El lado humano del ciclismo
Por Rubén Berasategui
Fotos: Andoni Epelde
Salimos de casa de Egoi Martínez en Etxarri, a los pies del bello puerto de Lizarraga. Tenemos tiempo para comentar la entrevista y tomar una cerveza en algún bar cercano antes de regresar a casa. Salimos sorprendidos y contentos: hay historia y además es distinta a cualquier cosa previa que hayamos hecho. La sensación es unánime. Ahora solo nos falta rematarla y tratar de que el texto transmita de la mejor manera posible lo que acabamos de vivir y sentir. Javi y Jon me miran: asiento. Es mi turno: espero estar a la altura de un entrevistado tan especial y de un anfitrión que nos ha tratado a las mil maravillas. A ver si acierto.
Por el principio
Cuando a mediodía me he subido en la furgoneta con Jon, ninguno de los dos teníamos claro cómo íbamos a enfocar este reportaje. Por un lado, teníamos a un corredor exótico, desconocido para la gran mayoría al no haber debutado aún en profesionales (lo cual no es del todo exacto), pero luego profundizaremos en ello. Por otro lado, teníamos al que yo pensaba que era su director de equipo o uno de ellos, el ex corredor Egoi Martínez con una trayectoria de 13 años en el campo profesional y en equipos importantes como el Euskaltel Euskadi y el Discovery Channel. Con pocas pero importantes victorias, entre las que destacan una etapa en la Vuelta del 2006, la montaña de aquella edición, la montaña del Tour del 2009 y el Tour del Porvenir del 2003. Vistió también el maillot de líder durante 8 etapas en la Vuelta del 2008. Sin duda un hombre de tres semanas y de equipo, que acabó la Vuelta de aquella edición en el 9º puesto en la general final, que fue su mejor clasificación en las 18 Grandes Vueltas que disputó.
La entrevista podía haber seguido la línea Padre-Hijo que iniciamos con la saga de los Arrieta y continuamos con la de los Azparren. Bien es cierto que Egoi no es el padre biológico, pero podía tener cierta similitud y un enfoque similar al seguido en esos reportajes previos. Más tarde nos dimos todos cuenta de que ante una historia así y una persona con un corazón tan grande, el reportaje había que centrarlo única y exclusivamente en el ciclista. Y ese no es otro que Mulu Kinfe Hailemichael.
Estábamos en la furgoneta vistiéndonos de faena tanto Javi como yo, mientras elegíamos con Jon el maillot para las fotos de la sesión, cuando puntual a la cita apareció un pequeño corredor enfundado en los colores del Caja Rural amateur y que con una amplia sonrisa acudió a nuestro encuentro presentándose como Mulu, en un español más que correcto. No tuvimos que esperar y casi al mismo tiempo llegaron Antxon y Egoi, quien no es el director de equipo de Mulu en el Caja Rural (cosa que ya me había explicado Jon en nuestro viaje), sino que es el representante del corredor y, como veremos más adelante, es mucho más que eso. Teniendo el bello puerto navarro de Lizarraga a nuestros pies teníamos claro dónde íbamos a realizar la sesión fotográfica.
Me gusta esta manera de proceder con este tipo de entrevistas. Normalmente en ellas no salimos a rodar en bicicleta con el protagonista, sino que estamos todos a expensas de lo que nos diga el fotógrafo. Te da para romper el hielo, preguntarle por una cosa u otra y ver también cómo respira y lo animado o no que está de cara a la entrevista posterior. Los hay parcos en palabras y otros que ves que desde el primer momento son muy dicharacheros. Mulu es sin duda de estos últimos. Siempre sonriente y muy predispuesto a todo lo que se le pida. Me llama la atención el plato grande que lleva montado en su bicicleta y le pregunto por el desarrollo que monta. Me dice que es un 54, que en la bicicleta que le entregarán la semana que viene le montarán un 53 de serie, pero que no le viene mal llevarlo para acostumbrarse a moverlo. Egoi me añade que Mulu engaña en las apariencias, que por supuesto es un escalador (no hay más que verlo), pero que es un corredor de fuerza, mucho más de lo que su peso nos puede transmitir y hacer pensar a primera vista.
Lizarraga a esta hora de la tarde de un día donde el sol está ya escondiéndose aparece desierto, pero aún hay suficiente luz. No precisamos alejarnos mucho: Antxon en dos o tres puntos concretos capta la esencia del día y del reportaje. Nos hace repetir algunas tomas, y Mulu cuesta bajo se lanza. Egoi lo frena un poco. ¡Cómo bajan estos profesionales!, comentamos Javi y yo! Egoi nos mira y nos dice: “Pues es su punto más débil, aunque va mejorando”. Sonreímos. Sabemos muy bien que el nivel profesional en un descenso es altísimo y que las diferencias sobre un cicloturista son igual de grandes tanto subiendo como bajando, echando por tierra las aspiraciones de algunos aficionados que, por desconocimiento, llegan a pensar que quizás en el descenso de un puerto podrían introducirse en un pelotón profesional sin ser dejados de rueda.
Tenemos suerte con el tiempo: las nubes, amenazantes durante toda la tarde, empiezan a descargar agua justo cuando nosotros terminamos. Una serie de retratos de los protagonistas mientras nos cambiamos y comenzamos la entrevista en la misma casa de Egoi a los pies de este bello puerto navarro.
Empezamos directos y sin rodeos
¿Quién es Mulu?
Mulu: Un ciclista etíope de 23 años.
Un momento. “¿Etíope?, tenía pensado que eras eritreo.
Mulu: No, no, etíope, de Tigray concretamente.
¿Allá no sois más de correr?
Mulu: Sí, la mayoría de jóvenes corre. Etiopía es una potencia mundial en el atletismo que ha dado al mundo corredores legendarios como Gebrselassie y Bekele. Pero a mí me llamaba más la bicicleta y así es como iba al colegio. A mi madre no le gustaba, decía que era muy peligroso. Pero conseguí convencerla porque en bicicleta hacía los trayectos a la escuela más rápidamente y así tenía luego más tiempo para poder ayudar en las labores de casa.
Entiendo entonces que comienzas a correr en bicicleta y a destacar a una edad temprana.
Mulu: Sí, voy dando saltos de nivel y cada vez compitiendo a un nivel más alto y con más rivales. Desde Mekele, el City Bike, en Ruanda con el equipo nacional. La verdad es que son pasos rápidos y voy llegando a metas cada vez más altas y en un tiempo relativamente corto.
Debiste llamar la atención porque el Dimension Data for Qhubeka se hizo con tus servicios.
Interrumpe Egoi: Visto con perspectiva, todo le fue bien y da la sensación de que llegó al ciclismo de un modo sencillo y sin piedras por el camino. Lo que a tantos ciclistas les cuesta mucho alcanzar, a Mulu le fue rodado y como se dice, casi cuesta bajo.
En el año 2019 y de la mano de este equipo participas en el Giro del Valle de Aosta, donde se puede decir que te ves con lo más granado del pelotón mundial joven y no profesional.
Mulu: Sin duda, coincidí con corredores que han destacado estos años en profesionales y son ya una realidad.
¿Qué tal te fue?
Mulu: Muy bien, finalicé 5º en la general final, gané una etapa y me llevé el maillot de la montaña de la prueba.
¿Quién ganó la carrera?
Mulu: Mauri Vansevenant
Supongo que ese resultado te permitió dar el salto al ciclismo profesional.
Mulu: Sí, fiche por el Delco francés continental por tres temporadas (2020-2022).
Y sin empezar a correr, las cosas se empiezan a torcer y lo que había sido sencillo hasta ahora comienza a complicarse.
Mulu: Empiezo bien el año, gano una etapa en la vuelta a Ruanda y, cuando estoy listo para empezar la temporada en Europa, estalla en marzo el Covid y todo se para durante unos meses. Recuerdo volver a la competición en la Vuelta a Burgos del 2020 pero poco más. Fue una temporada en blanco. En octubre regresé a casa para preparar la siguiente temporada.
Pero te llevaste una sorpresa aún mayor…
Mulu: Así es, el 3 de noviembre del 2020 estalla la guerra en mi país y más concretamente en mi región.
¿Una guerra?, ¿de qué tipo?
Mulu: Una guerra civil. Etiopía es un país donde convergen muchas etnias distintas. Para que te hagas una idea, hay hasta 84 idiomas diferentes y a poco que te muevas y salgas de tu población no eres ni capaz de entender el idioma en el que te hablan.
¿Qué supuso eso en tu preparación?
Mulu: De entrada, un parón total en mi entrenamiento y preparación. Había cosas más importantes por las que preocuparse.
Asentimos. De todos modos, regresas a Europa. ¿Qué pasa en esa temporada 2021?
Mulu: Llegué sin entrenar desde octubre y lo primero que tuve que hacer en enero es recuperar el nivel mínimo para poder competir. Cuando estaba poniéndome en forma tuve un accidente al chocar con un coche. Me tuvo parado unos meses y cuando volví a subirme a una bicicleta se habían terminado las carreras.
¿Qué sucede en ese momento?
Mulu: Me quedo sin correr y sin equipo, porque el Delco francés desaparece del pelotón pese a tener firmados a corredores para un año más. No tenía una salida sencilla.
¿Y qué haces?
Mulu: A través de un compatriota que corrió en el Caja Rural amateur contacté con Egoi y así es como empieza nuestra relación.
¿Egoi, conocías a Mulu?
Egoi: No lo conocía personalmente. Entendí su situación personal y me puse a su disposición para ayudarle en lo que pudiera, buscándole un equipo donde correr para lo cual podía echarle un cable, pero no estaba en mi mano. Y ofreciéndole un lugar donde quedarse, lo que sí estaba en mi mano y en la de mi familia.
Por pasos: Lo primero cómo se soluciona
Egoi: Nosotros, mis socios y yo, somos una empresa que se dedica a la representación de ciclistas.
¿Cuál es el nombre de la empresa?
Egoi: Kec Pro Sport
Continúa, por favor.
Egoi: Para el 2022 no encontramos ningún equipo profesional. En la categoría continental no sale nada. A través de Juanma Hernández conseguimos que se nos abra la puerta del Caja Rural pero en categoría sub 23. Toca entonces regresar a una categoría inferior, sobre todo viniendo de donde venía.
Eso no tiene que ser fácil.
Egoi: Nada ha sido fácil. Ya te digo que llegó muy fácil al campo profesional pero luego empezaron a torcerse las cosas hasta límites insospechados.
Eso nos da para hablar de lo que sí estaba en tu mano y la de tu familia. Darle un hogar, una tranquilidad, un apoyo en esos momentos.
Egoi: Sí, al principio vino a vivir a nuestra propia casa. Ahora vive muy cerca de aquí, a doscientos metros, en un pequeño apartamento. Pero viene a comer y pasa muchos de sus ratos libres con mis padres o incluso con mi hijo y su cuadrilla donde es casi uno más.
¿Conocía el idioma?
Egoi: Ni palabra. Pero ha puesto mucho empeño tanto con el inglés (mi mujer es profesora) como con el castellano, en lo que mis padres le han ayudado mucho.
Aprende rápido porque nos entiende perfectamente.
Egoi: Mulu tiene una actitud impresionante y esa es la clave para ir sobreponiéndose a las adversidades.
¿En todos estos años ha regresado a su país?
Egoi: No, pero lo peor no es eso. Lo peor es que no ha tenido ningún contacto con su familia desde que se vino en 2021 a Europa.
Aquí nos quedamos todos mirándonos los unos a los otros. Hasta este momento la figura de Mulu nos parecía la de alguien a quien se le tuercen las cosas, pero va solventando sus problemas y buscando soluciones. No conseguimos imaginarnos lo que supone lo que nos acaba de decir Egoi y tenemos que intentar asimilarlo. Le pedimos que prosiga en su relato.
Egoi: Es difícil, desde nuestra perspectiva y modo de ver las cosas, imaginar lo que estamos diciendo. La realidad es que allí no existe la televisión, no hay radio, no hay teléfonos, no hay nada que nosotros damos por sentado. No existe comunicación con el exterior y con una guerra de por medio, pues mucho menos.
¿Cómo se puede llevar una vida normal con todo eso rondando tu cabeza?
Egoi: No se puede. Por eso te digo que Mulu es especial y tiene una actitud positiva ante la vida y un optimismo y positividad dignos de resaltar.
Es cierto lo que dice Egoi. Desde que se nos presentó hace unas horas en la furgoneta me ha parecido un chico extrovertido y muy alegre. Ahora me parece alguien con una entereza fuera de lo normal y la figura de Egoi también ha pasado de ser la de un representante que tiene una relación estrecha con su representado, a ser un segundo padre y una segunda familia para Mulu.
Vista la emoción en los ojos de nuestro pequeño gran hombre, vamos a cambiar de tercio, y centrarnos en este 2022 donde las cosas tuvieron un desenlace satisfactorio, pero no fueron tan sencillas como podamos pensar.
Egoi y Mulu asienten.
¿Cómo llevaste desde un modo deportivo el tener que recalificarte? ¿Regresar a una categoría inferior de la que vienes para volver a demostrar que mereces un hueco en ese nivel?
Mulu: No fue nada fácil: en la Vuelta a Navarra colapsé y casi lo dejo todo.
Hay mucha historia previa a ese momento – añade Egoi.
Somos todo oídos.
Egoi: Por un lado hay que asimilar algo que no es fácil. Mulu viene de enfrentarse a rivales muy buenos y haber estado con ellos, incluso haber sido capaz de ganarlos. Gente que a día de hoy está en profesionales y dejándose ver. La presión con la que corres es enorme. Por un lado, sales casi obligado a que tienes que ganar en cada carrera que participas. No te obliga nadie: es una presión que tú mismo te pones y te consume. Por otro lado, la situación personal del corredor no era sencilla. Es quizás la última oportunidad o sientes que o la cosa sale ya o quizás hay que replantearse la vida. Nosotros hemos sido un apoyo durante estos meses, pero la familia y la incertidumbre le consumen a uno. En ocasiones piensas para ti de dónde sacará este hombre fuerzas y energías para subirse a una bicicleta y seguir entrenando y compitiendo.
¿Qué ocurrió?
Egoi: Planificamos la temporada con tranquilidad. En mayo empieza a correr y debuta en Galicia en la Copa España con idea de llegar a finales de ese mes en un estado bueno de forma para afrontar la Vuelta a Navarra con intención de ganarla.
Mulu: Estábamos aquí cerca de casa, en Huarte, para subir San Miguel de Aralar y pese a que coroné en primera posición, me bajé de la bicicleta. No quería seguir corriendo.
Egoi: Tuvimos que convencerle para que terminara la carrera. Eran cuatro etapas. Yo siempre he sido así cuando competía, de los de no abandonar bajo ningún concepto. Nos costó lo suyo ese día. Llegó eso sí, último a meta. Terminó la carrera y se vino a casa.
Mulu: Estuve un día entero en cama, sin salir de la habitación. Dispuesto a dejarlo todo y lo hubiera hecho de no ser por Egoi y su familia.
Egoi: No te voy a engañar. Fueron pocas horas, pero muy duras. Conseguí que me acompañara a Beasain en bici con la excusa de comprarle unas gafas de sol a mi mujer. A Mulu le hacía ilusión tener un detalle con ella por todo lo que le había ayudado. Fuimos en bici, sin prisa, despacio. Compramos las gafas y regresamos tranquilos. De algún modo se sintió aliviado, se liberó. Tocó fondo. Mira si había tenido motivos para hundirse y tocar fondo, y ahora, sin casi un motivo aparente, se desploma, aunque luego te pones a pensar y ves que la presión que él mismo se impuso y toda la angustia que le acompañaba fueron los detonantes.
¿Cuándo regresa a la competición?
Egoi: Al fin de semana siguiente estaba de nuevo compitiendo. Corrió el sábado en Beasain e hizo 3º y al día siguiente ganó en Ataun. A partir de ahí, prácticamente no se bajó del pódium en las carreras en las que participó. Ganó general y etapa en Extremadura, etapa y segundo puesto en Zamora, brilló en Elgoibar. Todo ello le llevó a ganar el Trofeo Lehendakari que muestra su regularidad y nivel durante toda la segunda parte de la temporada y le permitió pasar al equipo profesional para 2023.
De cara al futuro, ¿cómo le ves tú, Egoi, y cómo te ves tú, Mulu?
Egoi: Como te he dicho antes, Mulu es un escalador: no hay más que verle. Pero es un corredor de fuerza, al estilo de un Higuita o Nelson “Cacaíto” Rodríguez por nombrarte un espejo donde mirar: pequeño, aparentemente frágil, pero con motor.
¿Dónde tiene que mejorar?
Egoi: Sin duda en los descensos. Vino con una técnica muy pobre. Está progresando mucho, pero en profesionales se baja muy deprisa y tiene todavía que ganar en confianza y seguridad para no sufrir. Porque una cosa es bajar con el grupo, pero como no lo lleves bien puedes gastar muchas energías en el descenso donde otros van relajados y no gastan nada. Eso luego puedes necesitarlo al final de una etapa o en una subida.
Mulu: Me encantaría devolver al equipo la confianza que han puesto en mí. Si tengo que soñar despierto, sueño ahora mismo con una victoria en la próxima Vuelta a España.
Egoi sonríe: Es mucho soñar. Primero la organización tiene que invitar al equipo y si eso se da, luego hay que entrar en el equipo que la dispute. Si bien yo ya le digo que él se centre en lo suyo, dar pedales y disfrutar de las carreras, de las concentraciones, de los entrenamientos. Lo otro vendrá solo si él hace bien lo que está en su mano.
A corto plazo, ¿cuáles son los planes?Mulu: De momento la presentación del equipo que será en Pamplona y luego iremos concentrados a Málaga a entrenar. Seguidamente ya se atará el calendario y las carreras. La idea es debutar en alguna de las etapas de Mallorca.
A largo plazo, ¿dónde te gustaría correr?, ¿cuál es tu carrera preferida?
Mulu: Sin duda el Giro de Italia: sueño con correr el Giro.
¿Tienes cultura ciclista?
Egoi: La verdad que poca. Recuerdo en una prueba este verano, que en el pódium recibió el apoyo de un ilustre corredor navarro. A la noche en casa, mi madre le preguntó si sabía quién le había dado la mano hoy. Respondió que no. Pues nada más y nada menos que Indurain y le explicó un poco quién era. A lo que Mulu le contestó a mi madre que para él Indurain es Egoi.
¿Salís juntos en bici?
Ahora menos -salta Mulu. Egoi está más vago.
Egoi: Sí, la verdad es que me está costando más salir. Tras la pandemia estuve mucho tiempo parado y me está costando volver porque uno ha tenido un nivel y veo que ahora me cuesta llegar ahí donde he estado. Como corriendo a pie no he estado en ningún sitio y todo lo que hago es progresar y mejorar, me motivo más fácil.
¿De los ciclistas actuales quién es tu referencia?
Mulu: Pogacar. Es un crack.
¿Has coincidido con él?
Mulu: No, todavía no, pero espero poder hacerlo.
La charla ha tocado a su fin. Reconozco mi total desconocimiento sobre ambas figuras al empezar el día y salgo impresionado. Sabía del pasado ciclista de Egoi, sus mejores resultados, pero desconocía su profesión actual como representante de corredores. No sé qué trato tendrá con sus otros representados, pero tengo muy claro que con respecto a Mulu esto va mucho más allá de una relación profesional. La implicación humana y personal, no solo suya sino de toda la familia, es digna de resaltar, como también lo es el agradecimiento de Mulu hacia ellos.
Mulu vuelve a estar en la rampa de salida para convertirse en un ciclista profesional. Las condiciones atléticas le allanaron mucho el camino y otros factores complicaron sobremanera lo que la naturaleza le había otorgado. Desde hoy seguiremos al detalle sus resultados y deseamos de corazón que pueda contactar pronto con su familia y pueda centrarse plenamente en lo que le gusta, le apasiona y además se le da tan bien.
Gracias a ambos por vuestra disposición, trato y amabilidad de parte del equipo de ZIKLO.