EDITORIAL
ESPÍRITU ZIKLO
Lo más habitual suele ser que el editorial sea una de las últimas cosas que hacemos antes de la salida de un número. Algunas veces casi al límite, pero siempre esperando un motivo y que la inspiración aparezca.
Mejor o peor, me gusta escribir. Cada uno busca y necesita sacar las cosas que siente dentro. A veces buenas, otras no tanto, pero tener una válvula que permita exteriorizar sentimientos es una gran ayuda. Conservo muchas cosas escritas que nunca verán la luz y hay muchas más que acabaron en la papelera, pero todas, cumplieron una misión y en un momento dado sirvieron para darme equilibrio.
Curiosamente, no suelo ser muy habitual escribiendo artículos para la revista, e incluso, aquellos rincones donde me gustaba opinar (Facebook, twitter, blog…) los tengo un poco desatendidos. Dichoso tiempo, que difícil es llegar a todo a lo que uno le gustaría, pero antes de dedicarme a “rellenar huecos” por estar, prefiero estar en mi nube.
Seguiré contando cosas, dando opiniones que reflejen mi manera de entender la bici y la vida. Eso sí, cuando la cabeza y el tiempo lo dicten, y no por obligación o figurar. Todo lo que como persona nos aporta algo tiene un sentido. Los límites, inquietudes y opiniones de cada uno, son libres, y mientras los controlemos, lo mejor es darles rienda suelta.
Je, je. No puedo evitar que resulte evidente que esta editorial no nace con una idea clara. Seré sincero: ayer llegué de Pirineos y mañana salimos de viaje a Alpes por lo que tocaba sentarse sí o sí, para dejarla preparada. Hacer ZIKLO nos lleva mucho tiempo, trabajo, y la gran recompensa, probablemente la única, sois todos aquellos que acabáis leyendo nuestro trabajo. Somos un equipo variopinto, diferentes, pero todo tenemos en común nuestra pasión ciclista y las ganas de compartir, de manera más o menos acertada, las cosas que tenemos la suerte de conocer.
En más de una ocasión hemos comentado que, en los tiempos que corren, vivir de una revista siendo un grupo editorial pequeño es imposible. Lo sabemos, lo aceptamos, pero seguimos creyendo en ZIKLO y trabajando para que sea ese punto de encuentro con muchos de vosotros. Si luego, además, tenemos oportunidad de conocernos en persona, charlar, o pedalear juntos, mucho mejor. Porque los amigos de verdad siempre serán aquellos a los que puedes mirar, tocar, pellizcar o abrazar en alguna ocasión.
Entre viajes, sesiones de fotos, trabajos para marcas, stages, vamos cerrando nuestro círculo de actividades. De un lado para otro, y con fechas en las que no llegamos a nada, pero en el fondo, afortunados de hacer algo que nos gusta. La vida es como la bici: el día a día, el trabajo de “hormiga”, no bajar los brazos y aprovechar cada momento es lo que más vale y lo que te ayuda a superar esas barreras que siempre van a aparecer.
Somos bici, pero al escribir nos vamos por las ramas, y eso es una de las ventajas de ser pequeños y no estar obligados a “cumplir expedientes” y ser previsibles. Nos encanta el Giro, el Tour, el ciclismo profesional, pero rara vez nos veréis darles protagonismo. Hoy probablemente bato récords y mi rama está más alejada que nunca del tronco. Son solo ideas, sentimientos, pero estoy seguro de que, en su raíz, muchos compartimos bastantes cosas. Nos gusta pedalear con fuerza, estar en forma, pero también abrir nuestras puertas y que la bici sea parte de nuestra forma de ser.
Os dejamos con el ZIKLO 26. Toca hacer maletas, cargar furgonetas y prepararse para hacer kilómetros al volante. Mañana espero amanecer en los Alpes. Seguiré sin tiempo, deseando disfrutar de todo con más pausas, y queriendo estar más tiempo en casa, pero de alguna manera me sentiré afortunado. Espíritu ZIKLO.
Por Jon Beunza.
Labérouat. Foto: Andoni Epelde.
