coches. Uno se pone a pensar cómo no pasan más cosas y se extraña. A mí me das un coche y no me meto ahí ni loco.
Txente: Bueno, es experiencia. Sí que es cierto que hay algunas carreras que son especiales.
Como cuales.
Txente: La París Roubaix o alguna etapa concreta del Tour. Mira, este año ha venido conmigo en las clásicas de pavés Jurgen Roelandts. Ha ido al volante y yo de copiloto para que se vaya haciendo. Pero en Roubaix le dije: “hoy cojo yo el volante y tú vas al lado”. Al acabar me dijo: “Uff, tengo mucho que aprender aún con esto de conducir al volante” (Risas). No me considero un fenómeno. Pero los años te dan otra soltura.
A mí como espectador es una de las cosas que más me llama la atención. Cambiando de tercio. ¿Qué supone tener un equipo femenino y tener a Van Vleuten?
Txente: Era necesario. Hacía falta un equipo femenino. Vas a la carretera y cada vez hay más chicas. Se empezó poco a poco. Más tarde con chicas extranjeras y luego se fichó a Annemiek que ha dado un rendimiento increíble.
¿Qué tal es?
Txente: Yo no he tratado apenas con ella: “Hola qué tal y poco más”. En el equipo nos vamos mezclando. Mecánicos del masculino y femenino se van mezclando y masajistas también. Pero en directores he coincidido en concentraciones y alguna clásica. El equipo era muy necesario. Está subiendo mucho el listón a todos los niveles. Me quedé alucinado en el pasado Tour el salto que se había dado y está siendo muy positivo para Movistar. De hecho, han entrado casi todos y en unos años todos los equipos lo tendrán.
¿Y tener un filial, como tuvisteis antes?
Txente: Estaría muy bien. Pero hace falta dinero. Es necesario, porque veo que hay chavales que pasan al World Tour y entre que están acojonados, y lo que es aquello… no saben dónde se meten y les queda todo muy grande. Yo también he estado en esa situación, pero no era lo mismo. Sobre todo, para que tuvieran la tranquilidad que hace falta y que muchas veces no tienen. Todo se ha profesionalizado mucho desde categorías muy tempranas. Hace falta que maduren y se formen de verdad. Formar corredores. Tener paciencia
El problema es que haces eso, el chaval formado ya está para ser útil y cuando va dar el salto te lo quitan equipos más poderosos.
Txente: Sí, eso es inevitable.
Pero a todo esto tampoco ayuda el actual sistema de puntuación con ascensos y descensos.
Txente: Nada. Tienes que ir a las carreras buenas a sumar y prácticamente siempre con titulares. Porque como no empieces bien y no sumes puntos ya empiezas a arrastrar esa ansiedad que al final puede derivar en lo que nos pasó a nosotros la temporada pasada.
Luego está el tema de chavales que con 22 años se desaniman y lo dejan.
Txente: Ese es otro tema. Gente que lo da todo en juveniles y llegan hasta quemados al campo profesional o amateur. Y al primer revés lo dejan. Yo siempre digo que cada categoría hay que pasarla. Juveniles: hay que disfrutar del deporte. Aficionados: empiezas a tener que sufrir y cuidarte y entrenarte para pasar. Pero hay gente que pasa y piensa que ya está hecho el sueño y se da de bruces con una realidad que les pone en su sitio. La precocidad es un arma de doble filo. Talentosos siempre los va a haber. Pero también se necesita gente para currar y que sepa que ese es su papel. A veces vienen corredores que han hecho buenos puestos en varias carreras, aún no han empatado con nadie y ya se piensan que la gente tiene que trabajar para ellos.
El ciclismo no deja de ser un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Lo que ha cambiado es el corto, medio y largo plazo.
Txente: Sí, es un cambio de mentalidad en la sociedad. Todo es inmediato. Te llama uno y no le coges o te escribe un whatsapp y no contestas, y parece que debes hacerlo de modo inmediato y quizás estás fuera. Lo que no hay es paciencia. Esto es un reflejo más de nuestra sociedad y que el ciclismo no es ajeno y también sufre sus consecuencias.
La charla llega a su fin. En la corta distancia, la figura que nos podemos hacer de Chente desde fuera cambia y bastante. Mucho más profundo y analista de la imagen que ofrece. Muy cercano y a buen seguro que un segundo padre para muchos de los corredores o auxiliares del equipo, al ser un hombre veterano de la casa y con mucha experiencia.
Agradecerle desde el equipo de ZIKLO su amabilidad y desearle la mejor de las suertes en el futuro.
Por Rubén Berasategui
Fotos: Andoni Epelde y Archivo Movistar Team, Sprint Cycling Agency, Photo Gomez Sport.