Día: 14 de febrero de 2019

Tener frío en los pies al pedalear es una de las peores sensaciones que podemos tener en nuestras salidas. En esta ocasión nos tocaba probar una zapatilla especial, tanto por diseño como por sus prestaciones. Estamos hablando de las Northwave Flash TH Negro. Al pensar en invierno y fijándonos en otros de los modelos de la marca, lo primero que se nos venía a la cabeza era las zapatillas de caña alta, tipo botín, pero las Flash TH son de caña baja, con lo que la libertad de movimientos del pie se mantiene intacta. La apariencia de la zapatilla era “provocadora” y su peso, menor a los 300 gramos, una gran tarjeta de presentación para una zapatilla de este tipo.

En nuestras pruebas, las Flash estuvieron en su ambiente. Días frescos, muy húmedos y con ligera lluvia en varios momentos. Entre ellas y los calcetines Northwave Core, de lana Merino y mezcla de poliamida, que aseguran un excelente aislamiento y calidez; la humedad y frescor no fueron problema para nuestros pies.

 

 

Empezaremos con las “presentaciones” y a continuación os detallamos las principales características técnicas de las Flash TH.

Y es aquí donde queremos rectificar lo publicado en el ZIKLO 24 ya que al hablar de las características nos fuimos a las de las zapatillas de caña alta.

Pedimos excusas a los lectores y a la marca y aquí rectificamos nuestro error con las características correctas.

NORTHWAVE FLASH TH 

  • La zapatilla de carretera para media temporada que te mantiene un buen confort térmico.
  • Suela NRG Air con Carbono reforzado con un índice de rigidez de 8.0
  • La parte superior ultra-ajustada con la construcción BioMap Aero Overlap reduce la resistencia aerodinámica
  • Thinsulate® 200g para un aislamiento y calidez óptimos
  • Recubrimiento térmico adicional estratégicamente colocado en la punta
  • Refuerzos de punta TPU resistentes a la abrasión
  • Sistema de cierre SLW2: el único con paso a paso y que se afloja facilmente en un solo botón
  • El sistema de agarre en la parte del talón que contiene fibra direccional evita cualquier deslizamiento del pie
  • La plantilla Arctic GTX con una construcción de cuatro capas de aluminio y lana trabaja combinado con la membrana para proporcionar una calidez y un aislamiento sobresalientes
  • Inserciones reflectantes de 360 °
  • Peso: 293 g
  • Talla: 37 a 48

www.vicsportsafers.es

 

 

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El 14 de febrero es una fecha muy señalada y famosa en el calendario. No es ningún festivo, pero lo llaman el día de San Valentín (día de los enamorados). Para mí no ha sido nunca un día marcado, al menos por ese motivo. Si quiero tener un detalle con mi pareja no espero a un día concreto: lo tengo sin necesidad de que haya un día señalado a tal efecto (me parece una soberana tontería, más producto del marketing que de otra cosa). Pero desde hace 15 años (2004), sí que es un día muy marcado para mí pues fue la fecha en que nos dejó un ciclista inolvidable para los que pudimos verlo en directo, un escalador de otro tiempo, un personaje muy singular, un ídolo de masas, un referente. Me estoy refiriendo al gran Marco Pantani.

Resumir en un folio la carrera deportiva de Pantani es imposible. Podríamos ser concisos y reflejar sus logros en ese espacio, pero si Marco ha llegado a ese grado de leyenda, a ese punto donde uno pasa casi a ser inmortal pues su nombre viaja en el tiempo y es continuamente recordado, no ha sido únicamente por sus triunfos, pese a que lograra un Giro de Italia y un Tour de Francia (además en el mismo año, siendo el último ciclista hasta la fecha en lograrlo). Tiene que haber algo más al margen de tus éxitos deportivos y de tus logros para que seas así recordado, para que los puertos míticos por los que pasaste te construyan un monumento (Mortirolo o Fauniera), para que el puerto donde entrenabas esté pintado todos los días del año con tu nombre y algunas de tus frases (Monte Carpegna), para que la afición ciclista de tu país y todo el extranjero te recuerde con admiración, para que Italia te sitúe al lado de sus dos grandes ídolos Coppi y Bartali, para que la bandolera pirata o la perilla sigan a día de hoy siendo un símbolo inequívoco que identifique a un corredor, a una persona, a un ídolo, a una leyenda.

            Aprica. Giro 94

Sí, claro que hay motivos para todo esto y para más, y van mucho más allá de haber ganado el Tour de Francia. ¿Por dónde seguir entonces? Pues por el principio. Como en las grandes novelas o las obras de arte del cine, cuando un protagonista le dice al otro: “¿por dónde empiezo?”, la respuesta siempre es la misma: “por el principio”.

Y este nos lleva al 5 de junio de 1994, a la 15ª etapa del Giro de Italia entre Merano y Aprica. Es curioso, Pantani también había ganado la etapa del día anterior, atacando en los metros finales del Passo Giovo y tras un complicado descenso llegando en solitario a la meta de Merano. Pero no nombro esa etapa como el principio de su historia: el comienzo fue al día siguiente en las rampas “del general” Mortirolo como lo bautizó el comentarista de Telecinco Jaime Ugarte. Esa etapa tuvo de todo y jugó con las emociones de todos. En España pasamos del hundimiento cuando Indurain no pudo seguir a la maglia rosa (Berzin) y a Pantani, a la esperanza cuando alcanzó a Berzin, a la exaltación cuando dejó clavado al líder, al éxtasis cuando enlazó con Pantani e iba derecho a enfundarse la preciada maglia rosa, a la decepción y hundimiento absoluto tras una tremenda pájara en las rampas del puerto final (Válico de Santa Cristina). Todo eso en dos horas donde el ciclismo pasó a ser un deporte de toma y daca como si de un partido de tenis se tratara.

Deux Alpes. Tour 98

Pantani pasó del más absoluto anonimato a la fama mundial en estas dos horas. ¿Cambió esto la mentalidad del corredor? Con 24 años recién cumplidos, con dos etapas en el zurrón, con el maillot blanco de mejor joven de la general y con su 2º puesto en la misma por delante del mismísimo Miguel Indurain (3º) y solo superado por Eugeny Berzin. Con todo ese bagaje a sus espaldas, ¿pensáis que se conformó con eso? Nada más lejos de la realidad: en la etapa que finalizaba en Deux Alpes (qué curiosa coincidencia pues cuatro años después alcanzaría la gloria en esa cima), lanzó un ataque suicida con cuatro puertos y casi 150 km por delante en las duras rampas del Colle dello Agnello. Pantani no se podía frenar cuando la pendiente miraba al cielo, y no le importó irse solo en una aventura suicida: iba en su carácter. Podía haberle salido bien -muy difícil con el terreno que quedaba-, podía haberle salido muy mal -cosa mucho más probable- y perder un mundo en el último puerto. Al final ni una cosa ni la otra: aguantó su puesto en la general final. Pero lo que llama la atención es su inconformismo, su valentía, su poco cálculo a la hora de atacar, su instinto. Por todo ello Pantani a lo largo de su corta carrera alcanzó cotas de popularidad a nivel mundial. Había gente que no seguía para nada el ciclismo, pero sabía quién era Pantani, y eso no se gana solo ganando carreras, por muy importantes que estas sean.

Había algo más en su personalidad: rasgos de un inconformista, rasgos que trazaban el carácter de un ganador. Seguro que desde el PINGANILLO de ZIKLO podremos seguir recordando cosas. Hoy, tras el 15º aniversario de su marcha, nos acordamos de manera muy breve de su eclosión y de su carácter indomable: ni siquiera el gran capo Armstrong en la cima de su poder pudo domesticarlo, y su pájara más severa en sus 7 Tours victoriosos en el Joux Plane, vino propiciada por otro ataque suicida y de raza de Marco Pantani. Es una historia tremenda que no le salió bien a Marco, pero que puso en jaque al rey del Tour y patrón del ciclismo en aquel momento, con llamada telefónica en carrera desde la bici del maillot amarillo a su médico y preparador personal Michelle Ferrari. Algún día os contaré esa historia, por hoy basta con recordar, como todos los años desde hace exactamente 15, el día en que nos dejó el “Pirata”.

Por Rubén Berasategui

Fotos: Archivo Tour y Giro

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