Me gusta hablar de historia con gente que tiene otra perspectiva y que prioriza tratar de ser objetivo. He compartido muchas horas de coche con Juanto Uribarri y los temas de conversación han sido de lo más variado, pero la historia siempre ha tenido cierta recurrencia. Precisamente hablando de Historia y ciclismo, se me quedó grabada una frase que me dijo: “Suele ser habitual escuchar que la Historia se alimenta de leyendas y en muchas ocasiones es así, pero en el mundo del ciclismo la realidad es exactamente la contraria: las leyendas nacen en las epopeyas vividas en carrera, en batallas dirimidas casi siempre en los grandes puertos”.
Este reportaje pertenece a nuestro número 40, y en un número que hablamos de Pirineos, las referencias a Tourmalet y Aubisque son inevitables. Dos colosos que han creado su propia historia y que han dado más valor al poderoso “séquito” que tienen a su alrededor: Portet d’Aspet, Menté, Aspin, Marie Blanque, Peyresourde, Pourtalet, Superbagnères, Plateau de Beille, Hourquette d’Ancizan, Hautacam, Pailhères… Pero curiosa y tristemente, en los listados de puertos que todos queremos añadir a nuestra particular historia cicloturista, la zona más occidental suele pasar bastante -afortunadamente cada vez menos- desapercibida. Hablamos del Pays Basque que aunque ya somos muchos los que lo disfrutamos y sufrimos a partes iguales, sigue siendo un pequeño desconocido. Puertos como Larrau, Burdinkurutzeta, Soudet, Bagargi, Ahusky, Izpegi… rompieron el hielo y abrieron una mina, pero solo son la punta de un iceberg que no creemos que crezca mucho en competición por el hándicap que supone la estrechez de sus carreteras, pero que, sin embargo, para cualquier cicloturista puede suponer ponerse el disfraz de “Alicia” para adentrase en su fascinante “país de las maravillas”.
De entrada, convendría mencionar un pequeño o más bien gran detalle. La gran mayoría conocemos toda esta zona como Pirineo Navarro. Para los de este lado de los Pirineos podría ser válido, pero siendo “legales”, hay que reconocer que la mayoría de estas “maravillas” están en territorio vascofrancés. El Pays Basque (Iparralde) lo constituyen tres comarcas que de oeste a este serían Lapurdi, Nafarra Behera y Zuberoa y ellas esconden los grandes secretos ciclistas de esta zona. Las vertientes navarras generalmente son más amables, pero ayudan a sumar y tienen un valor clave a la hora de elaborar rutas.
Hablar de puertos en todo este territorio no es tarea fácil: sería un empezar y no poder parar. Pocos kilómetros longitudinales dentro de todo lo que suponen los Pirineos, pero con una personalidad muy marcada en la que su encrucijada de carreteras nos diseña un mapa de puertos inigualable. A veces resulta difícil entender tantas carreteras que llevan al mismo sitio, tantos rodeos, bucles, que bien pudieran ser una definición práctica de la palabra “laberinto”. En buena parte, esto se lo debemos a los pastores, a las ovejas, vacas, caballos y al queso. Son muchos los pastores que pasan el verano subiendo y bajando de la montaña y facilitar su trabajo es la razón de que todas estas carreteras sean transitables. En donde veamos que hay una borda, llegará un camino que muchas veces será asfaltado. Esto explica que puertos como Arnostegi tenga siete subidas, Errozate cuatro, Ahusky cuatro, Lindux cuatro, y La Pierre de Saint Martin siete, aunque las comparte con la región de Béarn Pyrénées. Si a esto le unimos “enlaces” como Sensibil, Bostmendietan, Irei, Bilgosa, Munhoa… el menú es escandaloso: un pequeño “país de las maravillas”.
Conozco bien toda esta zona y llevo muchos años atrapado por su magia, por eso nunca tengo dudas a la hora de recomendarla. El Pirineo Navarro/Pays Basque/Iparralde no defrauda, y es curioso cómo su dureza puede llegar a enganchar tanto como sus paisajes. Tierra para grandes “piñonadas”, para saborear lentamente, porque en muchos casos no hay otro remedio, cada pedalada.
Puestos un poco en antecedentes, en un número pirenaico hemos querido incluir algunas pinceladas de este paisaje que tanto nos gusta y que no en vano es protagonista de nuestro RAK, uno de los primeros stages que empezamos a organizar y que nunca falla en nuestro calendario. Entre los protagonistas, siempre está Arnostegi. Arnostegi, Urkulu y el circo natural que forman, nos maravillan y no nos crea ninguna duda afirmar que este rincón está en nuestro Top5 de lugares mágicos de Pirineos.
El Monte Urkulu, con sus 1423 m de altitud es una de las cimas más altas de la zona. Su ascensión es sencilla, pero su particularidad llega por tener en su cima los restos de una enorme torre conmemorativa de origen romano y que tiene una antigüedad de cerca de 2000 años. Desde la cima del Urkulu podemos disfrutar de unas vistas increíbles a gran parte del valle; incluso el mar en un día claro está al alcance de nuestra vista.
ARNOSTEGI
Arnostegi es un coloso con nada menos que 7 vertientes, aunque muchas compartan bastantes kilómetros y podría haber más opciones que hasta ahora están un poco justas para carretera pero que para gravel serían factibles.
En esta ocasión os vamos a presentar cuatro de las vertientes, probablemente las más representativas de este puerto, que debe su fama fundamentalmente al Camino de Santiago francés, que se inicia en St-Jean-de-Pied-de-Port (Donibane Garazi), en el puente medieval sobre el río Nive.
Hablaremos de la que se inicia en sus mismas calles y por Honto y el refugio de Orisson nos lleva hasta Elursaro. Allí se une con la viene de Ondarolle, que es la que solemos ascender en la Ruta de los Akelarres, como hemos dicho.
Las otras dos, serán la que llega desde Esterenzuby, que a su vez se une en Orgambide con la que llega desde la Fábrica de Orbaizeta y que por Azpegi nos lleva a Arnostegi.
Habríamos podido hablar de Beillurti, de Irei, de Saint Michel… Como comentábamos al inicio, todo un laberinto de carreteras que dejaremos para otra ocasión. Os aseguramos que cualquier de las vertientes que os acercamos “da mucho juego” y rodar en un día claro por el Circo de Urkulu en la parte final es algo que no tiene precio. Nos hemos animado además a prepararnos una ruta en la que subiendo o bajando podremos conocer las 4 vertientes que comentamos. Exigente, sí, lo sabemos, pero con muchas escapatorias, y es que las posibilidades de hacer un recorrido “a la carta” son un aliciente más.
Arnostegi por St. Jean-de-Pied-de-Port
En las mismas calles de Donibane Garazi, tendremos el primer “susto”. Aunque los primeros 4 km se pueden considerar de aproximación, en el Km 1 afrontaremos rampas cercanas al 20%. Los 3 km siguientes son cosa seria y el paso por el barrio de Honto será el primer gran reto. Al dejarlo atrás, tendremos un pequeño tramo más suave (hasta pasar el refugio de Orisson a cada descansito hay que sacarle chispas); pero poco más adelante, la pendiente vuelve a incrementarse, con alguna herradura, hasta llegar al refugio de Orisson, donde hay un tramo de 400 m de ligero descenso. Fin del suplicio.
Esta es la mitad de la ascensión, pero lo que queda ya no tiene nada que ver… en dureza, porque el espectáculo es grandioso. Desde aquí la pendiente se mantendrá durante algo más de 3 km en torno al 8%. En este tramo desaparecerá el arbolado y, si el día está despejado (la niebla es muy habitual), ascenderemos en medio de praderas. Llegaremos a la Virgen de Orisson (Biakorri). Un nuevo descenso antes de llegar al col de Elursaro y desde aquí nuevos repechos con zonas de llano y bajada hasta coronar Arnostegi, donde distinguiremos la torre romana que corona el monte Urkulu.
Arnostegi por Ondarolle/Arnegi
Esta vertiente comienza en la misma frontera, en Arnegi. Al adentrarnos en el pueblo dejaremos a la izquierda la primera terrible rampa de una de las vertientes de Beillurti y seguimos camino de Ondarolle. Nos esperan 3 km tranquilos, a base de pequeños repechos y tramos de descanso. Pasado ese pueblo el “tema empieza a animarse”. Y hasta el pequeño barrio de Borderre nos esperan 3 km a base de escaleras, de esas de mucho peldaño con rampas que van a superar el 20%. Carretera estrecha, sombría y un buen número de herraduras parra tratar de distraernos un poco.
Cuando dejemos a la derecha el cruce de Borderre nos aguarda el tramo más exigente. Desaparece el arbolado, manda la pradera y tendremos algo más de 1,5 km a casi el 13% de media. Una vez pasemos una “borda fatídica” a pie de carretera y lleguemos a la siguiente curva de herradura, el panorama cambia. La carretera se dibuja a base de amplias herraduras en la ladera de la montaña. Serán 3 km en los que pasaremos por Heganzo (donde salen las vertientes de Beillurti) y Elursaro, donde nos juntamos con la vertiente de Honto. Después de lo pasado, desde aquí a la cima será “coser y cantar”.
Arnostegi por Esterenzuby
Vamos a considerar la ascensión desde el pequeño pueblo de Esterenzuby, ya que a partir de aquí, aunque sea de forma amable, la pendiente es claramente ascendente. En Esterenzuby se inician 3 ascensiones más (Irei, Artaburu por Kaskoleta y Bilgosa) que son una muestra más del potencial de esta zona. Hasta el desvío a Errozate/Artaburu (la subida “oficial” que se une en Arthé con la que viene directa de Esterenzuby) nos esperan 3 km sencillos, alternado rampas y descansos. Hasta Zubipunta, 1 km más, la cosa no cambia.
A partir de aquí, una vez cruzamos el río y dejamos el restaurante a la izquierda, es cuando se pone más serio. Primero a base de repechos y luego, por un trazado más bien rectilíneo en un impresionante hayedo (estamos en el bosque de Irati), nos esperan casi 8 km al 9% hasta Orgambide, que es donde se une esta vertiente con la que viene de Azpegi. Desde aquí, un par de curvas de herradura en una zona abierta y una pequeña bajada antes de abordar los 4 km finales: dos de ellos duros, a casi el 10% de media, pasando junto a diferentes cabañas de pastores, y otros dos mucho más sencillos en la parte final en la que pasaremos a pie del monte Urkulu y atravesaremos su majestuoso circo.
Arnostegi por Orbaizeta
Estamos ante la vertiente navarra del puerto. Desde Aribe en el valle de Aezkoa, la carretera ya es ascendente, pero es pasado Orbaizeta cuando vamos a iniciar nuestra particular altigrafía. Desde Orbaizeta hasta la Fábrica de Orbaizeta van a ser cerca de 4 km muy sencillos. Pasada dicha Fábrica entramos en una carretera de hormigón, en buen estado. Cerca de 2 km bucólicos junto al río, casi llanos, un homenaje a la vista y al espíritu. Pasaremos un, siempre en mal estado, paso canadiense y entraremos en un buen asfalto.
Llega la parte dura de Azpegi: 2 km sin apenas tregua con una media próxima al 10%, primero boscoso y luego abierto con alguna rampa que llega al 16%. Coronaremos Azpegi, probablemente rodeados de vacas y caballos y descendemos un kilómetro de hormigón hasta cruzar la frontera que será el momento en que retomamos el asfalto. A la derecha dejaremos la carretera que va a la cueva de Arpea; nosotros tomaremos a la izquierda. Enfrente tendremos el impresionante monte Errozate y en pocos metros llegaremos a Orgambide. Desde ahí a la cima la subida será común a la vertiente que viene de Esterenzuby. Es esta una subida muy irregular, en apariencia sencilla pero, ojo, que en esta zona el exceso de confianza siempre pasa factura.
Por Jon Beunza
Fotos: Andoni Epelde
Altigrafías y perfil ruta: Javi Fuertes, Josemi Ochoa, Franci García, Juanto Uribarri/APM