img
Revistas

SUMARIO
    • 02. EDITORIAL.
    • 04. NOTICIAS y PRODUCTO.
    • 20. SERRA DA ESTRELA (PORTUGAL).

El Leviatán y la Senhora.

    • 46. MULU KINFE HAILEMICHAEL.

El lado humano del ciclismo.

    • 56. XOXOTE.

Atrévete con el puerto más duro de Gipuzkoa.

    • 70. LA VUELTA.

De notable alto y con nuevo protagonista.

    • 76. ZIORTZA Y SUS AMIGAS: ALICIA GONZÁLEZ.

En la mejor compañía.

    • 86. PAISAJE ES MEMORIA. CÓRDOBA EN VERDE Y BLANCO.

Rastros de un crisol de civilizaciones.

    • 98. CARA B: PASCUAL NIETO.

Por los viejos tiempos.

    • 104. PUERTOS DE PELÍCULA.

Pajares/Cuitu Negro, Grand Sant Bernard-Furkapass-Whitney Portal.

    • 124. VIAJES Y ESCAPADAS.

Pura contradicción.

    • 128. LA MÁQUINA DEL TIEMPO.
EDITORIAL

VIVIENDO LENTO

Hay veces que pienso que lo mejor que me ha dado la bici son cosas no relacionadas directamente con ella. ¿Contradictorio? Quizás, pero el hecho de vivir y disfrutar de la bici de una manera no profesional, sin necesidad de estar permanentemente pendiente de tiempos, vatios, entrenos, peso… hace que puedas empaparte también de otras cosas.

En más de una ocasión hemos comentado que, en nuestra “vida ciclista”, las prioridades siguen irremediablemente una evolución natural. El cicloturismo se puede y debe disfrutar en toda su pluralidad y, así como hay épocas en las que nos gusta “darlo todo”, entrenarnos, ir a las marchas y disputarlas, cuidarnos y sentirnos en cierto modo como pequeños profesionales, hay otras en las que “nuestros pedales” van en otra dirección.

Siempre he estado enganchado al deporte. Me gusta la sensación de esforzarme, de tratar de dar lo mejor de mí, y eso es algo que no va a cambiar. Pero hay muchas ocasiones en las que siento ganas de querer frenar un poco el tiempo y mirar un poco más a los lados. Detener el tiempo sería un gran poder, y ser capaces de hacer que todo ocurra algo más despacio, haría saborear un poco más muchos momentos que son únicos, irrepetibles.

Parece que me ha picado eso que llaman “movimiento slow”, una filosofía que puede ser compatible con mi manera de entender el deporte, pero que busca tomarse todas las cosas con un poco más de calma, sin cargarnos de tensión y presión, sobre todo cuando estamos en nuestro ocio y tiempo libre. Tiene que haber momentos de romper con las prisas y lanzarnos a buscar nuevos propósitos, integrándonos con todo lo que vamos a ver y conocer. Pero vamos a la bici, ya que es imposible negar que una de las mejores maneras de conectar con todo lo que nos rodea es a golpe de pedal. Teniendo oportunidad de marcamos el ritmo de nuestras jornadas, pararnos, seguir, descansar … todo es posible.

Deporte, turismo, ocio, tranquilidad… todo junto, una manera de “movernos” a la que seremos capaces de sacarle mayor partido cuanto más sepamos de lo que nos espera. Esto a menudo nos lleva (si no es a nosotros, a alguno de la grupeta seguro que le toca) a una pequeña labor previa: mapas, guías, páginas web e incluso recomendaciones para hacernos una mejor idea de lo que nos espera en lo deportivo y lo que podremos ver, visitar, comer… El trabajo de campo siempre es más satisfactorio cuando se llega con un buen trabajo de preparación.

Planear nuestros recorridos por carreteras tranquilas y sugerentes es clave para que todo “vaya sobre ruedas”. El recorrido es el nexo donde va a confluir todo. La experiencia ciclista es siempre nuestra principal razón y, por sí sola, debe justificar el viaje o ruta realizada. La improvisación siempre da frescura, depara sorpresas y aporta aventura, pero hoy en día viajar sin saber más o menos lo que nos va a esperar es poco menos que un pequeño acto negligente.

¿Y qué nos puede esperar?

Uno de los grandes valores de viajar es disfrutar de la naturaleza. Las posibilidades de conectar con todo lo que nos rodea, de ver lo que a “ritmo normal” pasaría desapercibido, se multiplican. Muchas veces el entorno es suficiente para justificar cualquier plan.

Muy ligado a la naturaleza, a los valles, a los pueblos llega el patrimonio cultural. Empaparse de cultura, arte, historia… nos dará más de una agradable sorpresa. Por supuesto, que no puede faltar la gastronomía. Es ese apartado al que nos sumamos todos ya que siempre ayuda a cerrar el círculo.

Y, por último, un factor más social: el del grupo, porque disfrutar de todo lentamente ayuda a que disfrutes más de los que te acompañan. Charlas, confidencias, historias, recuerdos… todo, con el añadido de que, además de con tus colegas, puedes enriquecerte conociendo a gente de los lugares que visitas. Un poco de curiosidad nunca está de más y conocer otras maneras de entender la vida, el trabajo, las tradiciones y costumbres es algo que, al menos a mí, siempre me ha atraído.

La conclusión es clara: ya que no se puede siempre, al menos de vez en cuando hay que saber vivir despacio. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán. ¿Por qué no lo pruebas?

 

Por Jon Beunza.
Foto: Andoni Epelde.