Día: 7 de enero de 2021

El tiempo no perdona a nadie, y de eso, algunas de nuestras cimas saben mucho. Entrar en el olvido, es el peor de los destinos, y llega un momento en el que la gente te recuerda sólo por lo que fuiste, y no, por lo que podrías ser.

Intereses económicos mandan y recuperar “el esplendor” de otras épocas, es tarea muy complicada para carreteras que no son de tránsito.

Seguro, que todos tenemos algún puerto en mente que se ha convertido en un imposible por el estado de su carretera. Lugares que vivieron momentos de gloria, pero…

 

Hay veces que nos obsesionamos en “crear” nuevas cimas y nos olvidamos de “cuidar” y mantener el valor de las que tenemos. La novedad, además vende, pero es triste ver el estado de muchos sitios sabiendo lo que fueron en su día.

Como decía al principio, el olvido es el peor de los destinos. “Lo mejor del olvido es el recuerdo” decía Gloria Fuertes. Triste, pero hay lugares para los que el recuerdo es lo único en lo que pueden confiar para sentirse vivos.

 

Hablando de olvido, hoy queremos traer a la memoria este gigante murciano. Estábamos recorriendo la costa mediterránea, preparando reportajes para el próximo ZIKLO y tocaba el turno de MURCIA. No pudimos evitar la tentación de acercarnos, aunque ya sabíamos de antemano que cualquier intento por ascenderlo sería un imposible.

En la costa mediterránea se localizan puertos espectaculares, largos, duros… y entre todos ellos, uno de los que más destaca es Carrascoy.

Recuerdo bien cuando lo ascendí por última vez. Hace casi 10 años y entonces su asfalto ya estaba destrozado en muchas zonas. Con el paso del tiempo, todo ha ido a peor y el amigo Carrascoy vive en la nube de la utopía, soñando con un protagonismo que a nadie parece interesarle que recupere.

No intentamos subirlo, pero no hemos podido evitar recordar algunas sensaciones de aquella muy lejana última vez.

“Su trazado rectilíneo inicial, flanqueado por naranjos y limoneros a la izquierda, que nos encajona en la montaña. Rara vez bajábamos del 10% y el serpenteo de la carretera por la sierra asustaba. Desde ese lugar ese 10% es una constante hasta que se alcanza el Km 6, con máximos que superan el 20% en algún punto. Varias curvas de herradura de considerable dificultad rompen la monotonía y un kilómetro a casi el 14% de media nos lleva a una pequeña meseta. Desde allí, todo cambia y alternaremos repechones con descansos para llegar a cualquiera de sus cuatro cimas con antena. Nosotros acabamos yendo a las 4, teníamos tiempo e ir de una a otra era sencillo tanto en distancia como en desnivel, eso sí, en cualquiera de ellas las vistas eran impresionantes.

Hay una frase que dice “Quisiera ser como un camino, por el que todos pasan, y nunca olvidan”. Ojalá Carrascoy pudiese hacerla otra vez suya.

Por Jon Beunza

Fotos: Andoni Epelde

Altigrafía: APM

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