En la senda del éxito
por Rubén Berasategui
Fotos: Andoni Epelde
No descubro nada al decir que en el País Vasco el ciclismo se sigue y vive de un modo especial. Fruto de ello, no es casualidad que el pelotón profesional español tenga y siempre haya tenido en sus filas un porcentaje importante de ciclistas de origen vasco. Si nos centramos en Euskadi, resulta también claro y manifiesto (ahí están los datos), que la inmensa mayoría de ellos pertenecen a pueblos o municipios, siendo un rara avis el número de ciclistas profesionales nacidos en alguna de las tres capitales de provincia. No pretendo abrir un debate sobre ello, pero tampoco es este un dato fruto de la casualidad.
Si sois lectores habituales de la revista seguro que os acordaréis del nº 29 en el que entrevistamos al donostiarra Peio Ruíz Cabestany. Personalmente me hizo mucha ilusión aquella entrevista, pues era mi ídolo ciclista de la juventud. ¿Por qué? Porque era donostiarra como yo. Son tan pocos los ciclistas nacidos en la capital guipuzcoana que han llegado a la máxima categoría del pelotón profesional, que ya os adelanto que con Xabier Mikel Azparren y esperemos que pronto con su hermano Enekoitz Azparren, no seré nunca objetivo. Como con un club de fútbol o baloncesto, los colores tiran para casa y una nueva ilusión se nos abre a los aficionados locales con estas dos jóvenes promesas del ciclismo guipuzcoano. ¿Hasta dónde van a llegar? Quizás no es la pregunta adecuada: el mayor acaba de aterrizar en este mundo y el pequeño está a las puertas de hacerlo. El mero hecho de llegar ya es un logro, pero ahora viene lo más difícil: buscarse un sitio en el avispero del pelotón profesional mundial y ser capaz de mantenerse en él.
Desde ZIKLO teníamos prevista esta entrevista hace tiempo, mucho antes de que Xabier Mikel pasara a profesionales o corriera la Vuelta a España de 2021 con el equipo Euskaltel Euskadi. La pandemia y las circunstancias han ido retrasando esta entrevista, pero siempre que hablábamos con el padre de ambos, Mikel Azparren, sabíamos que tarde o temprano esta se produciría y como a nosotros nos gusta: una pequeña vuelta en bicicleta con ellos en la que más que andar en bicicleta aprovechamos para sacar fotos y conversar un poco para romper el hielo, y una relajada entrevista después en las instalaciones del club Mundaiz Fit donde Mikel trabaja en la actualidad. El padre ha sido y es pieza angular en la trayectoria de los hijos y lo que al comienzo podía parecer una entrevista ha derivado en una distendida charla. Nos ha permitido conocer el carácter de los dos chavales, muy distintos entre ellos, pero donde se ve una relación fantástica. Ahora solo falta plasmar en unas líneas el buen ambiente que hemos respirado y daros a conocer un poco más sobre la familia Azparren, a la cual agradecemos su disposición y la amabilidad que han tenido al atendernos.
Una aclaración previa: en aras de hacer más sencilla y agradable la lectura de este artículo, utilizaremos abreviaturas: (M) Mikel, el padre; (XM) Xabier Mikel, el hermano mayor; y (E) Enekoitz, el hermano pequeño.
Antecedentes familiares
Arranca Mikel y sin dudarlo nos dice que su aita, el abuelo de los chavales, corrió hasta los 23 años en carreras populares. Trabajaba a través de la bicicleta y eso le servía de entrenamiento, compitiendo los fines de semana.
¿Hermanos o hermanas?
(M) ¡Qué va! A nivel de hacer deporte, yo solo. De pequeño no me dejaron andar en bicicleta, sobre todo porque a mi ama le daba miedo. Así que jugaba a baloncesto en el Askatuak de 2ª división. Me lesioné en la rodilla, dejé de competir y me puse a andar en bicicleta porque siempre me había gustado mucho. Pero claro, era un poco tarde ya: tenía 22 años y pesaba 85 kg. No estaba gordo, estaba fuerte del baloncesto, pero con ese peso en aficionados…, cuesta arriba tenía muchos problemas.
¿De dónde os viene la afición a la bici?
(M) De los veranos y el Tour de Francia. Recuerdo ir desde muy pequeñito con el aita y el aitona a ver la carrera a su paso por los Pirineos. Se montaba un autobús y eran días de fiesta. Algunos acudían a ver la carrera, pero a otros no les interesaba lo más mínimo e iban a pasar el día, a comer, a disfrutar de una jornada con los amigos con la excusa del Tour.
¿Y vosotros?
(XM) Yo del aita. Empecé a ir al Tour de pequeño, como hizo él en su día. Recuerdo que era como una fiesta: comilonas impresionantes, llevaban paelleras muy grandes y se pasaban el día cocinando, bebiendo, echando risas. Me gustaba mucho ese ambiente.
(E) Yo no iba. Me quedaba viendo el Tour en casa. Más cómodo y práctico.
¿Algún recuerdo ciclista concreto?
(M) A mí se me quedó grabada en la memoria y no se me olvidará la imagen de Iñaki Gastón coronando el Tourmalet. Un aficionado con una bandera al cuello a modo de capa se puso a correr a su lado y animarle con la mala suerte de que la bandera se le metió en los piñones y le bloqueó la rueda a 500 m de la cima. Gastón se fue al suelo y según se levantó le soltó un guantazo al aficionado que no se me olvidará jamás. Por lo demás he tenido la oportunidad de ver a todos los grandes ciclistas del pelotón desde principios de la década de los 80: Hinault, Fignon, Lemond, Indurain…, los he visto a todos.
(XM) Mi recuerdo son los Tours de Contador, los hermanos Schleck, e incluso poder ver a Armstrong que tras su parón regresó al Tour unos años más tarde.
¿Y cuándo veis que esto os gusta y os ponéis a dar pedales?
(XM) Yo empecé a competir con 12-13 años. Tenía sobrepeso y más que nada por hacer algo. Nunca me lo había planteado, así que fue casi sin querer.
(E) Yo empecé a la vez que él, en benjamines. En alevín de segundo año me caí y me rompí el cúbito y el radio. Le cogí miedo y dejé la bicicleta. Tenía pensado jugar a pelota vasca y fue el aita quien me animó y me dijo que probara, que fuera a las carreras que yo quisiera. Le dije que me lo pensaría, pero que tenía claro que si estaba lloviendo no iba a correr. Fui a la primera carrera y recuerdo que no es que lloviera, aquello era un diluvio. No me fue mal, hice… (entra el aita y le dice que tercero). Eso me animó y seguí corriendo.
¿Cómo se lleva tener dos hijos ciclistas en la familia?
(M) No te voy a engañar: mal. Cuando son pequeños quizás aún peor. Ahora que son mayores sabes y saben lo que hay. Siempre estoy pendiente, soy así, no puedo evitarlo. Cuando van a entrenar estás a expensas de cuándo llegan, de que te llamen, mirando el móvil continuamente, tanto si suena como si no. Ya sabes también lo que se dice “No news good news”. Si no hay noticias, son buenas noticias, y aunque no llegue ningún mensaje ya sabes que han llegado.
Empezáis a correr, pero ¿cuándo os lo empezasteis a tomar en serio o con miras puestas en llegar a la máxima categoría? (Aquí toma la palabra Mikel).
(M) En juveniles, cada uno en su momento, claro está, pero al llegar a esa categoría les hablé claro a ambos. He corrido, he sido director de equipo y sé dónde está el nivel. Te diré más: no tiene nada que ver el ciclismo actual con el de hace solo 10 años atrás a nivel de preparación, entrenamientos, materiales. Si querían apostar por ser ciclistas yo les iba a ayudar en todo, pero eso implicaba muchas cosas, porque es invertir en tiempo, dinero y dedicación.
¿Cuáles?
(M) Renunciar a la vida normal de un adolescente de 18 años. Prácticamente a todo: vida social, vida en pareja, viajes, excursiones, cuadrilla, juergas. Todo eso pasa a un segundo plano. Ahora hay viajes para competir, concentraciones, descanso, dedicación. La decisión era de ellos y, si querían, yo iba a apoyarles personal y económicamente. Un juvenil o un aficionado no gana dinero y tiene muchos gastos: material, nutricionista, preparador, pruebas de esfuerzo, concentraciones o viajes que haces para ver un recorrido o un puerto y que van por tu cuenta, de tu bolsillo. Si se lo tomaban en serio y respondían, yo iba y voy a estar con ellos hasta el final. Me gustaría agradecer desde aquí, porque creo que es de justicia, el apoyo que nos ha brindado siempre Orbea y que ha permitido que desde cadetes ambos hayan contado con buen material para entrenar y competir.
Evidentemente aceptáis el reto, pero supongo que sin olvidar los estudios o algún tipo de formación.
(E) Yo estoy estudiando un ciclo de Emergencia Sanitaria para ser auxiliar de ambulancia. Pero en este momento es secundario, porque mi objetivo claro es dar el salto y pasar a profesionales.
(XM) Yo tengo hecho tres cuartas partes del ciclo de INEF. Me faltan las prácticas. También estoy estudiando por mi cuenta Economía: me gusta mucho y como tengo tiempo libre por las tardes cuando no estoy en carreras, mejor emplearlo así que de otro modo.
(El padre asiente. Ahora la pregunta es para él). Todo eso está muy bien, pero algo verías tú, que sabes de esto, para a esa edad animarles a apostar por hacer carrera profesional. Sabemos todos que por mucho que uno quiera, en este deporte no siempre “querer es poder”.
(M) Así es. A Xabier Mikel le veía en el velódromo y era un bestia. Pero sobre todo tenía y tiene dos virtudes muy importantes: una grandísima capacidad de sufrimiento y un orden mental en su vida impropios de su edad. Es muy organizado, muy centrado, tiene condiciones y si realmente quiere, llegará. De hecho ya ha llegado, ahora hay que consolidarse y hacerse un sitio en el pelotón. Enekoitz es distinto. Va en todos los terrenos, pero si tuviera que definirlo diría que es un escalador que además es capaz de defenderse en contrarreloj como lo demuestran sus resultados hasta la fecha. Es además muy explosivo y capaz de responder a esfuerzos cortos o largos. Todo esto por supuesto corroborado en datos: sé lo que mueven ambos. Pero mucho más importante que eso, sé cómo han llegado o están a punto de llegar en cuanto a entrenamientos, cargas y preparación. Van “castos y puros”. Estoy muy tranquilo porque no los he quemado lo más mínimo y con todo por labrarse, si la fortuna en parte y sobre todo su dedicación y profesionalidad respaldan sus actuaciones.
Veo que sufres, pero que estás también disfrutando y divirtiéndote con ellos.
(M) Ambas cosas y no sabes cómo. Ahora sigo más al pequeño porque sus carreras me caen más cerca. Xabier Mikel puede estar corriendo en Noruega o en Gran Bretaña. Eso sí, como corra en España o Francia a 1000 km de casa, no tengo ningún problema en coger el coche e ir a verle.
Luego entraremos más en esos temas que me interesan. Veo que vuestro padre desde luego confía mucho en vosotros. ¿Y los protagonistas qué me decís?
(XM) Yo la verdad es que me considero un privilegiado. He tenido suerte y siempre me he amoldado bien al cambio de categoría. De hecho, el cambio que más a gusto he afrontado ha sido el de sub 23 a profesional.
¿Cómo es eso?
(XM) No sé, son carreras más largas y más duras. Pero también se corre de otra manera que a mí me van mejor por mi forma de correr.
Vamos a dejarlo aquí, pero luego volveremos sobre este punto, ¿y tú Enekoitz?
(E) Yo tengo ganas de pasar. Estoy en el Laboral Kutxa y empiezo la temporada con ganas. Ya he corrido algunas carreras y he estado peleando por las victorias.
Edito. Tenemos esta charla a finales de febrero, a día de hoy, cuando la escribo estamos a finales de abril, motivo por el que puedo dar algo más de información: Enekoitz en Essor Basque (Francia) no ha bajado del 10ª puesto siendo un 3º su mejor resultado. En Colindres hizo 3º, ganó en Ereño 1º y fue 2º en Markina, siendo el líder actual del Trofeo Euskaldun.
(Trofeo Euskaldun: consiste en 20 carreras de la primera parte de la temporada hasta el mes de junio y donde se establece una clasificación en función de los puestos que se obtienen en ellas).
Pregunta obligada: ¿cabeza de ratón o cola de león? (De nuevo salta Mikel y me comenta):
(M) Te van a responder los dos igual, pero voy a dejar que lo hagan ellos antes.
(XM) y (E) Cola de león (al unísono).
(Ahora el que toma la palabra es el padre):
(M) Tienes que ser león toda la vida. Para ser ratón es mejor que te vayas a casa, al menos si esa es tu idea inicial. Es muy duro, exige muchos sacrificios, demasiados. Es renunciar a una parte de tu vida que ya no va a regresar. Intenta llegar hasta donde puedas, pero siempre moverte dentro del león, que esa sea tu actitud. Si es la cola, pues la cola. Si puedes acercarte al lomo y asentarte ahí, fantástico. Pero siempre dentro del león. Una frase que les repito muchas veces es que una cosa es llegar a profesional y otra distinta es ser ciclista. Y para ser ciclista hay que ubicarse en el león. (Ahora el que asiente es el pequeño).
Veo que aquí hay y ha habido muchas charlas. Me viene perfecto para mi siguiente pregunta: ¿virtudes y defectos de cada uno de vosotros?
(M) Aquel señor (señala al pequeño), tiene la virtud y el defecto en la misma palabra. Es un cabezón. Pero muy cabezón, no os hacéis idea. Eso tiene el defecto de que quiere hacer las cosas a su manera, que le cuesta escuchar y más todavía hacer caso. Pero por el lado contrario tiene la virtud del cabezón de primera categoría: si se le mete algo en la cabeza lo va a lograr y como se lo proponga lo va a conseguir, aunque sea por pura cabezonería. Sin ir más lejos os cuento su última carrera en Francia en un terreno quebrado y con los mejores aficionados franceses del país. No son carreras sencillas y fuimos a verle correr. Como siempre que están en carrera yo estoy nerviosísimo y siguiendo cómo va la prueba por las aplicaciones móviles que hay hoy en día. El pelotón pasa roto en pedazos y no está en el primer grupo. Este señor viene en el segundo grupo, que eran poco más de 10 ciclistas a minuto y medio. Suelto un juramento, lo siento, pero no pude contenerme (lo omitimos), y le grito: “¡¡¡Que se te ha ido la carrera!!!” Me mira, se desentiende de todos, y me levanta el brazo de mala leche. Se actualiza la aplicación 15 km más tarde y veo que ha entrado en el grupo de cabeza. Yo pensaba que estaba mal: no se puede cerrar ese hueco prácticamente solo en ese intervalo de tiempo. Más tarde me reconoció que atacó no por ver si cazaba a los de delante, sino por la mala leche de la que se había puesto al pasar por donde yo estaba.
¿Te sirvió de revulsivo entonces?
(E) No sé, ataqué sin pensar. Por no tener que aguantarle más tarde.
¿Y qué tal te fue?
(E) Hice 3º (risas).
¿Y de Xabier Mikel?
(M) Le cuesta creérselo. Puede parecer que tiene muchísima confianza, pero le cuesta. Tiene un grandísimo potencial. Como virtud te diré que es muy responsable. Si te dice que le tocan 6 horas sabes que las va a hacer. No tienes que preocuparte ni andar detrás.
Tiene hechuras de buen rodador y contrarrelojista. ¿Cuesta arriba también?
(M) Aún tiene que definir su cuerpo, moldearlo. Ya te digo que llega verde. Pero podrá pasar puertos importantes. Lo que nunca le vamos a pedir es que pase delante un Mortirolo o un Zoncolan o esas cuestas y finales tipo cabra que nos están poniendo en la Vuelta estos últimos años. Pero sí le veo capacidad para pasar un Tourmalet. Te diré más: cuanto más duras esas etapas y más largas y más puertos haya, mejor. Hasta un 10% Xabier Mikel podrá defenderse en un futuro. Esa es mi visión. El otro no, el otro puede defenderse en Anglirus, en repechos. Es escalador puro, pero sorprendentemente es un grandísimo contrarrelojista.
¿Cómo explicas eso?
(M) Porque ambos son corredores que son capaces de ir casi al 100% de su FCM. Eso no es fácil de lograr. ¿Por qué crees que en su época buena Froome, Contador o corredores como Vingegaard o Pogacar hoy en día hacen cronos tan buenas? No son ningunos hombretones, pero son capaces de ir al límite de sus posibilidades durante mucho tiempo seguido. Claro que son muy buenos, pero te estoy hablando de que hacen resultados extraordinarios en cronos planas que en teoría gente con 10-15 kg de peso más que ellos deberían tener y de hecho tienen mucha ventaja.
¿Qué me decís del aita?
(E) Lo mismo. Es muy cabezón.
(XM) Muy emocional, para lo bueno y para lo malo. Lo vive todo muchísimo y le afecta también muchísimo, ya sean las cosas positivas como las negativas.
(Mikel asiente). Tienen razón – nos dice.
Me decías Xabier Mikel, en la bicicleta esta mañana, que no has acusado tanto el cambio de categoría en tu paso a profesionales y que incluso este año te estás poniendo metas más altas. Cuéntame.
(XM) A mí se me dan bien carreras de fondo, de más kilómetros, aunque sean más duras. La explosividad de otras categorías por la forma de correr y motivada también por la distancia, no me van tan bien. Por eso en profesionales, pese a que es sin duda donde más rápido se va, me estoy sintiendo cómodo.
¿Dónde se nota más el cambio? ¿En el llano tal vez, como dicen muchos, incluso más que subiendo?
(XM) Donde más se nota el cambio es bajando. Si un ciclista no baja bien, es donde más va a sufrir y ya puede ir muy bien en otros terrenos porque, si no, lo va a pasar mal. Me decía mi compañero de equipo Lobato, con una dilatada experiencia profesional, que si en una gran vuelta por etapas puedes elegir el grupo en el que ir, no vas a tener ningún problema en terminarla.
¿Por qué?
(XM) Una cosa es que vayas en la última grupetta porque quieras y otra muy distinta porque no puedas más. Pero si vas en la última, asegúrate de ser un buen bajador. Te pongo ejemplos de la última Vuelta a España. Hubo una etapa que coronando un puerto y a falta de 40 km para meta y con otro puerto por subir, estábamos a 40 minutos de la cabeza y el cierre de control estaba en 50 minutos. Se pusieron tres Quick Step delante y dijeron: “Tranquilos. Ahora bajando y en el llano «full gas», y luego subiendo todos parados. Hicimos ese tramo de bajada y el llano antes del puerto quitando más de 8 minutos a cabeza de carrera, subimos el último puerto parados y charlando y volvimos a ir a mil en la última bajada y llano final. Recorrimos esos 40 km finales más rápido que los primeros. Eso no lo puedes hacer si no bajas bien. Es más, hay ciclistas que de ninguna manera quieren ir en la grupetta de cola porque lo pasan fatal cuando se abre gas en ella y hacen lo posible por ir en otros grupos. Por eso te he dicho lo de poder elegir grupo en el que ir en una gran vuelta.
¿Intuyo que a ti bajar entonces se te da bien?
(XM) No tengo ningún problema. Hasta aprovecho para comer y recuperar fuerzas en algunas ocasiones, si las circunstancias lo permiten.
Pero también se te vio delante en muchas etapas.
(XM) Sí, había que dar visibilidad, y tuve fuerzas para rodar días escapado con gente de mucho nivel como Bardet, Pidcock, Vanmarque, Storer. Verme ahí era motivante e ilusionante.
(Irrumpe Mikel):
(M) De eso hablamos muchas veces. Ya ves cómo ha andado en Algarve: se le ha visto y es una carrera con corredores top a nivel mundial. Ha hecho el 12º en la crono y el 16º en la general final. Es una carrera ya de primer nivel internacional y ya ves los corredores que quedaron delante de él y a los que batió. Estamos en un momento en que debe buscar su sitio, y responder a la pregunta del millón: “¿Qué es más importante: ganar dinero o ser ciclista? Yo creo que hay que centrarse en lo segundo y que eso será lo que pueda traer lo primero. Hubo dos etapas clave, aparte de la crono, y donde se las iba a ver con grandísimos ciclistas. Cuando le dije mi opinión antes de la primera de ellas, me dijo que yo “era un flipao”, que cómo iba a estar él ahí: “¿No ves el nivel?”. El último día se batió como un campeón ante muchos de ellos.
¿Cuáles son por tanto tus próximos objetivos?
(XM) La Vuelta al Alentejo y la Itzulia.
¿Qué esperas de ambas?
(XM) Al Alentejo voy con idea de ir a disputar la Vuelta, de ganarla si se puede. En la Itzulia tener visibilidad para el equipo y ayudar a los compañeros.
(Edito de nuevo. Ventajas de que escribo esto casi en mayo. He llamado a Mikel y le he pedido que me haga un breve resumen de las impresiones de ambos una vez finalizadas ambas pruebas).
(M) Fue muy importante la confianza que adquirió en las últimas etapas de Algarve. Verse delante con gente como Evenepoel, Daniel Felipe Martínez, Gaudu, Hayter, McNulty, Küng le dio mucha confianza. En Alentejo sabíamos que el nivel no iba a estar tan alto. Así que fue a por todas. Ganó una etapa, su primera en el campo profesional, hizo segundo en la crono a dos escasos segundos y quedó segundo en la general final. La Itzulia no se nos dio todo lo bien que nos hubiera gustado. Era un recorrido complicado para él, lo sabíamos, sobre todo a día de hoy. Pocos puertos o no muy largos, repechos cortos y muy duros de pendiente y explosivos. Por si esto fuera poco, al final se vio lastrado por un tema respiratorio que lo tiene ahora mismo parado en casa recuperándose. Ayudó al equipo y tuvo arrestos para meterse al menos en la fuga del último día hasta donde le llegaron las fuerzas. Un aprendizaje y una experiencia.
¿Cómo es transitar en el mejor pelotón mundial, compartir carretera con esos corredores que hasta hace nada veías en la tele?
(XM) Hay muy buen ambiente en el pelotón. No tengo ningún problema. El idioma ha cambiado. Ahora el que predomina es el inglés y yo me defiendo, así que puedo hablar con un corredor alemán, australiano o de Países Bajos sin problemas. Eso sí, cuando la cosa se pone seria ahí ya no hay amigos. Y si tienes que cerrar un hueco o no dejar pasar a alguien con el que hace una hora estabas de charleta, se hace. Son cosas del oficio cuando la situación así lo requiere.
¿Y los grandes?
(XM) De los que he coincidido solo tengo buenas palabras. Roglic me parece un señor y qué decirte de Valverde, que te habla como si llevaras toda la vida en el pelotón con ellos.
¿Qué me dices del maillot? ¿Hay diferencia entre ir con un maillot del World Tour a hacerlo con uno de un equipo Profesional Continental?
(XM) Mucha, muchísima te diría yo. El gasto que hace un corredor ProContinental por estar al final de etapa o de carrera en el mismo lugar que un corredor del World Tour, me atrevería a decirte que no tiene nada que ver: es muchísimo más.
Muchos nos han dicho eso. ¿Por qué?
(XM) Porque el corredor con un maillot de los equipos World Tour se da por sentado que debe estar ahí, nadie le discute un sitio o le desplaza del mismo cuando las cosas se ponen tensas. Pero cuando eres un Continental parece que les estorbas: dan por hecho que te vas a quedar en el momento que se acelere.
¿Entonces?
(XM) Te tienes que hacer respetar. Si ven que un día has estado ahí, y cuando ha llegado el momento clave no solo no te has ido para atrás, sino que además has sido capaz de llegar delante de alguno de ellos, toman nota rápido. Las jerarquías en el pelotón existen y como dice el aita, es importante saber pronto cuál es tu sitio dentro de él.
Para ir concluyendo, vamos a soñar despiertos. ¿Qué carrera os gustaría ganar?
(XM) Si tuviera que elegir una te diría la Clásica San Sebastián, entrando escapado, yo solo en el Boulevard y levantando los brazos a 200 m de meta.
(E) La Clásica por supuesto, brillar en la Itzulia también, pero ganar en el Tour sí que sería un sueño.
(M) Son muy distintos. Xabier Mikel te habla de carreras, de clásicas, de Monumentos: Flandes, Lieja, Lombardía…. Enekoitz lo tiene claro: el Tour.
¿Qué es para un padre soñar con ver pasar a tus hijos por esas carreteras a las que ibas de pequeño y más tarde de mayor a pasar el día con la cuadrilla comiendo y bebiendo aprovechando el paso de la carrera?
(M) Un sueño, piel de gallina, una satisfacción, un orgullo enorme.
Ojalá pueda cumplirse.
(M) Ojalá, si bien a Xabier Mikel ya le he visto y he podido seguirle en una Vuelta a España. Ojalá dentro de un tiempo pueda hacerlo también en otras carreras y si fuera ya con los dos…
La entrevista toca a su fin. Mientras conversábamos acaba de llegar un periodista de un periódico local para entrevistar a ambos. Están de moda. Xabier Mikel, el mayor, algo más. Normal, es el más conocido: pero el pequeño tiene toda la pinta de que dará que hablar también. No vamos a ponerles límites ahora, cuando uno acaba de aterrizar y el otro está buscando pista donde hacerlo. Personalmente espero seguir en contacto con la familia.
Empiezo como acabé. No puedo ser objetivo con ellos: desde hace tiempo siempre los busco en las clasificaciones allá donde corren y espero que Mikel me permita siempre un mensaje de ánimo o a modo de pregunta si por lo que sea algo me ha sorprendido. Saben que desde ZIKLO les seguiremos de cerca a ambos, como ocurre con todos los corredores en activo a los que entrevistamos, pero en esta ocasión para mí será un poco especial pues son de la casa, paisanos míos, y eso siempre estrecha vínculos y relaciones. Hasta muy pronto, familia, y ojalá el futuro os depare muchos éxitos. Y nosotros podamos verlos y contarlos.