Con los 5 sentidos.
Hace ya bastantes años-, tuve la suerte de vivir muy cerca de este maravilloso territorio Penedès, un entorno privilegiado para la práctica del cicloturismo, desde donde organizaba mis rutas por esta tierra amable y llena de alicientes, que me permitía ponerme en forma pedaleando por alguno de los ondulados, plácidos y tranquilos recorridos, que ofrece este magnífico enclave a media distancia entre Barcelona y Tarragona, en una situación geográfica envidiable.
Eran unos tiempos en los que mi pasión por la bici era muy diferente a la de ahora, no siendo plenamente consciente del encanto de esta tierra, sin admirarla como bien se merecía, contemplando cada uno de los rincones de esta comarca vitivinícola, con sus muchas propuestas culturales y gastronómicas.
Ya sabéis todos lo que esto significa. Durante esos años yo salía a entrenar y no a observar el paisaje. Craso error. Mi objetivo era prepararme para las grandes citas del calendario, pedaleando hasta llevar las fuerzas al límite sin apreciar el paisaje, ni los pueblos que atravesaba. No percibía nada y mi propósito era ir lo más rápido posible.
Cuando enfilaba las largas rectas en dirección a Sant Sadurní d’Anoia de esta delicada tierra que me acompañaba en mis pedaladas, rodeado de bellas explotaciones de viñas bien ordenadas en toda esta plana, era sin duda un privilegiado.
Si bien es cierto que al hacer estos recorridos vislumbraba su belleza, cuando entrelazaba carreteras que me conducían a grandes extensiones de viñedos, ofreciendo su paisaje verde y casi único y, durante el otoño, con todas las tonalidades de colores dorados, ocres y rojos, antes de dejar desnudas sus ramas en invierno para de nuevo iniciar el ciclo. También tenía su encanto ver cómo descansaban las viejas cepas, retorciéndose al capricho del viento que las mecía.
Aunque mi finalidad no era pedalear a la búsqueda del atractivo de la ruta, de igual manera tampoco era consciente de que lo hacía por caminos asfaltados que más tarde, en pocos años, echaría de menos. Ya lo dicen, uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde.
Eso me ocurrió a mí, cuando de nuevo regresé a la ciudad. Fue entonces cuando reparé en mi antigua situación privilegiada, y sentí rabia de no poder tener al alcance de mi bicicleta aquellas sinuosas carreteras, siempre con la visión de la montaña de Montserrat como telón de fondo.
Por eso, siempre que puedo, intento evadirme en el Penedès para revivir de nuevo viejas sensaciones y divertirme, de una manera distinta, con mis escapadas en bici por estos caminos asfaltados que se retuercen en sus curvas, envueltos por esa vegetación que tiñe el paisaje de un verde intenso.
Hace poco tiempo, gracias a la propuesta de los amigos de Penedes 360º, tuvimos la fortuna de realizar una ruta circular en bici, con salida y llegada en Vilafranca, pero con un enfoque contrapuesto. El planteamiento era pedalear a lomos de nuestras bicis en una agradable excursión de 162 km, para salvar nada menos que dos mil metros de desnivel. Estos datos, contrariamente a lo que pudiese parecer, no nos asustaban en absoluto, ya que la íbamos a recorrer en 4 deliciosas etapas, practicando una nueva modalidad de cicloturismo slow (tranquilo).
Aquí, en estas páginas, dimos buena cuenta de aquellos cuatro recorridos, que nos permitieron descubrir masías, castillos, ermitas, pueblos, monasterios y construcciones de piedra seca. Entonces sí que nos detuvimos y recreamos con las vistas, haciendo bueno el dicho de que el cicloturismo es cultura y gastronomía, visitando también sus afamados cellers y degustando sus vinos y rica gastronomía en alguna de las muchas bodegas situadas durante el trayecto.
La idea de Penedès 360º consistía en mostrarnos las múltiples posibilidades que nos brinda este territorio, desde las visitas recomendadas hasta variadas rutas en bici, pedaleando por travesías aptas para ciclistas de todos los niveles. Un proyecto que sigue completamente vigente para el cicloturista que quiera acercarse hasta aquí para dar reconfortantes paseos en bici, pero también para ir a algunas de las numerosas bodegas donde puede aprender el proceso de elaboración de los vinos y cavas. No todo van a ser sudores y esfuerzos, aunque muchos de vosotros prefiráis hacerlo en un solo día, porque sois auténticos devoradores de kilómetros, pero podéis dividirlo en dos jornadas, haciendo noche en algunos de los alojamientos que nos proponen estos bonitos pueblos, que cruzaremos durante nuestro itinerario.
Este último será nuestro plan de hoy, y por eso estamos de vuelta al Penedès.
El objetivo es disfrutar de un par de días de ciclismo auténtico con nuestros amigos en esta delicada tierra, efectuando una primera salida exigente en cuanto a ritmo y kilometraje: 100 km de recorrido para darnos un poco de caña entre nosotros, jugar a ciclistas por estas carreteras o prepararnos emboscadas dando rienda suelta a nuestro espíritu competitivo, tal y como hacía yo unos años atrás, bastantes. Tampoco se trata de devorar los kilómetros sin más, sino más bien de saborearlos, poniendo una marcha más a nuestras salidas más contemplativas. Esta la aplazaremos para la jornada del día siguiente, la segunda etapa, en la que durante el recorrido buscaremos la tranquilidad de nuestras pedaladas, tras el esfuerzo del día anterior. Será además una etapa más corta de unos 60 km, donde nos recrearemos con el paisaje y el patrimonio cultural del territorio Penedès.
Nuestro punto de salida y final fue el coqueto hotel Mas Palou, una antigua masía restaurada con todas las comodidades, ideal para nuestra escapada con los amigos y la familia, situado en el pintoresco pueblo del Pla del Penedès, en la plana y en el centro de la comarca, rodeado de campos de cultivos, huertos y viñas custodiadas por señoriales oliveras, que se nos mostrarán en todo su esplendor. Un lugar perfecto para deleitarse con la magia del Penedès.
De todas maneras, una de las grandes ventajas de esta ruta es que, al ser circular, la salida y final, y el sentido de la marcha, son a nuestra elección y la oferta turística de la zona es muy amplia. Por tanto podéis estar tranquilos porque encontrareis algo a vuestra medida.
Del Pla del Penedès a Sant Jaume dels Domenys
Nos ponemos en marcha para vivir una intensa jornada de ciclismo, siguiendo la ruta de esta etapa inicial, que nos llevará hasta Sant Sadurní d’Anoia, la capital del cava. Un paisaje espectacular separado de Vilafranca por los turons de Sant Pau. Una carretera que afrontaremos a plato y donde iremos jugando más con el cambio, plantándonos a las puertas de las bodegas de esta población, con marcas reconocidas en todo el mundo. Un simple paseo por las calles de San Sadurni d’Anoia viendo sus bodegas y todos los detalles relacionados con el cava que decoran la ciudad, tiene mucho atractivo.
Seguiremos a muy buen ritmo, enfilando ya manillares en dirección a Vilafranca del Penedès, atravesando la Estació Lavern-Subirats.
Durante el camino nos adentraremos en este extenso municipio de Subirats, situado al sur de Sant Sadurní, dominado por su castillo, que da nombre a la localidad y el cual se eleva hasta los 304 m de altitud en la sierra del Ordal. Esta fortaleza fue a mediados del s. X una importante plaza fronteriza convirtiéndose ahora en un magnífico lugar con panorámicas y la montaña de Montserrat al fondo.
A partir de aquí ya iremos sumando nuestros buenos kilómetros al paso por Sant Sebastià dels Gorgs, Avinyó Nou (dejando a nuestra derecha Sant Cugat de Sesgarrigues) y Les Gunyoles, para entrar en Vilafranca, bajarnos de la bici y, si nos apetece concedernos un respiro, nos podemos sentar a almorzar en alguna de las terrazas de las plazas de su centro histórico. Un buen sitio puede ser tanto su Rambla, como su plaza de la Vila o la de Jaume I, lugares que nos muestran emblemáticos edificios modernistas de finales del s. XIX y principios del XX, y desde donde reiniciaremos nuestra marcha después de esta parada técnica.
Nuestro siguiente destino será la localidad de La Granada, situada en plena llanura del Penedès, en un terreno poco accidentado al noreste de Vilafranca. Ante nosotros se mostrarán nuevos campos de viñas, cereales y árboles frutales, que serán referencia visual constante de la mayoría de kilómetros de la ruta propuesta.
Siguiendo el trazado marcado rumbo a Santa Margarida i Els Monjos, atravesaremos pintorescas localidades como Les Cabanyes y Pacs del Penedès. Una vez hayamos alcanzado Els Monjos, después de haber completado un tramo del itinerario con un intenso ritmo, continuaremos pedaleando para dirigirnos ahora a Castellet i La Gornal, un paraje extremadamente atractivo con su imponente castillo medieval. Desde aquí podremos presenciar el maravilloso paisaje, que nos ofrece la cola del embalse del Pantà de Foix. En Castellet prolongaremos nuestra hoja de ruta para llegar a Sant Jaume dels Domenys, a través de una bonita carretera local, adentrándonos en la comarca del Baix Penedès y en la provincia de Tarragona.
Durante la travesía transitaremos por preciosos pueblos como L’Arboç, que nos sorprenderá a lo lejos cuando atisbemos su torre de 52 m de altura, imitación exacta de la Giralda de Sevilla. Proseguiremos cruzando plácidas poblaciones como Banyeres y Llorenç del Penedès, por un terreno completamente ondulado rodeado ahora de pinedas de pino blanco, con la visión del castillo restaurado de Sant Llorenç.
Conquistaremos por fin nuestro primer objetivo en Sant Jaume dels Domenys, donde pernoctamos en el Hostal Castell de Gimenelles, no sin antes dar una vuelta por los alrededores de su iglesia y visitar su pila bautismal visigótica.
Y de Sant Jaume dels Domenys, de nuevo al Pla del Penedès
Amanece un nuevo día y, con fuerzas renovadas, después de almorzar en este pequeño hotel rural con encanto de principios del s. XVIII, rodeado de viñedos, nos preparamos para una jornada muy diferente a la del día anterior. Esta segunda etapa la recorreremos con quietud y serenidad, olvidándonos del reloj y la premura, deteniéndonos en cada recoveco de esta tierra en forma de paisaje, enoturismo, gastronomía y cultura.
Afrontaremos este recorrido con la intención de pedalear de manera suave, encajando nuestras calas en Sant Jaume para dirigirnos en dirección a Castellví de la Marca, donde contemplaremos su Castellot, a una altitud de 464 m convirtiéndose en una fácil excursión para disfrutar en familia, rodeado de bosques de pinos y viñedos. Podemos visitar la Cava Berdié, situada en un marco incomparable, sobre un mar de viñas, y degustar, cómo no, una copa de cava apreciando el paisaje, percibiendo los olores de las hierbas aromáticas del bosque, la influencia del mar y los rayos del sol que acarician sus racimos de uva. Con los cinco sentidos.
Reanudaremos nuestro dulce pedaleo dirección Vilobí, ubicada de nuevo en la parte septentrional de la plana del Alt Penedès, entre viñas, oliveras y encinas, por una carretera jalonada de cellers, ya dentro del término municipal de Pacs del Penedès. Si es nuestro capricho, podemos seguir descubriendo bodegas como la de la Familia Torres o la de Parés Balta, para paladear algunos de los vinos más emblemáticos de esta tierra.
Si continuásemos rectos por esta carretera local, en pocos kilómetros llegaríamos a Guardiola de Font-rubí, pero nosotros, buscando curvear y huyendo de las líneas rectas, e intentando alargar el trayecto para hacerlo infinito, daremos un rodeo y giraremos a nuestra izquierda dirección Sant Martí Sarroca, población situada ya a 340 m de altitud. Nos recibirá con su imponente castillo en el alto de un cerro, majestuoso y señorial, invitándonos, después de 1 km de fácil ascensión, a perdernos entre sus muros, torres y almenas. Este bello rincón es un lugar reconocido por los ciclistas amantes de las marchas vintage, ya que aquí finaliza la clásica de primavera del Penedès: la célebre Pedals de Clip.
Tras esta recomendada visita, descenderemos de manera relajada pedaleando hasta Torrelles, pueblo situado en la cabecera del río Foix y la riera de Pontons. Desde aquí, atravesando Guardiola de Font-rubí, regresaremos de nuevo al Pla de Penedès, nuestro lugar de partida en la jornada anterior, completando esta seductora propuesta de Penedès 360º.
Si hemos realizado esta excursión por la mañana, después de comer y saborear la gastronomía de este territorio, regada con un buen vino negro, joven o reserva, del Penedès, en el Celler Parató o en el de Jean Leon (situado en Torrelavit), revelaremos los secretos de la elaboración de estos vinos y experimentaremos la sensación de prensar uva con nuestros pies y, muy cerca de aquí, en el Mirador de La Cadira nos sorprenderá una silla gigante donde poder sentarnos y hacer un alto en el camino para deleitarnos con una panorámica espectacular de 360º de todo la comarca.
Hemos llegado hasta este punto pedaleando por la ruta propuesta en bici de carretera, pero el Penedès no se acaba aquí, por supuesto. Este recorrido es solo una muestra de los muchos alicientes que nos ofrece esta productiva tierra. En la web de la oficina de turismo del Penedés https://www.penedes360.cat/ca se puede encontrar una completa información. Lo que si os aconsejamos es planificar bien la ruta y visitas previamente para evitar sorpresas. Igualmente, a lo largo del recorrido hay muchas opciones para hacer tramos por “sterrato” que en la mayoría de los casos están en muy buen estado. Nosotros caímos en la tentación y nos dejamos seducir por unos cuantos, que nos permitieron rodar entre viñedos. Desde la oficina de turismo nos comentaron que uno de los proyectos que se va a poner en marcha es la señalización de las rutas.
Penedés, es una tierra para disfrutar del cicloturismo en su esencia y prácticamente durante todo el año. En cada estación, las viñas se “visten” diferentes, y nos muestran una nueva oportunidad para disfrutar del Penedés en toda su intensidad.
Por Jordi Escrihuela
Fotos: Andoni Epelde