En la flor de la vida
Por Ziortza Villa
Fotos: Andoni Epelde
Rodamos con Sara Martin entre viñedos y campos de girasoles donde ella entrena en los alrededores de Aranda de Duero, al sur de Burgos, su tierra natal, y donde vive con sus padres y su hermano Albar, también ciclista en categoría cadete.
Nos citamos con ella en un pequeño hueco que ha hecho en su calendario tras disputar junto al Movistar Team el Giro Done, antes de concentrarse en altura de cara a sus próximas competiciones internacionales.
Tras cinco temporadas en el Sopela, entró a formar parte de la escuadra Movistar en 2021 tras un 2020 brillante donde fue Campeona de España sub23 de ciclismo de ruta y CRI, tras el que fue seleccionada para correr en Mundial de Imola para las pruebas de ruta y CRI.
Esta temporada, su primera como profesional, compagina la actividad deportiva cursando el cuarto curso de Química en la Universidad de Valladolid. Tras un extenso calendario internacional junto al equipo, ha vuelto a coronarse como campeona de España sub 23 de ruta y CRI en La Nucia el pasado mes de junio, mostrando un grandísimo nivel solo al alcance de las mejores elites nacionales y ha disputado su primer Giro Done este verano.
La trayectoria de esta joven ciclista ha sido meteórica y su adaptación al World Tour, la máxima categoría femenina, digna de admirar. No cabe ninguna duda de que Sara es un portento físico, pero lo que más destaca de ella es la clase innata que muestra encima de la bicicleta. Una ciclista todoterreno, una mujer fuerte y valiente con ambición de crecer, humildad de aprender y capacidad de ganar, que empezó divirtiéndose en el deporte hasta convertirse en profesional, dando prioridad a la formación académica y dejando que sea el tiempo quien le otorgue su lugar. Ella es el fiel reflejo de una juventud bien aprovechada con una cabeza bien amueblada y los pies en la tierra, preparada para todo lo bueno que el ciclismo le depara.
Estás en la mejor flor de la vida y puedes con todo: compaginas la exigencia académica de unos estudios universitarios con el deporte profesional de una manera casi magistral. Queremos saber cómo lo haces.
Cuando no estoy compitiendo suelo quedarme en Valladolid donde estudio 4º de Química. Yo, tanto en bachillerato como en la carrera, he sufrido al tener que compaginar ambas cosas. Al final tienes que ser muy metódica y renunciar a muchas cosas propias de gente de tu edad si quieres llegar a todo y hacer las cosas bien. Durante el curso, hay semanas que he estado desde las 9 de la mañana hasta las 20.30 de la noche en la facultad y tenía que sacar 1 hora de rodillo a final de la noche. Gracias a una beca de la Junta de Castilla y León vivo en una residencia y entreno allí. Me queda el TFC (trabajo fin de carrera) y terminaré el grado este año. A veces me dicen que tengo suerte de tener unos padres como los que tengo, que me apoyan y me ayudan a tomar buenas decisiones.
¿Cómo fue tu comienzo en el ciclismo?
Todos los veranos y los fines de semana salía con mi padre que es muy aficionado al ciclismo, como cualquier niño que sale con su padre. Sobre todo salíamos con la bici de montaña y me divertía mucho. Recuerdo que me encantaba descubrir manantiales de agua. También hacia atletismo y probé el duatlón.
En infantiles empecé a compaginar el triatlón con el ciclismo, pero no he pasado por escuelas de ciclismo. Ese paso, que es importante para el manejo de la bici, me lo he saltado. Compaginaba el triatlón con algunas carreras de ciclismo en categoría cadete a las que iba como independiente. Empecé a correr con la Bici Aranda, un equipo de aquí. En cadete gane la última carrera con final en Iurreta. En juvenil me ficho el Sopela, el equipo filial del antiguo Lointek.
En Sopela mi primer año como junior lo disfruté mucho porque éramos muchas chicas en el equipo y formábamos una piña. En junior muchas carreras corríamos con las élites así que tu carrera era un poco salvarte. Aprendí mucho y ya en junior deje de hacer triatlón, porque ya estaba en bachillerato y no podía con todo. Además, tuve una pequeña lesión que me impedía correr y me quedé con el ciclismo. En mi primer año como junior gane la última prueba de la copa de España en Marín. Gané el Campeonato de España de carretera y fui segunda en CRI. En mi segundo año como junior, en 2017, ya gané el Torneo Euskaldun, la Copa de España y los Campeonatos de España.
En aquel momento entré a formar parte del equipo elite, que pasó de ser Lointek a ser Sopela tal y como está ahora, con el director Fran Pla.
Aquel año fue duro porque empecé en la Universidad y el cambio de irte fuera a estudiar a una ciudad que no conoces es duro, por lo que supone estar viviendo sola, buscar sitios para entrenar… Además, llegué una semana tarde a la facultad porque me coincidió con el Mundial y tuve que empezar un poco como a remolque. La universidad es dura y se me hizo difícil. Llamaba a mis padres cada día… ¡Había semanas que no me daba la vida! Los primeros años me ayudaba con la preparación mi padre. Siempre me ha guiado, me ha aconsejado y me ha apoyado en el ciclismo.
Respecto a la preparación, entonces empezaste con tu padre.
Mi padre me conoce bien y me ayudaba con la preparación. Durante el curso, si tenía una hora, pues era una hora a tope y hacia muchísimo rodillo. Después en mi segundo año como sub 23 empecé con Noel Martín, que supo adaptarse bien a mi ritmo de vida universitaria y sigo con él a día de hoy.
Yo siempre he entrenado a sensaciones y nunca hice series. Yo me conozco bien y puedo exprimirme a tope. Hacia lo que me pedía el cuerpo y me ha ido bien. Este año ya he empezado a entrenar con vatios y de forma más estructurada.
El año 2020 fue un año especial en todos los sentidos. La pandemia lo cambió todo y afectó mucho al deporte. ¿Cuéntanos cómo fue el año para ti?
Los primeros meses de la pandemia me centré en los estudios. El tercer año de carrera es el más duro y requiere muchísima dedicación. Al no haber clases presenciales nos apretaron mucho en las asignaturas. Casi no paraba en todo al día y estaba sentada de 8 a 20.00. Al finalizar el día hacia algo de bici en rodillo. En el equipo me lo permitieron siempre, pero al no haber competición aun pude centrarme más en los estudios.
Al acabar lo exámenes en junio pude prepararme, y como el Campeonato de España se retrasó a finales de agosto me vino bien. Los campeonatos siempre han sido en junio y nunca llegaba preparada porque me coincidía con el final de curso.
Entonces te coronas como Campeona de España CRI sub 23 solo por detrás de un genio llamado Mavi Garcia y ganas el campeonato de ruta sub 23 con una actuación brillante en Jaén.
La crono empezaba para abajo y sabía que iba en buena forma. Para abajo marqué el primer mejor tiempo intermedio y cuando me lo dijeron pensé, igual me he pasado un poco… pero fui a tope. Yo iba a por el sub 23 pero quería medirme con las elites. Para mí fue un resultado importante hacer segunda elite. Este resultado me motivó para la competición de ruta. Iba a divertirme, pero salió bien. El circuito de la prueba de ruta era muy duro y fue selección total. Mavi y Ane Santesteban se fueron; yo tuve buenas piernas, pude darlo todo y hacer una buena carrera.
Finaliza el verano y eres una de las ciclistas seleccionadas para correr el Mundial de Imola 2020 en la máxima categoría, en el que tienes una buena actuación.
Hice buenos campeonatos, sí. Hice también una concentración con la selección española en Altea y Gema Pascual, la seleccionadora, pudo ver cómo estábamos todas: creo que todo influyó. Fue una alegría poder ir. Y una experiencia muy buena:, hicimos superbuena piña y estuvimos muy contentas. La carrera fue dura y yo me sentí muy satisfecha, porque cada una hicimos lo que se nos pidió. Todas trabajamos para que Mavi estuviera delante y, aunque luego no se vio reflejado quizás en el resultado final, hicimos buen trabajo.
La crono también la corrí y se me hizo dura. Gema me dijo que corriera sin presión, a aprender, pero la verdad que se me hizo larga.
Parece que Gema Pascual, la seleccionadora nacional femenina, os deja hacer, que deja fluir…
Sí. Estuvimos en Altea y ella nos dijo eso mismo en una charla: “Dejad que fluya”. Es muy positiva y confía mucho en nosotras. Le gusta el ciclismo femenino y el buen rollo.
Entonces llega la noticia de que el equipo Movistar, que hace una apuesta al todo para disputar el World Tour Fememino con Annemieck Van Vleuten de jefa de filas, cuenta contigo para 2021.
Movistar anunció el fichaje justo antes del mundial de Imola. Yo sabía que me seguían desde mi primer año sub 23 y lo cierto es que tuve la posibilidad de haber fichado antes, pero preferí estar centrada en los estudios. Estar en un equipo así requiere toda la dedicación y yo sabía que me iba exigir. Fue una decisión tomada junto a mi familia y pensamos que antes de dedicarme al ciclismo debía acabar la carrera.
Este año, cuando pasé a formar parte del equipo, me dijeron que estuviera tranquila, pero yo soy ambiciosa y muy autoexigente y preferí que fuera de este modo, ya con tercero de carrera finalizado, porque el cuarto año es más liviano. Ellos me dijeron que la primera parte de la temporada podría tener tiempo para integrarme e ir aprendiendo y no me iban a exigir.
Arranca el 2021 y haces toda la temporada de clásicas de Europa y la competición de máximo nivel en la que apruebas con nota. ¿Cómo ha sido la experiencia como integrante de una de las estructuras que disputan el World Tour femenino en tu primer año de ciclista profesional?
Por cómo ha ido el año, la verdad es que me he metido más de lo que habían dicho: querían que corriera esas carreras para adquirir experiencia porque en Sopela no las hacíamos. Me gustó mucho la Amstel, donde además me sentí bien. La Flecha me pareció dura por el cansancio de la Amstel, los muros y el muro de Huy. Las Ardenas las disfruté mucho. Estar en esas carreras con un equipo potente, donde querían que me desenvolviese, es muy bonito.
Hay que tener un gran nivel para finalizar ese tipo de carreras sin una experiencia previa. El ritmo es muy alto y se producen muchos cortes. Superaste la prueba con nota. Pero llegan las clásicas en España, este año de máxima categoría en el calendario femenino, y tu vuelves a dar el callo. Vi las declaraciones de Van Vleuten en la llegada de la Clásica de Navarra tras su victoria en la que decía que ir detrás de ti era como ir en moto. ¿Cómo es correr con una ciclista experimentada de la talla de Van Vleuten?
He tenido la oportunidad de correr con ella en varias ocasiones. El equipo ha querido que coincidiésemos. Ella quería un equipo joven y es una auténtica profesional. Quiere transmitirnos su experiencia, es muy exigente y cuida todos los detalles. No solo es importante aprender de ella en carrera, sino también de cómo lo estudia todo.
En Navarra iba con buen punto de forma y fui hasta el final con el grupo de cabeza. Fui delante trabajando. Hubo una escapada y no dudé en tirar para que ella llegase lo mejor posible. Fue una carrera dura porque llovía un montón e iba con esa motivación de estar delante con ella y verme ahí. Pensé que si estoy aquí delante es porque puedo y ella vio cómo había trabajado. Al llegar y lograr su victoria Annemieck utilizó la expresión “Sara in justit a moto”, que nos dijo que ellos utilizan como para decir “detrás de Sara fui en moto”.
¡Qué bonito el reconocimiento público de una ciclista de su talla!
En privado también lo dice. Ella es muy cercana y esos detalles que tiene te hacen tener más motivación y confianza. Una buena líder tiene que tener esa confianza con sus compañeras.
¿Te gusta ese rol de trabajo en el equipo?
Si. Para mí es un aprendizaje. A veces te dejan tu oportunidad si coges una escapada. Este año estoy aprendiendo y estoy disfrutando de trabajar para las compañeras por un beneficio común.
Llega la Vuelta a Burgos, este año prueba World Tour, disputada a final de mayo y los locutores dicen en directo que Sara Martin se ha caído.
Ni yo sé lo que pasó: no me acuerdo de nada. Ddespués me dijo Alicia González, que iba detrás de mí, que para no hacer el afilador tras un frenazo cuando iba situada detrás de van Vleuten, me fui a la cuneta. No recuerdo nada de la caída. Caí de cara y fue una caída bastante fuerte, de la que me costó recuperarme varias semanas.
Tras el golpe no era yo, no tenía fuerzas, no iba. La primera semana no salí en bici porque tenía que vigilar la cabeza por si me mareaba. Después poco a poco seguí con la preparación, aunque al principio me costó muchísimo volver a encontrar sensaciones.
Tras el infortunio de la Vuelta a Burgos y con apenas un mes de margen llega el campeonato nacional a finales de junio donde vuelves a brillar con luz propia, logrando el campeonato de España sub23 CRI (segunda elite) y ruta (bronce elite) en una carrera muy dura.
Das una imagen de rodadora pura, pero lo cierto es que te desenvuelves bien en la montaña. Nos has contado que entrenas por aquí, un terreno puramente rodador, pero en cuanto a puertos: ¿sueles entrenarlos? ¿Cuáles te gustan?
Me van las subidas más tendidas; me defiendo bien subiendo. Este año estuve en los campeonatos de España de cadete con mi hermano y conocí Mijares que me gustó mucho. Alguna vez he ido a Riaza o a la Sierra de Madrid, pero hago pocos puertos. Lo máximo aquí en la zona donde suelo entrenar es una subida de 4 km. Me gustan los puertos y me gusta subir, pero me falta mucho trabajo por hacer aún.
Este año voy a tener una concentración en altura en Andorra en agosto con algunas compañeras del equipo así que conoceré muchos.
Si habláramos de referentes deportivos, ¿cuál ha sido el tuyo?
No he tenido referente fijo, pero a Mavi Garcia ya la conocía del duatlón, donde obtuvo grandes resultados, y después he visto toda su trayectoria deportiva. A nivel internacional me he fijado en Anna Van der Bregen, Annemieck van Vleuten o Marianne Voss.
En cuanto a compañeras ¿alguna especial para ti?
Para mi Gloria Rodriguez es una buena compañera y es una corredora fundamental para un equipo. Su trabajo es trabajar y ser la capitana por su experiencia o manejo. Valoro mucho ese trabajo. Quien hace ese papel es la cabeza del equipo y a ese rol le doy mucha importancia. Ella, tanto dentro como fuera, es una buena compañera.
Tengo una relación especial con Sofia Rodriguez ,que ha crecido conmigo en el equipo Sopela. Está estudiando igual que yo y siempre hemos estado juntas. Creo que si lo trabaja puede también hacerlo bien.
Hablando del futuro, cuéntanos alguna ilusión que tienes en el ciclismo.
Me gustaría seguir evolucionando como lo he estado haciendo hasta ahora, y estar en unas olimpiadas o estar delante en alguna carrera importante, como un europeo o un mundial. Me gustaría ser una corredora regular y poder llegar a ser una ciclista como las que son ahora mis referentes.
¿Cuál ha sido tu mejor día sobre la bici?
Los campeonatos de España junior de primer año en Reinosa, cuando gané la ruta. Fue inesperado. Fue una carrera en la que levanté los brazos Y ver tras la línea de meta toda la gente que me apoyaba fue una sensación muy bonita y mi mejor recuerdo.
Tus padres deben de estar muy orgullosos de ti.
Mi padre se involucra mucho, no lo expresa porque siempre ha intentado transmitirnos humildad y trabajo, pero está muy feliz y así nos lo transmite.
SARA MARTÍN
Un diamante puro aún sin pulir
Reflexiones en voz alta por Ziortza Villa
El talento es una cualidad indiscutible para competir al máximo nivel, pero para llegar a ser un auténtico profesional que destaca hay que cuidar los detalles y no dejar nada al azar, porque es lo que puede marcar la diferencia. Para ello estar bien rodeada y tener buenos maestros es tan fundamental, como también lo es poseer la capacidad de aprender y la ambición de mejorar cada día,
Hoy en día con los avances tecnológicos que existen puede medirse el esfuerzo al milímetro y hacer una preparación realmente exhaustiva. Los conceptos de entrenamiento se han actualizado y gracias a todo lo que se sabe hoy puede trazarse un camino preciso para lograr grandes objetivos.
Me parece realmente impresionante la capacidad de interpretar sensaciones de los ciclistas que han empezado su vida deportiva sin datos. Aplicar la ciencia a esa experiencia es un combinado ideal para optar a la excelencia.
En cuanto a los terrenos, sin lugar a dudas un ciclista que ha experimentado todo tipo de terrenos es un ciclista preparado para todo. Viajar, conocer mundo a través de todo tipo de carreteras y subir puertos de todos los tamaños y porcentajes brinda un bagaje incalculable y esa oportunidad solo la dan los años.
Sin embargo, la juventud ofrece la oportunidad de descubrirlos con la ventaja de estar al inicio del camino. No puedo evitar pensar en Sara y sonreír por dentro con tan solo imaginarla subiendo Cabús o Paihères por primera vez en Andorra este verano. Saber que aún le quedan muchas primeras veces como elTourmalet, los Alpes o los Dolomitas… En definitiva, me ha gustado despedirme de ella sabiendo todo lo bonito que le queda por vivir.
Encontramos en Sara Martín una joven promesa del ciclismo élite mundial. Una ciclista que trasmite mucha fuerza, con una elegancia innata sobre la bicicleta y una clase que no se enseña en las escuelas. Una corredora con gran talento y un potencial enorme que ha vivido la gloria y sabe lo que se siente al levantar los brazos, pero que también sabe disfrutar dando lo mejor para los demás.
Nos encontramos con una chica sencilla de valores sólidos, con una capacidad de trabajo bien entrenada en los estudios que le ha enseñado lo que cuestan las cosas que no se regalan. Una chica de sonrisa tímida y mirada profunda, con un gran corazón como el que tienen los girasoles.
Querida Sara Martin ha sido una grata sorpresa descubrir tu pureza. Gracias por tu sinceridad y tu ejemplo. Eres como un diamante bruto aun sin pulir. Dejemos que el ciclismo te curta y que a través de las experiencias que la vida te ofrezca puedas brillar como solo las grandes joyas pueden hacerlo.