EDITORIAL
PEDALADAS EN OTOÑO
No tenía pensado salir hoy. Llegué ayer tarde de viaje, pero estaba desvelado. Es fin de semana, y mejor que estar dando vueltas en la cama era activarse. Hace buen tiempo, y llevo una semana sin haber podido hacer nada de ejercicio. No hay excusas. Sé que la bici me espera en el garaje: seguro que ella también tiene ganas de rodar.
Me gusta pedalear en otoño. Hoy pega un poco de viento sur y la temperatura es agradable. No he quedado con nadie por lo que mis pensamientos serán mi mejor compañero.
Me adelanta un grupo. Veteranos: yo también lo soy, je, je. Rodamos un rato juntos, charlamos, pues a alguno le conozco de vista, hasta que comienza un pequeño puerto. Van con eléctricas, su ritmo es otro y veo cómo poco a poco se me van yendo. Sé que es una opción que también probaré. Me gustan los puertos y si, gracias al apoyo eléctrico, seguiré disfrutando del ciclismo como más me gusta, yo encantado. Me gusta la revolución que han supuesto las bicis eléctricas y sobre todo porque se abre una oportunidad a mucha gente que pensaba que la bici era demasiado exigente para ellos. Eso sí, lo de quitar limitadores para jugar a ir rápido no lo veo.
En pocos segundos me pilla otro grupo. Vienen encendidos, son “carreristas”. Solo comparto con ellos unos metros: es otro nivel. Los oigo hablar de vatios, cadencias… No es mi mundo, pero también me gusta ya que es una realidad de nuestro ciclismo y una etapa que en mayor o menor medida hemos pasado todos. Envidia sana poder llevar esas velocidades.
Cambian las tornas y esta vez soy yo el que coge a dos. Me preguntan que si soy de ZIKLO y que el verano pasado hicieron unas rutas por nuestra revista. Pequeño subidón. Me gusta: es algo que da sentido a nuestro trabajo. Compartir y tratar de sumar es buena parte de nuestra razón de ser.
Sigo hacia adelante y veo cómo de un cruce sale un grupo. Son 6 y hay 4 chicas. A dos de ellas las conocía, pero no sabía que anduviesen en bici. Charlamos. Esta realidad me gusta y mucho. El ciclismo femenino por fin ha despertado con mucha fuerza y llega para quedarse.
Sigo rodando con ellos hasta que veo a parte de mi grupeta; me uno a ellos. Les he encontrado en el momento oportuno ya que quedan unos kilómetros más y a almorzar. Es otoño, y rodar juntos es algo más fácil. La amistad siempre tiene que ser más fuerte que los objetivos; y eso en otoño parece más fácil.
Las “pedaladas de hoy” quieren ser un pequeño ejemplo de la realidad de nuestro cicloturismo que me parece muy importante. Hablo de la pluralidad a la hora de entender el cicloturismo. Un hobby o una afición deja de serlo en el momento que no lo realicemos de la manera que nos gusta. En el gran saco ciclista cabemos todos y lo que nos une siempre va a ser más fuerte que lo que nos diferencia.
Ahora a por el 2022. Nuestros mejores deseos para todos. Salud, mucha salud y kilómetros, muchos si se puede, porque la vida, sin poder dedicar tiempo a lo que nos gusta no es lo mismo.
Por Jon Beunza.
Foto: Andoni Epelde.