EDITORIAL
SEGUIMOS DE MONOTEMA
Frustrado, harto, saturado, decepcionado… sensaciones que nos merodean a todos y es que llega un momento en el que hablar de la situación que vivimos resulta tan inevitable como aburrido. El “agotamiento” y “sobredosis temática” hacen que miremos hacia donde miremos, cada vez nos resulte más fácil ver las cosas malas que las buenas.
Sin embargo, acabaremos aprendiendo del sinsentido con el que se ha manejado todo en muchas ocasiones. Se puede pelear por objetivos de diferentes maneras, pero siempre el bien general y sentimiento de equipo, de ir en bloque, deben prevalecer. Qué sencillo pero que difícil de llevar cuando se entremezclan intereses económicos, partidistas… Ciertamente patético, y al final han conseguido que no creamos en nadie y que las cosas realmente importantes en esta vida nos quepan en una pequeña mochila.
Y en eso estamos. Valoro como nunca rodar por lugares tranquilos con unos pocos amigos, esforzarme por el mero hecho de hacerlo y sentirme parte de lo que me rodea. Eso es todo lo que le pido a la bici. Me lo da, y ella y yo contentos. La respuesta a la mayoría de nuestras preguntas toca buscarlas en nosotros mismos.
Pero estar “quemado” no es estar de “brazos caídos” y este nuevo número tratamos de confirmarlo. Trabajar algunos temas es algo más complicado, pero detrás de esa máscara de icono tristón que acabamos llevando todos por la situación, siguen intactos la ilusión, los sueños y las ganas de pelear cada día. Eso es lo que importa, y estamos convencidos de que a la inmensa mayoría de los que abrís estas páginas pensar en bici os ayuda. En eso nos centraremos, porque la vida es como el gran cedazo de un buscador de oro, y hay que tratar que en él se queden las cosas que realmente nos importan y todo lo demás desaparezca lo antes posible.
Por Jon Beunza.
Foto: Andoni Epelde.