EDITORIAL
¡Gracias amigos!
2018 ya es casi historia y todos nuestros planes, proyectos u objetivos nos llevan directamente al 2019. Suele ser típico en estas fechas hacer valoraciones, qué hemos hecho bien, qué mal, para casi siempre acabar reseteándonos buscando un empezar de nuevo que nos ayude a recuperar fuerzas e ilusiones.
Marcar puntos de inflexión tiene sus cosas buenas, aunque en el fondo sea una pequeña manera de autoengañarnos, porque la vida es un examen continuo y los aciertos, errores, decisiones, no se pueden cambiar de un día para otro.
Esto me lleva a pensar en ZIKLO y creo que es una buena oportunidad para abriros un poco nuestras puertas. En los tiempos que corren, publicar una revista no es tarea fácil y mucho menos siendo una editorial pequeña e independiente. Lo tenemos asumido, pero también creemos que el futuro, aunque lleno de riesgos, tiene oportunidades si somos capaces de conectar con los gustos de los lectores. Tranquilos, no vamos a negar que el poder de la prensa escrita ha perdido protagonismo y la mejor salida no ha sido otra que evolucionar. Tocaba dar pasos y lo hemos hecho. No buscamos la inmediatez, ni la última noticia: el valor está en informar bien, generar contenidos, experiencias, historias de esas que apetece leer a gusto sentados en nuestro sillón y que quizás acaben animándonos para realizar alguna aventura.
En un mundo en el que todo sucede demasiado rápido, en el que nos hemos cargado la paciencia, y nos hemos metido una presión terrible con el iluso afán de “socializar en las redes”, cada vez somos más los que necesitamos momentos de desconexión para vivirlos a otro ritmo. Se abre una puerta, y aquí recuperan protagonismo las oportunidades para leer y disfrutar de unas buenas fotos. A nivel editorial, nuestra apuesta es clara: trabajar para conseguir contenidos de calidad.
En pocas ocasiones hemos hablado de nosotros, pero llevaba tiempo con ganas de agradecer públicamente a todos los que hacen posible que ZIKLO sea una realidad. No voy a citar nombres, pero no tenéis más que leer el staff de la revista, o a quienes firman los reportajes, para saber de quiénes hablo. Ellos son el motor de ZIKLO: su ilusión es determinante y sus aportaciones y forma de entender la bici ha creado una “filosofía” y un periodismo atípico en el que lo más importante son las personas y sus historias. No negaremos que ha habido momentos de duda, de pensar en centrarnos más en otros trabajos que hacemos (viajes, fotos, eventos…) pero “la fuerza del equipo” no tiene freno y os puedo asegurar que cada uno “se deja la piel” en lo que hace. Son rigurosos, metódicos, buscan datos, pero sobre todo tienen un inmenso trabajo de campo sobre sus espaldas, una experiencia brutal, y eso es una gran virtud a la hora de contar cosas. Pasiones e ilusiones así son difíciles de frenar.
No me voy a extender más y creo que a alguno le habrá sorprendido este “sacar pecho”. Muchas veces nos guardamos las cosas dentro, o las damos por sabidas, pero de vez en cuando hay que decirlas y este ha sido mi momento. GRACIAS.
Pero, como decía, el examen es continuo y esto debe ser un suma y sigue. Es importante trabajar, pero hay que llegar y gustar. Si lo conseguimos, hay tarea, porque el lector tiene siempre la última palabra. GRACIAS, AMIGOS.
Por Jon Beunza.
Foto: Andoni Epelde.