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Historias y rutas

Siempre te imaginas todos tus destinos y objetivos con sol, calorcete, de corto… pero no siempre cae la moneda de cara.

Esto me lleva a pensar en algunos de los momentos duros sobre la bicicleta. No retrocedo mucho, me voy al verano del 2017.

Marcarte un objetivo, prepararte, soñar con él, nos «pone» un poco a todos. Ves que se acerca la fecha, tienes todo preparado, pero empiezas a pensar en esos pequeños factores que no dependen de tí. Sí, como os habréis imaginado hablo de la climatología, algo que puede hacer sentirnos los hombres más afortunados del mundo o los más frustrados.

Pero, esa frustración jamás puede cargarse la sensatez, y por muy grande que sea, nunca nos puede llevar a asumir riesgos innecesarios. .

A todos nos gusta contar historias “con final feliz”, pero sabemos que no siempre es así. De las “derrotas” también se aprende, se coge experiencia y vivir en carne propia ciertas sensaciones, aporta sensatez y madurez.

Bueno que me enrollo, vuelvo a mi momento «negro». Ocurrió en el stage de Alpes del verano del 2017, etapa 2. Estábamos en Cluses, las previsiones no fallaron y el día amanecía en Cluses totalmente lluvioso y tormentoso. Además, la etapa prevista tenía tela, ya que había que llegar hasta Aimé, pasando por La Colombière, Aravis, Saisies, Col de Pré y Cormet de Roseland… ¡casi nada!

Viendo que no hacía mucho frío, que la lluvia era a chaparrones y que estábamos en el segundo día y las ganas y fuerzas estaban casi intactas, tiramos para adelante. Salimos de Cluses y empezamos a ascender La Colombière. El tema va bien, no llueve, pero a mitad de puerto la cosa empieza a cambiar. Caen los primeros chaparrones, aparecen fuertes rachas de viento y el tema se complica. Seguimos subiendo, el bosque desaparece y quedamos más expuestos a viento y lluvia. Objetivo coronar ya que en la cima donde nos esperan los vehículos para coger ropa y descender hasta Le Grand Bornand donde nos reagruparemos.

Llegamos a la cima. No para de llover, el descenso está peligroso y el espíritu positivo empieza a perder enteros con fuerza. Caras largas, de frío, de resignación… En Grand Bornand tocaba gabinete de crisis. Decidimos finalizar la etapa y trasladar a la gente a Aime. Quedaban muchos días por delante, las previsiones eran de clara mejoría y arriesgar era peligroso.

Todos lo aceptan, era lo más sensato. El tiempo nos había ganado esta partida.

Qué tu frustración nunca te lleve a correr riesgos. Hay veces que toca armarse de paciencia, porque al final, siempre vuelve a salir el sol.

Por Jon Beunza.
Fotos: Andoni Epelde.