EDITORIAL
GUIÑOS AL PASADO
En el número anterior entrevistábamos a Abraham Olano. En la agradable charla que mantuvimos nos contó de como colabora actualmente con la federación y escuelas de ciclismo y nos llamó la atención cuando nos decía que a menudo los chavales no sabían quién era, y muchas de las fotos que le pedían eran por los padres y no por los hijos. Casi no dábamos crédito, hablamos de uno de los grandes de nuestro ciclismo, y aunque hayan pasado años y la mentalidad haya cambiado, no dejaba de sorprendernos.
Esta sorpresa iba camino de dejar de serlo. Hace pocos días estábamos trabajando en una sesión de fotos. Al acabar, mientras charlábamos la historia se repetía. Estábamos con dos jóvenes ciclistas de alrededor de 20 años, uno corre en un equipo sub23 y el otro acaba de dejarlo. No sé cómo les comenté el detalle de Olano. Uno le conocía ya que era del pueblo de al lado y allí es muy popular, pero el otro, que vivía a escasos 100 km no sabía quién era. Vaya sorpresa…
Decidí tirar del hilo, aunque sin viajar mucho al pasado porque imaginaba el resultado. A Indurain claro que le conocían pero no sabían quién era Chiapucci, Rominger, Ullrich, Bugno o Fignon. Un poco descolocado, tiré una última bala. ¿Y Pantani? Sí, a ese claro que le conocemos. Menos mal que nuestro protagonista de este número les era familiar. El legado de Pantani es único y ojalá lean con detalle su increíble historia.
Saqué mis conclusiones. La primera bueno esa ya la sabía, es que soy un poco mayor. La segunda es que lo que no has vivido, siempre es más difícil que te despierte interés y por tanto de recordar. Por eso, nos gusta de vez en cuando acercaros las batallas y personajes que han hecho grande al ciclismo. Gente que no debe quedar en el olvido de los aficionados, sin necesidad de ser unos frikis de la historia. El presente es consecuencia del pasado, está muy de moda querer romper con todo, ya sean tradiciones, costumbres y hasta nuestra propia historia. No podemos caer en la banalidad de pensar que en el pasado se hicieron muchas cosas mal, es muy injusto valorar lo sucedida desde nuestra perspectiva actual. Del pasado se aprende y mucho.
¿Evolución natural? Pues diremos que sí, las prioridades ahora son otras, tristemente para los que tenemos unos años, pero completamente normal para la gente joven. Soy de la opinión que saber, y sobre todo de cosas que te gusta, debería ser una pèqueña obligación, pero también un placer. Esto, tristemente se ha perdido y será difícil que regrese. Actualmente, el pasado y el futuro se miden a plazos muy cortos.
Esta editorial va a tener partida doble. Y me gustaría también hablaros de otro de los protagonistas de este número. Como veréis entrevistamos a Sergio Martin. Sergio es una de esas personas a las que la vida le jugó una mala pasada y de repente cambió todo. Sus planes y sueños se desvanecieron. Es como si cambiaran las reglas, no dejas de ser dueño de tu vida pero pierdes la libertad, se estrecha el camino y las decisiones pueden llegar a ser casi obligadas.
Ninguno sabemos lo que nos espera, y esto a veces hace que no seamos conscientes del privilegio que es poder hacer y decidir lo que creemos más oportuno. Resulta triste ver como muchas veces enredamos nuestra vida con batallas absurdas.
Tranquilos que no voy a dar, ni quiero, ni puedo, ni soy el indicado, una lección de vida. Como todos, bastante tengo con la mía y con pelear por ser coherente, fiel a mis ideas, a mi gente me basta. Lo que no voy a negar es que la entrevista a Sergi es de las que te remueve cosas por dentro. Hay personas que nos ofrecen verdaderas lecciones de vida y no te queda más remedio que relativizar y darte cuenta de lo egoístas que podemos ser.
Su vida no será la de antes pero vuelve a elegir, a tomar decisiones, a no perder la ilusión y tener planes. Buff, es bonito leerlo, pero seguro que muy difícil vivirlo porque el proceso de aceptar y reaccionar es mucho más complejo de lo que parece.
En el mundo hay muchos “Sergios”, gente anónima, silenciosa que a todos los que han tenido la suerte de conocerles les han dado una lección. Este número quiere ser un humilde reconocimiento a todos ellos.
Por Jon Beunza.
Foto: Andoni Epelde.